miércoles, 26 de octubre de 2016

RELIGIÓN Y SALUD MENTAL

 Religión y Salud mental
                                                                                                                       Por Carlos Villacorta Valles
                                                                                                                        odesi12@yahoo.es


Este “octubre morado”, es mes de reflexión. Al mundo, desde el esclavismo, lo vivimos con más guerras bélicas para repartirse pueblos y países como mercados, guerras sutiles de todo tipo que la sociedad como gran mercado nos impone y más fiestas religiosas para consolar y distraer a las víctimas, porque, la religiosidad no es más que un estado mental de aparente bienestar individual que lo recibimos con los ojos cerrados, implorando y de rodillas; alejándonos de la lucha real para resolver los reales problemas sociales que nos hacen daño, afirmándonos una conducta servil, porque para la religión, toda actitud servil es una virtud.

¿A quién le conviene que el ser humano tenga una conducta servil y no cuestione? Claro que a los que controlan las riquezas y el poder económico y político; aquí están incluidos los jerarcas religiosos, principalmente católicos. Sus ideólogos han tenido el cuidado de utilizar la imagen y simbología del miedo para mantener la religiosidad del pueblo. A todo le han puesto un significado que capte la mente y el temor se mantenga impregnado. Controlan nuestra mente y nos manejan a través del miedo y el color. El morado por ejemplo significa “tiempo de adviento” y adviento proviene del latín: adventus Redemptoris, 'venida del Redentor'. Es decir con el morado se prepara para la “segunda venida de Cristo”. Muy sutiles eh.

Los jerarcas católicos, han controlado el mundo económico, político, educativo y cultural, por más de dos mil años, a sangre y fuego. Todo el período feudal o medioevo. Están por ejemplo las famosas “ordalías” o “juicios de dios” que son pruebas brutales e irracionales que se sometían a los acusados para probar su inocencia o culpabilidad. La prueba más practicada, la del hierro candente: el acusado debía coger con las manos un hierro al rojo, si no le quemaba era hijo de dios; el otro, la olla con agua o aceite hirviendo, tenías que meter la mano y coger un objeto en el fondo de la olla, si salías ileso eras inocente, de lo contrario condenado por “hereje” quemado vivo. Al Perú llegó como la “Santa Inquisición” impuesta por los invasores españoles. Frente al edificio del Congreso hay un museo donde se muestran sus atrocidades. De la tortura religiosa física, sólo queda la tortura mental como supuesto sosiego individual.

Entonces, ¿la religión es una tortura mental como supuesto sosiego individual? Sí, no sólo por la idea torturante que “Dios te castigará”, sino porque nos enseña a no ver lo que estamos viendo, nuestra mente sólo ve simbólicamente nuestra salvación en el más allá, nos creemos salvos con la religión, pero salvos de qué, ¿”del pecado original”? Esta simbología no es más que, meternos miedo, si no somos serviles, si nos atrevemos a conocer más de lo establecido, por eso se inventa el “demonio capaz de convertirse en cualquier cosa” como símbolo del temor que está en permanente acecho, se nos siembra en la mente a dios y al diablo en permanente lucha que no nos deja ver otra cosa más que no sea eso, a más ignorancia más temor. Vivimos prisioneros de imágenes y prejuicios religiosos que nos alejan del “árbol de la sabiduría”, porque, “saber más es ser más libres”, decía el genial poeta César Vallejo.

¿La religión es un problema de salud mental? Sí, pese a los avances científicos y la Biblia te dice “polvo eres y en polvo te vas a convertir, nuestra mente se resiste a creer que un día dejaremos de existir, nos aferramos a la “vida eterna”: “paraíso” o “infierno”, imágenes fuertes y duraderas que han creado los jerarcas religiosos y lo han impregnado bien en nuestro cerebro para manipularnos fácilmente ¿Cuál es la razón para que vivamos con esta actitud mental? Simplemente, en representación de un ser divino, primero el esclavismo, luego el feudalismo y ahora el capitalismo, han hecho y hacen de la vida un infierno de la mayoría de seres humanos, asolada por la pobreza, el hambre, la miseria, la delincuencia y las enfermedades, nos prometen “Bienaventurados los pobres, porque de ellos será el reino de los cielos”; mientras ellos los ricos, viven en la opulencia, el lujo y el confort. Entonces, eso de luchar por el “reino de los cielos para los pobres” se convierte en la única forma de lucha significativa para los sometidos a esta trampa mental.

