Carlos Villacorta Valles
Los dueños de la Paz, la libertad, la justicia y la sociedad, pretenden cerrarnos definitivamente la palabra, quieren prohibirlo todo, para ello utilizan a sus tontos útiles por no decir ayayeros o lamepotos, lo de “poto” ha sido oficializado vía “potoaudios” por la candidata a la alcaldía de Lima la conservadora derechista Flores Nano del Partido Popular Cristiano cuando dijo “métanse la alcaldía al poto” cuando perdía las elecciones.
Ahora los congresistas Walter Menchola de Solidaridad Nacional (SN) y Javier Bedoya del Partido Popular cristiano (UN-PPC), para que no sean evidenciados nuevamente en sus malas artes y malas costumbres liberales, presentaron patéticos proyectos de Ley para sancionar con mil UIT (3 millones 500 mil soles) a los medios de comunicación que difundan, sin orden judicial, conversaciones grabadas “ilegalmente” y penalizar hasta con cuatro años de cárcel efectiva a los periodistas que las difundan.
También censuran y quieren penalizar la libertad de utilizar adjetivos contra un funcionario público zoopretexto de su investidura cuando fue el propio presidente Alan García que inauguró sendos adjetivos contra los Pueblos Amazónicos, cuando los llamó “perros del Hortelano” o “ciudadanos de segunda categoría” y cuando de su viperina lengua salieron adjetivos de grueso calibre contra los maestros, campesinos, periodistas y a todo el pueblo peruano tales como: “salvajes”, “comechados”, corruptos(a sus propios compañeros), “perros rabiosos”, “trasnochados”, miserables, etcétera.
¿Es que acaso la investidura te da libertad de actuar como matón de barrio? Alan García no sólo agrede verbalmente, sino también físicamente: recuerden la patada que le propinó a un joven sólo por ponerse en su delante, luego a la fotógrafa periodista y ahora la cachetada al joven que le dijo “corrupto”.
Ayer agrede el teatro y la poesía; envía a sus matones vestidos de policía para con caballos, perros y bombas lacrimógenas atacar una manifestación pacífica del colectivo “Ciudadanos de Segunda Clase” que ponían en escena y recitaban en la Plaza San Martín la cachetada que le propino al joven en Essalud y dar el caso por cerrado ¿Le habrá molestado la rata que llevaba banda presidencial? O ¿Habrá tomado a pecho la pancarta que decía “tu dignidad no vale nada”?
Estas son situaciones muy peligrosas en contra de la libertad de expresión y el arte, donde la Ley del Embudo brilla con todo su esplendor que favorece a los burócratas que insultan y mienten, coimean, asesinan y hacen desaparecer las pruebas que los incriminan y no les pasa absolutamente nada.
Frente a ello, los dramaturgos, poetas, literatos y artistas de todo género tenemos el derecho a representarlos tal como los vemos que son, ya sea en las calles, en los teatros, recitales y donde sea posible sin amenaza de peligro. Pero, como van las cosas ¿Quiénes son realmente los perros rabiosos, comechados y miserables?
Poetas y artistas del teatro, no se amilanen ante tantos agravios, si somos libres, hay que hacer que la libertad nos permita caminar respetuosamente sobre las investiduras y los cánones, hay que hacer de nuestro arte una limpia y bella rebeldía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario