PEDAGOGÍA PARA LA TRANSFORMACIÓN Parte XIX
-Crisis de la educación: causas y soluciones-
Por Carlos Villacorta Valles
odesi12@yahoo.es
3.19.
TRANSFORMAR LAS CONDICIONES Y ACTITUDES POCO FAVORABLES PARA LA RENOVACIÓN , EN
ACTITUDES Y PRÁCTICAS RENOVADORAS
Son innumerables las
condiciones y actitudes desfavorables que registra la historia, generadas por
los que controlan el poder económico, para el desarrollo integral de los seres
humanos y en particular de los maestros. Lo que pasa es que generalmente no
podemos manejarlas adecuadamente por falta de una ideología científica, nos
resistimos a desarrollar en nosotros la ideología para la renovación. Estamos encadenados
por la ideología liberal que asfixia nuestro pensamiento.
La ideología científica y
dialéctica es el oxígeno del pensamiento, pero no nos damos cuenta. O
sencillamente no queremos darnos cuenta. Si la cogemos, y si es en perspectiva
y en función de una Sociedad mejor se vuelve transformadora.
La dialéctica nos brinda
aptitudes creadoras y de resolución de problemas. Una ideología a favor del
pueblo nos brinda actitudes y prácticas renovadoras. Cuanto más nos basamos en
la realidad de nuestro pueblo mucho más sabemos. Obviar esta norma nos aleja de
la renovación, incluso de una buena educación.
Por otro lado, cumplir por
cumplir, no es una buena práctica. Menos dejar las cosas a medio hacer, porque
las convicciones y las buenas actitudes se fortalecen en la práctica integral.
Nuestro espíritu
renovador, debe empezar con volver a estudiar el sistema educativo con una
actitud crítica y, a través de ella acerar la convicción y disposición
permanente de experimentar para transformar. Lograrlo y aceptar nuevas ideas,
sólo es posible también si derrotamos el egocentrismo, el individualismo y
desarrollamos una conciencia comunitarista.
Ahora bien, esas ideas las
extraemos de la realidad con teoría y práctica; nuestros alumnos también forma
parte de esa realidad, por tanto aprender de ellos es fundamental, porque nos
permitirá educarlos mejor. El principio básico de la
ideología científica es: la unidad de la teoría y la práctica.
Ya no podemos seguir
caminando a tientas, tres aspectos a estudiar deben guiar nuestros pasos si
queremos ser maestros transformadores y renovadores: estricto estudio de la
situación actual –ser objetivos y observar causas y efectos; investigar y estudiar
por nuestra cuenta la historia –del
nuestro país y del mundo-, retomar nuestros propios héroes y ancestros, y el
tercero es la aplicación de la concepción científica del mundo. En otras
palabras, buscar la verdad en los hechos.
Por otro lado, un buen
maestro tiene que aprender a ser un buen alumno. Aquel maestro que se cree sólo
maestro ya perdió. Hay en nuestros días una imperiosa necesidad de empuñar
estos nuevos conceptos de enseñar y aprender. Hay que llenarnos de vida
comunitaria. Todos educamos a todos decía Freire.
Dos son las practicar
renovadoras generales fundamentales que debemos ejecutar para contribuir con
una educación transformadora:
1.- Liberar el pensamiento del
subjetivismo y basarnos en la realidad. No limitarse sólo a los libros,
sobretodo, basarnos en los hechos, y autoeducarnos.
2.- Concebir y observar el mundo
dialécticamente: Nos impregna de audacia para innovar y saber ver los nuevos
avances científico-tecnológicos que
desarrollan nuevas fuerzas productivas en la actualidad, para ponerlos al
servicio de nuestro pueblo.
La ejecución de ambas
prácticas renovadoras debe ayudarnos a construir condiciones y actitudes
favorables para transformar el mundo.
3.20. TRANSFORMAR LA EDUCACION CONSERVADORA
DE LA FAMILIA Y
LOS HIJOS, EN EJES DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL
Se nos enseña que la
familia “es la célula básica de la
sociedad”, lo que en buen romance significa que de ella dependen las buenas
costumbres y la moral de la sociedad. Nada más falso. Simultáneamente, tanto
las costumbres y la moral familiar, así como su situación concreta, son
determinadas por las condiciones económico-sociales del período histórico
concreto donde se desenvuelve la familia. Ésta contribuye en parte, pero no
determina.
Los modos de producción
esclavista y feudalista, han generado por ejemplo una familia donde el hombre
es el sustento vital de ella y la mujer se encargaba exclusivamente del hogar.
Claro que lo hacían por “machismo”. El sistema capitalista que estamos
viviendo, prácticamente ha destruido ese tipo de vida familiar al tratar al hombre como una mercancía más,
pagarle un ridículo salario por su fuerza de trabajo y convertir también a la
mujer en una asalariada más, para poder sobrevivir, puesto que la del hombre no
es suficiente.
