PEDAGOGÍA PARA LA TRANSFORMACIÓN Parte XXII
-Crisis de la educación: causas y soluciones-
Por Carlos Villacorta Valles
odesi12@yahoo.es
O la educación sigue
defendiendo, manteniendo y justificando
el sistema, o la crítica, desmonta y contribuye en su transformación.
Ello depende de ti
maestro. El Perú tiene un sistema económico-social injusto y excluyente, y por
tanto su educación también será injusta y excluyente. Sólo una muestra: es unidireccional,
no existe interacción entre profesor y alumno, no desarrolla capacidad de
crítica y análisis; promueve el individualismo y la irracional competencia
entre los estudiantes, anulando la solidaridad; etc., etc., y etc., como tal,
debe ser el blanco de nuestra crítica, el desmontamiento y la transformación en
un sistema educativo liberador para que contribuya al cambio de ese sistema económico-social
injusto en uno justo y mejor.
En ese sentido, se seguirá diciendo y
haciendo lo mismo hasta que las cosas cambien. No caer en el aburrimiento, la
justificación, menos en la indiferencia. La mayor de las traiciones es la
indiferencia.
Es más fácil justificarnos
que explicar razones; más cómodo ser indiferente y ver nuestro propio ego.
Precisamente este sistema injusto nos vuelve egomaniáticos. Hay que superar. No
seguir creyendo que, conmigo no es la cosa,
o yo ya cumplí. Son muletillas que no nos ayudan a superar nuestra
egomanía, muy propia del capitalismo. Por el contrario nos vuelve inactivos e
indiferentes, prácticamente tradicionales.
Resumo algunas prácticas muy conocidas
que nos caracterizan como “tradicionales” o más propiamente defensores del
sistema. Seguramente con toda la ingenuidad e inocencia al que nos tienen
acostumbrados:
A NIVEL
INDIVIDUAL-PROFESIONAL.
1.- Aceptar pasivamente y
sin chistar lo que las “autoridades educativas” nos imponen o implementan,
aunque vaya en nuestra contra, con la muletilla infantil “A mí no me gusta meterme en problemas”. O “Ya lo dijo la autoridad”. Anulando nuestra capacidad crítica y
participativa y, como consecuencia creativa.
2.- Alejarme de los maestros críticos,
para no ganarme la mala voluntad de las autoridades. Me encierro en mi jaula y
punto. Disculpe, quise decir aula. Así desarrollo mi individualismo principio
básico del capitalismo, enemigo del bien común.
3.- Seguir pensando que,
lo ideológico y político no forman parte de la educación y nuestras actividades
pedagógicas. Dando lugar para que sólo prime lo del sistema o de la clase que
ostenta el poder económico.
4.- Dejarlo todo a la “voluntad del destino”, la “bondad” de
las autoridades y la “decisión” final de dios. Sin tomar en cuenta que, todo depende de cada uno de
nosotros, de nuestra firme voluntad y valiente decisión. Olvidamos con
frecuencia que nada es casual ni espontáneo.
5.- Dedicarme sólo al
trabajo individual y no buscar la articulación de lo individual y colectivo;
hermosa herencia cultural incaica, el Ayni. Pues tenemos responsabilidades individuales
y colectivas y, ambas interactúan.
6.- Seguir pensando que, cuantas más
horas trabaje y cuadernos llene, voy a ser el mejor o en todo caso el trabajo
va a ser mejor. Sin actuar cualitativamente y ver los cambios en mis alumnos.
7.- Creer que no puedo
cambiar. “Ya tengo mi forma de ser”.
Falso de toda falsedad. Todo está en la voluntad. El cambio es hasta la muerte.
Y, aun de muertos cambiamos, porque nos vamos desintegrando poco a poco hasta
convertirnos en otra materia.
8.- Seguir copiando los programas
curriculares tal y como me los dan, sin darme el trabajo de organizarme con los
demás y agregar competencias y capacidades que nos lleven a analizar la
realidad para contribuir en su transformación.
9.- Seguir sin comprender
cómo puedo aprender de mis alumnos o cómo el maestro es también un alumno de
sus alumnos.
A
NIVEL GENERAL-PEDAGÓGICO.
1.- Seguir implementando
el divorcio entre el libro y la vida práctica.
2.- Seguir formando
servidores útiles al sistema injusto que nos excluye.
3.- Seguir con mi
evaluación exclusiva memorista, de control de conocimientos.
4.- Seguir siendo
autoritario e impositivo. Limitando la voluntad del alumno.
5.- Seguir dividiendo a
los alumnos en “buenos” y “malos” sin ver causas.
6.- Seguir oponiéndome a
una educación transformadora.
¡Tú! Mi estimado maestro sabes que es
así, lo sientes y lo observas. Entonces hagamos lo contrario de todo lo que
estamos haciendo hasta estos momentos. Guíese por el resumen que le acabo de
presentar y reiterar. Ponga lo suyo y enriquezca la propuesta. Empecemos a
descubrir juntos una nueva y auténtica educación transformadora, profundamente
liberadora.
