viernes, 15 de diciembre de 2023

LA LECTURA ES UNA PRÀCTICA CULTURAL

 


LA LECTURA ES PRÁCTICA CULTURAL

                                                                    Por Carlos Villacorta Valles

                                                                          odesi12@yahoo.es

 

Ya nadie puede negar que la lectura es el instrumento fundamental para elevar nuestro nivel cultural. Así, la lectura afina la forma como vivimos, como soñamos, como nos relacionamos con los demás, como trabajamos, como escribimos, inclusive como amamos. Todo ello implica práctica cultural y son pilares del desarrollo humano.

El Ministerio de Cultura debe ubicarse como actor principal y, ponerse a la altura de estos desafíos, claro, hablando como mediador de lectura. Pero, también, le corresponde a toda la gestión pública, considerando que lo social y cultural no solo es un problema técnico, requiere interacción de todos, intercambios y argumentos más flexibles y sólidos sobre la lectura como afición y no como hábito. Permitir que la ciudadanía participe para que los proyectos no sean elaborados solo por las élites.

Si le damos una lectura a la práctica cultural moyobambina, durante el último  medio siglo, vamos a coincidir en su desarrollo cultural sobre cuatro pilares fundamentales: 1.- Desarrollo urbano o urbanización. 2.- Economía informal. 3.- Migración o “cholificaciòn” como lo dice Aníbal Quijano y 4.- Organización popular. Cuatro pilares que forman la mesa cultural de Moyobamba que merecen ser estudiados con detalles, para poder ubicar la continuidad de su desarrollo como “Cuna de la cultura”. Profundos cambios, que, regresa un moyobambino después de 30 años. Se siente un extraño.

Sin embargo, hay que considerar a la migración como fundamental. El migrante, en su mayoría, es un transformador por excelencia, un productor informal, un ciudadano politiquero, un “cholo emergente”, pero también, un disociador.

PERO NO TODO ES LINEAL, HAY UNA PRÁCTICA CULTURAL DISOCIADORA

La práctica cultural se da en medio de conflictos, negociaciones, indiferencias, inclusive en medio de socavamientos entre ciudadanos que escinden. Moyobamba tiene una gran virtud, se une para lograr grandes causas, sobre todo cuando siente que lo están quitando lo que le pertenece.

Es por ello, a todas luces, la lectura tiene que ser vista como una práctica cultural y social. Esta concepción nos permitirá corregir severos defectos culturales y sociales, como, por ejemplo, cuando aquel año fatídico del presupuesto para el aeropuerto de Moyobamba, ciertos moyobambinos muy conocidos, haciendo una mala lectura de las circunstancias, no permitieron que se construya el aeropuerto en el distrito de Calzada, con el “San Benito” de que “tiene que ser en Moyobamba”, es decir, no consideraron que Calzada es, también, Moyobamba. En medio de esta discusión bizantina, Tarapoto se llevó el presupuesto.

Hablando de manera general, para no herir subjetividades, que es otro de nuestros defectos. Nos sentimos heridos fácilmente y, a veces no perdonamos: “hoy me has criticado, ya tendré mi oportunidad de darte duro”, pero el defecto terrible que tenemos es no hacer nada, ser indiferente, sin embargo, criticamos con crueldad al que hace algo: “qué interés tendrá para hacer lo que està haciendo”. Siempre encontramos algún defecto en los demás. Nos desgastamos en la lucha para hacer quedar mal al otro, para no ayudarle, para desbancarlo. Esto indudablemente es una cultura disociadora.

Por otro lado, los politiqueros nos han acostumbrado al gesto, a la pose y no a la reflexión y, últimamente al tàper o voto mercenario, a la impunidad o a burlar las leyes.

La lectura más profunda de nuestra práctica cultural nos permitirá abordar las causas de nuestros problemas y no seguir ensimismados en los síntomas.



LA LECTURA COMO PRÀCTICA CULTURAL Y SOCIAL

Tenemos que reconocer que los seres humanos somos seres integrales en permanente formación y forja, con capacidad de pensamiento y acción en íntima relación con los demás. Es así, como el estudio  del sujeto ya no debe centrarse en el tú, sino  en el nosotros, significando un llamado a la trasformación de sí mismo y el de todos como  actores comunitarios.

Por ello, las políticas culturales públicas, de los municipios, regionales, ministerios, etc.,  deben concebirse como política social, que viene del pueblo y va al pueblo, hablando vallejianamente. El ciudadano debe participar activamente, para que la política cultural sea significativa, liberadora y democrática: sensibilizar a nuestro pueblo sobre los problemas que dificultan su desarrollo humano y dotarnos de los instrumentos fundamentales para la interpretación y transformación social en la forja de la sociedad nueva, justa y comunitaria.

La ausencia de una política cultural liberadora y democrática en nuestros gobiernos municipales y regionales hasta la actualidad, ha causado y está causando importantes costos sociales y culturales: ciudades antihigiénicas, depredadoras del medio ambiente, embarazos precoces, drogadicción, pandillaje juvenil y delincuencial. Etc. En el campo administrativo: ausencia total de profesionales o personalidades idóneas en gestión cultural y, como consecuencia, falta de investigación y producción cultural.

