LA LECTURA COMO PRÁCTICA SOCIAL
Por Carlos
Villacorta Valles
Jueves 15/09/2022
Mientras algunos mediadores de lectura, bibliotecólogos y otros, se desgañitan realizando algunas actividades muy ligadas a las instituciones burocráticas, que tienen que ver con la lectura, sabiendo que la lectura es una práctica social y cultural que dichas instituciones no practican, nosotros, de Biblioteca sobre ruedas, visitamos precisamente, estas instituciones para comprobar in situ, si tienen prácticas culturales institucionalizadas de lectura, es decir, la lectura como práctica cultural y social; si relacionan el libro y la lectura con la vida cotidiana, con sus visitantes, etc.
Ministerio de Cultura, nada, estás en la sala de
espera por largo tiempo y nadie te ofrece un libro, la gente mirando su
celular; Biblioteca Nacional, sucede igual, nadie te ofrece un libro y no hay
un estante de libros a tu disposición para que vayas leyendo mientras esperas;
Ministerio de Educación, nadie te ofrece un libro; Casa de la Literatura,
igual, sin embargo, en esta casa, algo puedes encontrar, preguntando,
preguntando, no hay un guía que te oriente a los libros.
Aquí, ofrecer un libro para leer mientras se
espera:
Si esto es así, en las principales instituciones que tienen que ver estrictamente con el fomento del libro y la lectura; qué pasa con las otras instituciones: Salas de espera de los hospitales, no hay libros ni para remedio; en las salas de espera de los centros comerciales, menos; en las líneas de metro, nada que ver; en los bancos, la espera es un aburrimiento total, porque ni tu celular puedes tocar. Museos, te sientas a descansar por ahí, nadie te ofrece un libro para que leas mientras descansas; cafeterías, restaurantes, la lectura está ausente. Etc. Etcétera, etcétera.
A EsSalud, fuimos a dos: de San Juan de Lurigancho (Díaz Ufano) y el de la Victoria (Almenara), al ver a tanta gente esperando pacientemente hasta enfermarse más, pedimos permiso para entrar a prestarles libros, nos dijeron “está prohibido”.
Igual
sucede con los parques y plazas, restringen mucho la lectura, van los
serenazgos y te sacan, diciendo que en este parque no pueden entrar, pero si
vemos a payasitos, haciendo sus chistecitos groseros. Sin estar en contra de
ellos.
LA LECTURA COMO PRÁCTICA SOCIAL
Algún día nos tocará alguna autoridad que comprenda que hay una íntima relación de la lectura y los libros con nuestra vida diaria, desarrollará proyectos de fom
ento
del libro y la lectura en todos los tiempos, espacios donde están los
ciudadanos, llámese paraderos, salas de espera, museos, bancos, cafeterías,
librerías, plazas y parques, buses interprovinciales, metros, aviones, etc.
Donde, mientras esperamos o hacemos un largo viaje, nos ofrecerán un libro para
hacer más agradable la espera o el viaje.
Esta es una supuesta sala de espera y estudio de la BNP,
San Borja, pero nadie lee un libro:
AFICIONAR A LA LECTURA
Consideramos
que, la lectura en los tiempos y espacios no convencionales, -salas de espera,
parques, plazas, etc.- son los que más nos aficionan a la lectura, porque donde
esperamos o estamos viajando, vamos a leer por placer, curiosidad, diversión,
hasta para pasar el tiempo, porque, además, la práctica voluntaria de lectura
es decisiva para la afición. Así, el material bibliográfico para estos espacios
públicos debe ser ágil, con personajes activos y significativos, de información
relevante. Después de la afición, ya podemos leer científicamente, no por
obligación mecánica, sino como un atributo científico capaz de desarrollar tus
capacidades, emociones, inquietudes intelectuales, para ser una mejor persona.
La
lectura obligatoria en los colegios, lejos de aficionar a la lectura, ahuyenta
a los estudiantes, pues ella está asociada a una calificación o nota. El
estudiante lee por compromiso, saliendo del colegio no vuelve a leer si es que
no ingresa a la universidad, si ingresa, saliendo de la universidad jamás
vuelve a leer, porque la lectura obligada no es buena consejera. El Ministerio
de Educación debe preocuparse por esta situación.
En
otro sentido, la lectura obligatoria y mecánica te exige el tipo de trabajo que
desempeñas, por ejemplo, que trabajes ensamblando máquinas, obligatoriamente
tienes que leer el manual, pero una vez que sepas de memoria ya no lo vuelves a
leer, si trabajas como abogado, solo lees lo que necesitas, por obligación.
Etc. Podríamos denominar a esta lectura, una lectura utilitarista.
Así,
la lectura en los espacios públicos, es una alternativa importantísima de gran
magnitud que los gobiernos cultos deben tomar en cuenta como una de las formas
de resolver la crisis de lectura que atraviesa nuestro país de sur a norte y de
este a oeste. Sin embargo, no lo hacen ¿Por qué? Simplemente, porque la cultura
y la lectura no les reporta ganancias personales que es lo que entran a buscar
en el Estado. Eso lo sabemos todos ¡O no! Por el contrario, amarran tu vista a
una pantalla para mirar frivolidad y publicidad, para colonizar tu mente,
enajenar tu tiempo, obstaculizando tu pensamiento crítico, extendiendo tu casa
a ese espacio público colonizado.
En
otras palabras, que la gente lea no les conviene, porque la lectura influye en la vida de las personas,
mejora las condiciones sociales y culturales, nos
permite valorar las acciones positivas y negativas de la conducta humana, de
las autoridades y gobernantes, fortaleciendo nuestra capacidad de decisión; por
tanto, la mayoría de politiqueros que se meten al Estado a lo que tú ya sabes,
un pueblo letrado y culto los van a descubrir, serán sometidos a juicio y
sancionados; lo que ahora no está sucediendo. Todos los poderes del Estado e
instituciones gubernamentales en su mayoría están infectados de corruptos.
A los
mediadores de lectura, nos corresponde forjar y crear entornos favorables para
la lectura, en todos los tiempos y espacios posibles, así como, también, a toda
persona culta y lectora que tiene la esperanza y perspectiva de una nueva
sociedad y mejor ¿Seguiremos esperando a la burocracia iletrada?
No hay comentarios:
Publicar un comentario