¿Qué es lo que se pretende con la imagen y la ilusión de la “vida eterna” y “el reino de los cielos”? Que llenemos los templos rituales e iglesias y nos arrastremos de rodillas y vayamos sumisos, en procesión, tras las imágenes y santos religiosas que cada vez se crean más, alejándonos del pensamiento que la solución de nuestros problemas  está en el cambio del sistema económico social que nos mantiene en ese estado de postración y opresión.

Los opresores tienen un miedo terrible que nos apartemos de esas ilusiones y podamos ver el mundo como es en realidad y como somos realmente nosotros, entonces nuestros ojos se volverán hacia ellos y, como somos millones y ellos poquísimos, los derrotaremos en todo lo que emprendamos. Por eso, crean infinidad de santos y promueven infinidad de sectas religiosas construyendo sus templos carísimos en cada manzana de la ciudad ¿Con qué plata?

Ahora bien, no estoy diciendo que los religiosos fanáticos estén locos, si así fuera, las religiones y sus instituciones ya se hubieran aniquilado entre ellos, sino es parte del sistema de dominación y opresión del que somos víctimas la mayoría de seres humanos por una clase que controla el poder económico y, los jerarcas religiosos siempre se han puesto de lado de esa clase dominante como principal instrumento de soporte y control de las clases pobres y dominadas. Mirar la historia.

Sin embargo, seguir creyendo en santos y milagros, demonios, diablos, espíritus, almas, fantasmas, apariciones, horóscopos, cartomancias y tanta falacia religiosa te causa trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y paranoia, nos hacen vivir en constante temor y sentimientos de culpa, de sentirnos “impuros”, “pecadores” para luego imponernos sus “normas” y hacer lo que quieren con nuestra mente. Los sentimientos de culpa, de todas maneras generan trastornos obsesivos, depresivos y neurosis. Los psiquiatras no se atreven a enfrentarse con la jerarquía eclesiástica, ellos saben perfectamente lo que estoy diciendo, pero prefieren escamotearlo, tal como dijera  la psicóloga clínica y profesora de la Universidad de California de Los Ángeles  Stephanie Mihalas “Parece positivo, pero podría ser negativo”. Algún día, los psiquiatras perderán el miedo  y con los avances en neurociencia y psiquiatría, explicarán las imágenes y alucinaciones religiosas y le darán su verdadero nombre.

Siglo XVIII, la burguesía arrebata todo el poder a la iglesia, pero les dan todo el apoyo para sus actividades de sometimiento y adormecimiento de los pueblos, que ahora lo conocemos como CONCORDATO. Concordato viene del latín concordatum, “lo acordado en armonía”.

El último concordato firmado Perú-Vaticano fue por Francisco Morales Bermúdez, el 25 de julio de 1980*. Las inmensas gollerías que tienen los jerarcas de la iglesia: Art. VIII, les libra de todo tipo de impuestos. El Art. IX, les autoriza formar Asociaciones, sin pagar un solo tributo. El Art. XI, les faculta poner personal religioso en las Fuerzas armadas pagados por el Estado. El Art. XII, cuando cesan, les siguen pagando igual. El Art. XIX, les faculta establecer centros educativos sin costo alguno, contratar profesores pagados por el Estado.

Los jerarcas religiosos y el poder económico siempre juntos, esquilmando a los pobres, sin importarles que estos se sigan muriendo de hambre y miseria, mientras ellos, regordetes y rosaditos, con golpes de pecho, es suficiente. Queda claro, que no cuestiono la religiosidad del pueblo, sino el mal uso que lo dan sus jerarcas religiosos y los que controlan el poder económico.


