LA
LITERATURA ¿TIENE PODER? (4)
Por Juan Cristóbal
Cuando cité a Cornejo Polar, hablando de literaturas
antinacionales, me refería a que esas literaturas lo que hacían era falsificar
nuestra historia pero también nuestra conciencia, y como dice Galeano, la mejor
forma de colonizar una conciencia es en suprimirla, por eso es que existe, como
una forma de protesta no adecuada sino panfletaria, la llamada “literatura de protesta”, aquella que
cree que hablando mal del sistema y capturando el poder, es suficiente para
crear poesía o literatura, y están equivocados, lo que hay que hacer es crear
una buena literatura, aunque no se hable del poder o del sistema explotador,
para poder sensibilizar a los lectores –a los que nos pueden leer- frente a las
injusticias sociales, una “literatura de
protesta” sólo nos lleva a un subproducto literario y ahuyenta a la gente
de la lectura, por otro lado hay también una “literatura irreverente” que es eminentemente caótica que nos lleva
a ninguna parte, finalmente hay una literatura que podemos llamarla la “literatura del vicio” que desea
llevarnos a paraísos artificiales, a ilusiones irreproducibles de la realidad
en que viven, todas estas literaturas le hacen el juego al sistema, porque de
una forma u otra, reproducen el parasitarismo de las metrópolis dominante.
Estas literaturas tienden a llamarse “marginales”,
pero el marginalismo, como ya lo destaque en un pequeño artículo sobre la “poesía del desgarramiento”, sólo lleva
a la complacencia, a la aceptación de las normas del sistema, a no luchar
contra él, mientras los “poetas
desgarrados” luchan contra todo tipo de injusticias.
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