El capitalismo arrancó el
velo patético-sentimental que encubría las relaciones familiares feudales y
cristianas, reduciéndolas a una mera relación de dinero. Las condiciones de
vida del nuestro pueblo equivalen ya hoy a la destrucción de las condiciones de
vida de las familias. Su relación respecto a la mujer y los niños nada tiene ya
en común con la situación familiar burguesa. Nuestro pueblo ya casi no tiene
vida familiar.
¿Qué vida familiar puede
existir, donde padre y madre tienen que salir a trabajar por necesidad? Y en la
mayoría de los casos no hay posibilidad de contratar a alguien que los cuiden y
eduquen ¡Cómo quedan los hijos! Abandonados. Por más esfuerzos que se prodiguen
no es igual.
Toda esta situación, nos
ha hecho comprobar en la práctica, que la mujer como madre, es el eje vital del
desarrollo equilibrado de la personalidad de los hijos, el hombre en ese
sentido es complemento, porque es más tajante, en cambio la mujer es más
persuasiva, pero, aquella mujer que diga “espera
que venga tu padre ya vas a ver” deja de cumplir ese rol y desequilibra la
formación. Por eso la mujer debe dedicarse a leer y autoeducarse. Es
fundamental.
Salinas H. (2013), en su
libro, Las empresas-país y gran transformación, nos reitera: “¿Cuál es el
origen del problema? Mis investigaciones me orientan a señalar que el origen de
todos estos males de sociedad radica en la Repartición Individualista. Es
decir, en que el 100% del resultado neto de la actividad económica se orienta,
única y exclusivamente, al propietario de la empresa o a sus accionistas. La
casi totalidad del esfuerzo de un pueblo se concentra en poquísimas manos
(menos del 1% de la población total)”. Pág. 10.
El sistema capitalista,
inclusive, injustamente ha triplicado el trabajo de la mujer trabajadora,
obrera, campesina, maestra: Seguir con el cuidado principal de los hijos,
llevar a cabo las labores domésticas y luego salir a trabajar
remunerativamente. Sin embargo, las mujeres de los capitalistas, tienen a sus
obreras o “trabajadoras del Hogar”
para hacer las cosas por ellas y, éstas (las burguesas) se dedican a la
frivolidad, vanidad de mujeres con plata, teñida con la sangre de la mujer
obrera. Por eso sus hijos son déspotas, individualistas, egoístas, fríos,
frívolos y desconsiderados. Hay que ver cuando llegan a gobernantes, les
interesa un pepino la gente o sus gobernados que sobreviven con un nuevo sol
diario.
El Dr. Hugo Salinas,
también nos reitera: “Una civilización
que bajo el manto de “democracia” continúa miles de años de dominación,
exterminio, rapiña, esclavitud, servilismo y apropiación total de los bienes
duramente producidos y construidos por los pueblos del mundo y, en especial,
del Sur. Con el manto del “terrorismo” o “invasión de inmigrantes” pretenden
ocultar las grandes desigualdades socio-económicas generadas durante estos
miles de años de oprobio y humillación”.(1)
Así pues, la situación de
crisis familiar que vivimos, -generada por el sistema- ha obligado que veamos a
la escuela como la única formadora y educadora de nuestros hijos y la TV como
distracción en la casa. Los cuidados cariñosos de los padres casi han sido
relegados totalmente del seno de los hogares pobres. No hay tiempo para
arrumacos cuando de sobrevivir se trata. Pero, esto debe cambiar, hay que
recuperarnos y recuperar nuestras familias con contenido diferente, no dejemos
que se debilite nuestro espíritu de clase. El hombre nuevo tiene que aprender a
desarrollar su vida familiar comunitaria. El esfuerzo de compartir tareas es
importante.
Ha llegado la hora de
crear y forjar las familias comunitarias, las escuelas comunitarias, la
economía comunitaria y como tal la sociedad comunitaria. El hogar debe ser la
primera fuente de formación del niño. No olvidar que las familias las
constituimos a través del amor primero de pareja y luego a los hijos. El amor
es un afecto grande que una persona siente por la otra y busca siempre su
bienestar. La tolerancia sana y equilibrada y la fuerza de la costumbre, deben
ser los antídotos cuando se cree que el amor se ha resquebrajado.
Tampoco olvidar que
nosotros somos los primeros adultos que ellos, nuestros hijos, van a tener
acceso. Hay que buscar y hacer el esfuerzo de brindarles una educación
transformadora de todo lo que creemos injusto. Empezando desde la familia,
contrarrestando las influencias negativas de la TV y la calle. Padres permisivos, indulgentes o autoritarios,
no hacen nada bien, todos los afectos deben tener un justo equilibrio. Las
familias deben ser también escuelas de democracia. Absolutamente nadie hará
ello por nosotros, somos nosotros mismos en comunión con otras familias que lo
haremos, siempre pensando en función de la Sociedad Mejor. Es clave.
NOTAS:
(1)http://www.rebelion.org/noticia.php?id=210358
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