 


*http://www.vatican.va/roman_curia/secretariat_state/archivio/documents/rc_seg-st_19800726_santa-sede-peru_sp.html

sábado, 8 de octubre de 2016

EL PODER DE LA LECTURA

EL PODER DE LA LECTURA
“Escuchar con los ojos”
                                                                                                                   Por Carlos Villacorta Valles
                                                                                                                                                   odesi12@yahoo.es

Moyobamba desarrolló: “La segunda versión de la Feria del Libro de Moyobamba” del 22 al 25 de setiembre 2016, organizado por la municipalidad provincial, seguramente porque a finales de noviembre 2015 se desarrolló la primera Feria del Libro “Francisco Izquierdo Ríos”, aprovechando la “IV Feria descentralizada del libro del Congreso de la República”.

Lo patético de estas ferias moyobambinas, nadie sabe qué libro se vendió más. La primera feria se denominó “Francisco Izquierdo Ríos” e, increíblemente en ninguna tienda hubo siquiera un libro en venta de este genial escritor amazónico. “Qué bestia mi caballo, que brutos somos todos ustedes”, decía alguien, qué conciencia; por esta razón, la naturaleza, este 22 de setiembre, les mandó una torrencial lluvia afectando su inicio, para refrescarles la conciencia, pero ni así, el único “balance” que hacen es: “esperando que se supere las expectativas, en la venta de libros, que en la anterior feria bordeó los 50 mil soles”, dijo Mariela Vela Tipa, pero, que tipaza, ella es la gerente de Desarrollo Social de la municipalidad. Si hubiera sabido que la FIL-Lima 2016 vendió catorce millones de soles, no hubiera dicho nada.  

Esperamos que esta vez sí hagan un balance ¿Qué libros leen más en Moyobamba? Por ejemplo, la FIL de Lima de julio de este año, juvenilmente vendió más “Festival de la blasfemia” del venezolano Ángel David Revilla, conocido como “Dross” por su YouTube-terror. Su novela terrorífica trata de Melchor, que mata gente y manipula sus cadáveres, buscando conseguir una supuesta vida “decente” cuando viva en el infierno. Y, su otro libro “Luna de Plutón”, donde habla de emperadores, ogros y elfos y, la intriga es la principal acción y sucesos desafortunados en literatura de ficción.

Infantilmente, vendieron más, el libro “Chimoc” de las hermanas peruanas: Andrea, Claudia y Cristóbal Paz. Trata de un perro que no quiere quitarse el traje, un día, una pulga se mete en su cuerpo, le molesta tanto que tiene que quitárselo, para la burla de otros animales que están cerca, le dicen “el perro calato”. Este huye avergonzado y se calienta en los pies de una señora tamalera que le hace sentirse orgulloso de ser un perro calato.

La FIL 2015 vendió más  "La distancia que nos separa", del peruano Renato Cisneros: entre ficción y realidad cuenta la vida de su padre. El 2014, el libro más vendido fue “50 sombras de Grey” de la británica E.L. James, novela erótica con prácticas sexuales llenas de dominación y sumisión, sadismo y masoquismo. El informe estadístico del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc) nos muestra que los peruanos somos líderes en lectura de periódicos “chicha”.  La pregunta obligada, ¿por qué nos gusta leer cosas banales y morbosidades o libros eróticos o libros que nos hacen sufrir?

La respuesta cae por su propio peso: somos víctimas de un execrable control mental y distorsión de nuestra personalidad por los medios de comunicación masiva, a los que se suman los escritores y artistas con esa misma tendencia –y son los más publicitados- por eso venden. Los medios masivos de comunicación y estos escritores y artistas son una cruel creación de esas minorías que controlan qué debemos leer. Eso es así, en la medida también como hay minorías que controlan el poder económico y, hablando las cosas por su nombre diremos, son esas minorías capitalistas que urden las estrategias también de control mental de la población, porque, el sistema que estamos viviendo –capitalismo- el ser humano es una mercancía, es un objeto manejable y comprable, que, cuando niños se orienta qué debemos leer, qué debemos querer y a quien debemos apoyar, para seguir manteniendo las estructuras económicas y sociales tal y como están organizadas donde una minoría privilegiada es la que decide nuestra vida, por ello también cuando el ser humano envejece y ya no sirve como trabajador se lo desecha sin ninguna consideración. El dictador Fujimori que fue el que aplicó esta ideología en el Perú desde la década del 90 con mayor fiereza y crueldad dijo para los ancianos “estos que es lo que reclaman si ya van a morir”. En consecuencia, los que controlan el poder económico a través de su ideología –liberalismo en su origen, neoliberalismo actual- desnaturalizan al ser humano en su búsqueda de sólo riqueza y, riqueza implica desigualdad... Esa es la cosmovisión del capitalismo.

