Religión y
Salud mental
Por Carlos Villacorta Valles
Este “octubre
morado”, es mes de reflexión. Al mundo, desde el esclavismo, lo vivimos con
más guerras bélicas para repartirse pueblos y países como mercados, guerras
sutiles de todo tipo que la sociedad como gran mercado nos impone y más fiestas
religiosas para consolar y distraer a las víctimas, porque, la religiosidad no
es más que un estado mental de aparente bienestar individual que lo recibimos
con los ojos cerrados, implorando y de rodillas; alejándonos de la lucha real
para resolver los reales problemas sociales que nos hacen daño, afirmándonos
una conducta servil, porque para la religión, toda actitud servil es una virtud.
¿A quién le conviene que el ser humano tenga una
conducta servil y no cuestione? Claro que a los que controlan las riquezas y el
poder económico y político; aquí están incluidos los jerarcas religiosos, principalmente
católicos. Sus ideólogos han tenido el cuidado de utilizar la imagen y
simbología del miedo para mantener la religiosidad del pueblo. A todo le han
puesto un significado que capte la mente y el temor se mantenga impregnado. Controlan
nuestra mente y nos manejan a través del miedo y el color. El morado por
ejemplo significa “tiempo de adviento” y
adviento proviene del latín: adventus Redemptoris, 'venida del Redentor'. Es decir con el morado se prepara para la “segunda venida de Cristo”. Muy sutiles
eh.
Los jerarcas católicos, han controlado el mundo
económico, político, educativo y cultural, por más de dos mil años, a sangre y
fuego. Todo el período feudal o medioevo. Están por ejemplo las famosas “ordalías” o “juicios de dios” que son pruebas brutales e irracionales que se sometían
a los acusados para probar su inocencia o culpabilidad. La prueba más
practicada, la del hierro candente: el acusado debía coger con las manos un
hierro al rojo, si no le quemaba era hijo de dios; el otro, la olla con agua o
aceite hirviendo, tenías que meter la mano y coger un objeto en el fondo de la
olla, si salías ileso eras inocente, de lo contrario condenado por “hereje” quemado vivo. Al Perú llegó
como la “Santa Inquisición” impuesta
por los invasores españoles. Frente al edificio del Congreso hay un museo donde
se muestran sus atrocidades. De la tortura religiosa física, sólo queda la
tortura mental como supuesto sosiego individual.
Entonces, ¿la religión es una tortura mental como
supuesto sosiego individual? Sí, no sólo por la idea torturante que “Dios te castigará”, sino porque nos
enseña a no ver lo que estamos viendo, nuestra mente sólo ve simbólicamente
nuestra salvación en el más allá, nos creemos salvos con la religión, pero
salvos de qué, ¿”del pecado original”?
Esta simbología no es más que, meternos miedo, si no somos serviles, si nos
atrevemos a conocer más de lo establecido, por eso se inventa el “demonio capaz de convertirse en cualquier
cosa” como símbolo del temor que está en permanente acecho, se nos siembra
en la mente a dios y al diablo en permanente lucha que no nos deja ver otra
cosa más que no sea eso, a más ignorancia más temor. Vivimos prisioneros de
imágenes y prejuicios religiosos que nos alejan del “árbol de la sabiduría”, porque, “saber más es ser más libres”, decía el genial poeta César Vallejo.
¿La religión es un problema de salud mental? Sí,
pese a los avances científicos y la Biblia te dice “polvo eres y en polvo te vas a convertir, nuestra mente se
resiste a creer que un día dejaremos de existir, nos aferramos a la “vida eterna”: “paraíso” o “infierno”, imágenes fuertes y duraderas
que han creado los jerarcas religiosos y lo han impregnado bien en nuestro
cerebro para manipularnos fácilmente ¿Cuál es la razón para que vivamos con
esta actitud mental? Simplemente, en representación de un ser divino, primero
el esclavismo, luego el feudalismo y ahora el capitalismo, han hecho y hacen de
la vida un infierno de la mayoría de seres humanos, asolada por la pobreza, el
hambre, la miseria, la delincuencia y las enfermedades, nos prometen “Bienaventurados los pobres, porque de ellos
será el reino de los cielos”; mientras ellos los ricos, viven en la
opulencia, el lujo y el confort. Entonces, eso de luchar por el “reino de los cielos para los pobres” se
convierte en la única forma de lucha significativa para los sometidos a esta trampa
mental.