Para que la educación sea nueva y
transformadora y, lo aprendido se convierta en hecho cualitativo, debo llevar
al niño y al joven a la interpretación y transformación de su realidad y él
mismo debe ser un sujeto cambiado.
3.25. TRANSFORMAR EL APRENDIZAJE Y LA ENSEÑANZA ENUMERATIVA Y
DESCRIPTIVA DE LA HISTORIA
EN INTERPRETACIÓN CIENTÍFICA Y GUIA DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL.
La interpretación
científica de la historia, debe ser el método para enseñar y aprender nuestra
historia, porque se basa en el análisis y la síntesis de las causas y efectos,
los conflictos de clases y no simplemente en la enumeración de datos y hechos
sin contenido, como es la enseñanza y aprendizaje de la historia o Ciencias
Sociales actual.
El materialismo histórico nos enseña a
enseñar y aprender la historia sobre la base de tres constataciones históricas
fundamentales, sobre las cuales la sociedad se desarrolla desde la aparición de
la propiedad privada:
1.- La lucha para producir y crear.
2.- La experimentación científica.
3.- Los conflictos sociales o lucha de
clases.
Los neutros y defensores del sistema, nos
achacan y atacan diciendo que el Materialismo Histórico ya caducó. Tenemos que decirles a estos “modernos” y
amantes de “la moda” que nosotros no actuamos con tal o cual
método por que esté de moda, sino por su
modo de entender el mundo, la naturaleza y la sociedad, por su capacidad
filosófica interpretativa certera y, el Materialismo Histórico ha demostrado
ser en teórica y práctica en ese sentido, uno de los mejores métodos para
enseñar y aprender la historia y todo quehacer cotidiano.
La enseñanza y aprendizaje de las
ciencias sociales seguirá siendo incompleta si no se basa en el Materialismo
Histórico. Jamás podrá desfanatizarse de sus héroes, sus datos y sus fechas si
no se alumbra por la filosofía materialista. Seguirá viviendo en el pasado.
Basta leer cualquier libro sobre nuestra
historia por ejemplo para imbuirnos de gloria y grandeza del pasado, en el caso
peruano, de la gloria tawantinsuyana y, quedar sólo en eso, pasado, arcaico;
pero se escribe nostalgia y deseo por la colonia virreinal y sobre la República;
se escribe pureza, libertad, el mejor de los mundos, primeros en todo.
Resignándose al presente sin futuro grandioso para todos.
Por ello, escribir de nuevo la historia es
una necesidad dialéctica.
La enseñanza y aprendizaje
actual de la historia sólo sirve para exacerbar el individualismo a través de
los héroes, justificar el poder y dominio de las castas enquistadas en el
control del Estado y limpiar de toda corrupción y actitud depredadora de la
caja fiscal de todos sus gobiernos de turno sin excepción.
Según nuestros
“historiadores”, cómo cuentan y describen nuestra historia, todos los gobiernos
y dictadores han sido limpios y puros y se han sacrificado por el pueblo; nos
hacen creer que el capitalismo nos ha traído “progreso” con la República; que
las grandes empresas y comerciantes invierten para el progreso del pueblo. Así
escriben sus libros. Cuando todos sabemos que un capitalista invierte un hilo
de oro para sacar una gigantesca barra de oro. Se esconde sus entrañas de
rapiña.
Si UD. querido maestro se da cuenta, sólo
nos cuentan una historia política amañada y, si hacemos uso del análisis y la
síntesis a través de la dialéctica, vamos a comprobar que, la historia
necesariamente está determinada por las relaciones económicas, es decir de las
relaciones de producción y de ella depende la lucha ideológica y política. No
olvidar que antes de la lucha política está la necesidad de comer. Por ello la
interpretación científica de la historia, la misma dialéctica, no son bien
vistas, porque nos dan un concepto racional y objetivo, no sólo de la vida
social sino del mundo que vivimos.
Todo lo que los grupos de poder nos
prohíben, es porque es bueno para nuestro pueblo.
Todo historiador que
cuenta los hechos enumerativamente, datos y héroes, es un historiador mediocre.
Esto quiere decir que, tenemos que hacer una
nueva valoración de nuestros héroes, datos y fechas; ubicarlos y explicarlos de
acuerdo al medio económico, político y social donde se han dado y, lo que es
más importante, el rol que han jugado las masas populares en los
acontecimientos, que son las que realmente determinan y hacen la historia de
los pueblos.
Reitero, la historia de las sociedades
humanas están determinadas por tres fundamentales hechos: Primero, la lucha por
la producción; segundo, la investigación y experimentación científica y
tercero, los conflictos sociales o lucha
de clases. Quien niega está verdad no es un historiador auténtico. Analizarlos,
sintetizarlos y enseñar de esta manera las Ciencias Sociales o la historia, es
guía de transformación.
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