La ausencia de una política cultural liberadora y democrática, nos aleja de una sociedad abierta, tolerante y pluralista, nos genera una severa crisis de identidad y de pertenencia, por tanto, una sociedad fragmentada, individualista y egoísta.

Por ello, la lectura debe ser reconocida como estricta práctica cultural y social. Lo que la hace una práctica empíricamente observable y desarrollable de manera comunitaria. Una práctica que educa y forma, es decir que forja identidad cultural y personalidad social. Así, la lectura como práctica cultural, obedece a las mismas leyes que las otras prácticas culturales, claro, con sus diferencias.

CUANDO LE PREGUNTAMOS A ALGUIEN, ¿QUÈ LEE?

Este subtítulo nos lleva al terreno de la dominación cultural y social, pues lo que lee, de alguna manera va a decirnos la posición que ocupa: o dentro de la “cultura dominante” o dentro de la “cultura dominada”; pues la lectura como práctica cultural y social constituye el espacio por excelencia del escenario de la dominación social.

Así, la coacción cultural y social pesa en la lectura la forma característica de la imposición o dominación cultural. La interrogación elemental de ¿A quién lees? o ¿Qué lees?, nos enseña su nivel de instrucción, el número de libros que lee al año, su forma de leer, mucho peor aún si no lee nada.

De esta manera, la lectura es un objeto social, lees de acuerdo a la clase social a la que perteneces, creo, es lo que debe ser, sin embargo, los que controlan el poder económico, subliminalmente te dirigen a los libros que debes leer, querer un libro y odiar otro, poder leer con tranquilidad un libro y tener miedo de leer otro libro, pero más la indiferencia a la lectura. No tenemos libertad de lectura. En el sistema que estamos viviendo, siempre habrá una contradicción entre el mundo del texto con el mundo del lector.

En ese sentido, la lectura como práctica cultural caerá en los cánones de “legitimidad” o “ilegitimidad”. La apropiación de los bienes culturales pasará igual que la distribución desigual de los bienes materiales.

Nos toca a nosotros, democratizar la lectura, para leer lo que mejor nos guste y poder investigar sin temor algún libro. Recuperar la presencia del libro y leer lo que quiero.



¿QUÊ CONCEPCIÒN DE LA LECTURA SOSTENEMOS?

No lo tenemos. Una puesta en función de la «Càtedra de lectura, escritura y bibliotecas del Perú» por CERLALC a través del Ministerio de Cultura, desde el 2018 puso sobre el tapete nuestra pobre realidad de la lectura y los conceptos que no tenemos sobre la misma. Por ello, uno de sus principales objetivos señalaba:

La Cátedra buscará promover la reflexión y el pensamiento sobre la lectura, la escritura y su fomento en el Perú; impulsar el diálogo intersectorial y el trabajo articulado sobre el libro, la lectura y las bibliotecas; incidir en la construcción y desarrollo de las políticas públicas de lectura, escritura y bibliotecas del país; y desarrollar procesos de formación a mediadores de lectura y escritura en los que la lectura sea reconocida como un acto intelectivo complejo, una práctica sociocultural y un derecho cultural. (https://perulee.pe/catedra). El subrayado es mío.

Que la lectura sea reconocida como una práctica sociocultural, es  fundamental, lo que no se conceptuaba en el Perú. No se trata, entonces, de separar la lectura de las otras instituciones u otras prácticas sociales. La lectura està íntimamente ligada a las cuestiones de integración familiar, el buen empleo, la vivienda digna, un trabajador honrado, etc.

En ese sentido, la práctica de la lectura pública no es la única práctica de las bibliotecas, sino que debe buscar el compromiso del trabajo coordinado con las otras instituciones, sobre todo con los mediadores de lectura y los trabajadores sociales, más las organizaciones populares y los colegios. En otras palabras, las bibliotecas deben sensibilizar y forjar la íntima relación entre el campo social y el campo cultural.  Así debe capacitarse al mediador de lectura y al bibliotecario.

El bibliotecario, como mediador de lectura debe ir a buscar al lector, si el lector no asiste a la biblioteca, el bibliotecario debe ir hacia él.

Pero aquí hay algo fundamental, las municipalidades deben crear bibliotecas bien implementadas, con presupuesto necesario para su funcionamiento conforme lo estamos planteando. Las bibliotecas deben ser Centros culturales de todas las artes.

En general, las bibliotecas deben buscar:

-       Crear espacios de lectura en la mayor cantidad posible de la comunidad, para diversificar el encuentro con el libro: bibliotecas rodantes, animar cuentos, préstamo de libros a domicilio, talleres de escritura, etc.

-       Ir con las familias, a los centros de trabajo, hospitales, etc.

-       Hacer el seguimiento de los lectores.

La lectura es una práctica cultural que define el perfil de un pueblo.

 

 

 

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