¿Qué es lo que se pretende con la imagen y la
ilusión de la “vida eterna” y “el reino
de los cielos”? Que llenemos los templos rituales e iglesias y nos
arrastremos de rodillas y vayamos sumisos, en procesión, tras las imágenes y
santos religiosas que cada vez se crean más, alejándonos del pensamiento que la
solución de nuestros problemas está en
el cambio del sistema económico social que nos mantiene en ese estado de
postración y opresión.
Los opresores tienen un miedo terrible que nos apartemos
de esas ilusiones y podamos ver el mundo como es en realidad y como somos
realmente nosotros, entonces nuestros ojos se volverán hacia ellos y, como
somos millones y ellos poquísimos, los derrotaremos en todo lo que emprendamos.
Por eso, crean infinidad de santos y promueven infinidad de sectas religiosas
construyendo sus templos carísimos en cada manzana de la ciudad ¿Con qué plata?
Ahora bien, no estoy diciendo que los religiosos
fanáticos estén locos, si así fuera, las religiones y sus instituciones ya se
hubieran aniquilado entre ellos, sino es parte del sistema de dominación y
opresión del que somos víctimas la mayoría de seres humanos por una clase que
controla el poder económico y, los jerarcas religiosos siempre se han puesto de
lado de esa clase dominante como principal instrumento de soporte y control de
las clases pobres y dominadas. Mirar la historia.
Sin embargo, seguir creyendo en santos y milagros,
demonios, diablos, espíritus, almas, fantasmas, apariciones, horóscopos,
cartomancias y tanta falacia religiosa te causa trastorno obsesivo-compulsivo
(TOC) y paranoia, nos hacen vivir en constante temor y sentimientos de culpa,
de sentirnos “impuros”, “pecadores” para luego imponernos sus “normas” y hacer
lo que quieren con nuestra mente. Los sentimientos de culpa, de todas maneras
generan trastornos obsesivos, depresivos y neurosis. Los psiquiatras no se atreven
a enfrentarse con la jerarquía eclesiástica, ellos saben perfectamente lo que
estoy diciendo, pero prefieren escamotearlo, tal como dijera la psicóloga clínica y profesora de la
Universidad de California de Los Ángeles Stephanie Mihalas “Parece positivo, pero podría ser negativo”. Algún día, los
psiquiatras perderán el miedo y con los
avances en neurociencia y psiquiatría, explicarán las imágenes y alucinaciones
religiosas y le darán su verdadero nombre.
Siglo XVIII, la burguesía arrebata todo el poder a
la iglesia, pero les dan todo el apoyo para sus actividades de sometimiento y
adormecimiento de los pueblos, que ahora lo conocemos como CONCORDATO. Concordato
viene del latín concordatum, “lo acordado
en armonía”.
El último concordato firmado Perú-Vaticano fue por
Francisco Morales Bermúdez, el 25 de julio de 1980*. Las inmensas
gollerías que tienen los jerarcas de la iglesia: Art. VIII, les libra de todo
tipo de impuestos. El Art. IX, les
autoriza formar Asociaciones, sin pagar un solo tributo. El Art. XI, les
faculta poner personal religioso en las Fuerzas armadas pagados por el Estado.
El Art. XII, cuando cesan, les siguen pagando igual. El Art. XIX, les faculta
establecer centros educativos sin costo alguno, contratar profesores pagados
por el Estado.
Los jerarcas religiosos y el poder económico
siempre juntos, esquilmando a los pobres, sin importarles que estos se sigan
muriendo de hambre y miseria, mientras ellos, regordetes y rosaditos, con
golpes de pecho, es suficiente. Queda claro, que no cuestiono la religiosidad
del pueblo, sino el mal uso que lo dan sus jerarcas religiosos y los que
controlan el poder económico.
*http://www.vatican.va/roman_curia/secretariat_state/archivio/documents/rc_seg-st_19800726_santa-sede-peru_sp.html
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