Por Carlos Villacorta Valles
A MI MADRE
Mi madre era caridad,
amor y solidaridad.
Mujer: arcilla guerrera.
Mujer: dulce rumi.
Mujer: dulce rumi.
Pura selva. ¡Mamilluini!
Hubiéramos sido doce,
se les murió la primera
tose, tose y tose.
Era muy pobre como muchos.
A veces no tenía que servirnos,
entonces mascullaba la miseria
y repartía sus virtudes.
Mujer: trigo postergado.
Mujer: valiente muro de amor.
Era muy bonita, bonitilla
como ella sola, Doña Aguedita.
Con sus dedos la vida araba
y con sus lágrimas la regaba,
sacaba el pan como una náufraga
y sin fragua la multiplicaba.
Y más hermosa como madre.
Y más grande como “padre”.
Nunca fue ausencia.
Me enseñó la escucha y la firmeza,
duro con la lucha, tesón y entereza,
que el hambre y la pobreza,
son invento de unos pocos,
y combatido será con buenos cocos.
Sólo mashaquear y mashaquear.
El maldito cáncer, a traición
la atacó sin contemplación
y, con la muerte al instante
forcejeó desafiante.
Un mes, el oncólogo ignorante,
triste había dicho.
No seré tu capricho,
un primero de noviembre moriré.
Y así cumplió lo dicho,
fue como ella quiso.
Chagnó la muerte.
De enero terminal que se pronunció
1º de noviembre falleció.
Para no vivir de aflicciones,
de su vida saco lecciones.
Su recuerdo es aliento, acero puro.
Mujer: valiente muro de amor.
Muy seguro con su partida
sólo nos adelantó la ida,
ley natural de la vida.
¡GLORIA ETERNA DOÑA AGUEDITA!
Regionalismo selvático:
Rumi.- Piedra.
¡Mamilluini!.- Interjección de pesar y dolor.
Bonitilla.- Hermosa, guapa.
Cocos.- En la selva hace referencia al estudio y la reflexión.
Mashaquear.- Insistir.
Chagnó.- De chagnar, amarrar.
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