La cosmovisión del capitalismo, que lo transmiten por los medios de comunicación, por la educación en las instituciones educativas, universidades y por cuanto medio puedan hacerlo, prácticamente destruye la cooperación natural, individualiza patéticamente el éxito cuyo principal componente va a ser el dinero, quién tiene más dinero es más exitoso por más bestia que sea como ser humano, produciendo antivalores como el egoísmo, el individualismo, la envidia, enfrentando ser humano contra ser humano –competencia brutal- y además produciendo una sensación de soledad y de falta de amor. Así, en esas condiciones de despersonalización en forma muy sutil y persistente y en distintas formas nos hacen odiar palabras, términos, conceptos, ideas, personas, libros, arte y, nos hacen leer y ver lo que ellos los capitalistas quieren para seguir manteniendo su poder. Otras veces lo hacen abiertamente, por ejemplo, capitalismo no podemos hablar sin que nos tachen de algo malo; el socialista, el comunista son calumniados para despreciarlos, todo lo que esté en contra del capitalismo es despreciable y fracasado –ahora terroristas- en cambio el capitalista es “trabajador” “emprendedor”, “progresista”, amante de la música supuestamente moderna “rock”.

Los capitalistas saben mejor que nosotros que la lectura es un poderoso instrumento de dominación y también puede ser un poderoso instrumento de liberación, por ello orientan nuestras lecturas hacia lo neutro, que no hable nada de nuestras penurias, hambres y pobrezas, por el contrario nos orientan hacia la banalización, lo  morboso, el chisme como desfogue, distracción y salida de nuestros problemas y los problemas de la sociedad. Quien ose hablar de los problemas humanos y sociales y contra el capitalismo, ahora es un terrorista, antes era un antisocial. Sin descanso y, por todos los medios posibles, buscan mantener sus privilegios y a la gran masa de gente sin conciencia, totalmente entumecidos mentalmente e incapaces de expresar sus capacidades humanas, una masa de trabajadores amorfos, incapaces también de indignarse y reclamar e integrarse a sus luchas reivindicativas.

El capitalismo necesita de seres humanos dóciles, obedientes y resignados, gente que no lea o si no obligados a leer y escribir al gusto de ellos, conocimientos superfluos, inútiles, muertos, alejados completamente de la vida práctica, si haces lo contrario te desechan, te ponen a un lado y en el peor de los casos te calumnian.


Necesitamos entonces cambiar este estado de cosas, hacer que el acto de leer sea un proceso auténticamente dialéctico que relacione el texto con la realidad, con la vida práctica, “escuchar también con los ojos”. Que leer signifique conocer el mundo para transformarlo. Hoy más que nunca necesitamos leer libros que nos ayuden también a leer la realidad y nos impulsen a contribuir en la forja de una sociedad justa y bella, como seres humanos tenemos ese derecho y unirnos con todos los que empiezan a leer y pensar de esa misma manera, debemos sacar el capitalismo de nuestra cabeza que es sinónimo de morbo, erotismo, individualismo, egoísmo y desigualdad; necesitamos acumular bondad, solidaridad, amor y frente a la desigualdad debemos sembrar a cada quien según su capacidad y según su necesidad: sentir, vivir, reflexionar, practicar y transformar es el signo de nuestro tiempo. Que leer ahora, sea un poderoso instrumento de liberación.