LA SOCIEDAD SUPERIOR
Ya se hunde el mar ya se hunde.
Los peces chicos cardumenizados
se comen a los grandes.
Los tiburones pierden
sus dientes de acero.
Los ríos se devoran a los mares.
Y la sal.
La sal es dulce de alborada.
Las orillas de los ríos
se juntan armoniosas
y un mar rojo de amor
golpea todos los corazones.
El mundo arde
como una hoguera constructora
y se levantan llenos de energía
las mandíbulas que poco entrenaron.
Caen de frío
los codiciosos monetarios
que devoraron el salario.
Los deseos más limpios
enjuagan esperanzas
y contra la resistencia
de la ambición
resumirán la historia de justicias.
El mundo volverá a nacer.
El mundo vivirá
La Sociedad Superior.
jueves, 14 de mayo de 2009
domingo, 10 de mayo de 2009
POESÍA A MI MADRE
A MI MADRE
Mi madre era caridad,
amor y solidaridad.
Hubiéramos sido doce,
se le murió la primera
toce, toce y toce.
Era muy pobre como muchos.
A veces no tenía que servirnos,
entonces mascullaba la miseria
y repartía sus virtudes.
Era muy bonita
como ella sola, Doña Aguedita.
Con sus dedos la vida araba
y con sus lágrimas la regaba,
sacaba el pan como una náufraga
y sin fragua la multiplicaba.
Y más hermosa como madre
Y más grande como “padre”
Y nunca nos abandonó.
El maldito cáncer a traición
la atacó sin contemplación
Y, con la muerte al instante
forcejeó desafiante.
No seré tu capricho,
un primero de noviembre moriré
Y así cumplió lo dicho,
fue como ella quiso.
De enero terminal que se pronunció
1º de noviembre falleció.
Para no vivir de aflicciones,
De su vida saco lecciones,
Su recuerdo es aliento, acero puro.
muy seguro con su partida
Sólo nos adelantó la ida
Así es pues la vida
¡GLORIA ETERNA DOÑA AGUEDITA!
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