viernes, 11 de mayo de 2018

CRISIS DE LA EDUCACIÓN CAUSAS Y SOLUCIONES


PEDAGOGÍA PARA LA TRANSFORMACIÓN. Parte IX
-Crisis de la educación: causas y soluciones-
                                                                       Por Carlos Villacorta Valles
                                                                           odesi12@yahoo.es

3.2. Transformar nuestra educación alienada en  educación nacional.



Que nuestra educación debe ser autónoma y nacional, viene desde la invasión genocida española. Aspiración vieja pero no caduca. Curiosamente la autonomía y lo nacional son dos aspectos claves para nuestro desarrollo, pero, no destacan pese a ello. Nunca las clases dominantes que han controlado y controlan nuestro país se han interesado por la autonomía y una educación nacional. Nuestros grandes literatos y la frondosa literatura, tampoco toman en cuenta la cuestión de nuestra autonomía y lo nacional. 

      Nuestro idioma materno, nuestra música, nuestros bailes, nuestra cultura en general no se muestran por la TV, y si hay algún programa, se reproducen a la hora que todos están durmiendo. El Runasimi –más conocido como quechua-  no se lo toma en cuenta para nada, pese a ser símbolo lingüístico de nuestra cultura y lengua oficial-Constitucional. Menos las otras lenguas nativas. Nuestras nacionalidades, el mundo andino, están totalmente desvinculados de la historia de nuestro país y, lo que es peor, de nuestra práctica cotidiana.

      Es increíble que desde nuestra independencia, vivamos todavía totalmente fragmentados, desconectados, desintegrados y enfrentados con prejuicios casi virreinales y dogmáticos  que imposibilitan una adecuada formación y nuestro desarrollo como nación. Para enfrentar la “globalización” y su “apertura” económica, comercial y cultural, se necesita tener una poderosa identidad nacional y cultural, pero, la alienación corroe todos los poros de nuestra sociedad.

      En ese sentido, desalienar nuestra sociedad y por tanto nuestra educación, pasan necesariamente por comprender y constatar el tipo de sociedad que estamos viviendo.

      La herencia de la sociedad tawantinsuyana no ha sido liquidada: Machu Picchu, el huayno, la vestimenta, la comida, los productos andinos que nos representan a nivel internacional son una muestra de ello. En general, nuestra cultura andina. Aparte por supuesto las costumbres y convicciones que del campo pasan a consolidarse en las ciudades, que algunos sarcásticamente le denominan “cholificación” sin entender la magnitud y la implicancia social, cultural, filosófica e incluso económica que tiene el término.

      Las otras herencias, influencias, sometimientos y dominios extranjeros, (que analiza magistralmente Mariátegui) se conjugan para desaparecer definitivamente lo que es nuestro origen, pero, no han podido ni lo pueden hacer. El Perú y su cultura andina tienen el acero donde es imposible negar el pasado para construir el futuro. Hay que entender de una buena vez que el presente sin pasado no vale nada, menos el presente sin futuro. Tampoco seguir enfrentando el pasado con el presente.

      Negar nuestro pasado para construir el presente es patético y alienante, sin posibilidades de un futuro nuestro. Peor aún dejarse manipular por los “globalizadores”, con el santo de la “modernización”. Esto no quiere decir, de ninguna manera, dejar de lado los adelantos de la humanidad, tampoco es razonamiento pasadista, ni mucho menos xenofóbico. Es buscar nuestra legítima paternidad para conjugar nuestra personalidad e identidad nacional, que ahora pretende también negarnos la “globalización” con su “mundo sin fronteras”.

      Asimismo, estas constataciones y razonamiento nacional vigente más que nunca y que no excluye de ninguna manera la cultura mundial, nos plantea un gran problema a resolver: adecuar nuestra cultura andina a los actuales avances culturales, tecnológicos y científicos, elevando a categoría nacional de primer orden, principalmente el trabajo colectivo (Ayni) la música andina, el idioma quechua y la vestimenta nativa.

      Liquidar definitivamente la idolatría a la colonia, que es nuestra mentalidad feudal-virreinal persistente en nuestra vida cotidiana, incluso práctica cotidiana (Seguir diciendo “palacio” al edificio gubernamental, judicial, etc. Es un pequeñísimo ejemplo. ¿Entonces el gobernante es un rey?). Hacer que la educación contribuya a la transformación social estructural de nuestra sociedad y defina una sociedad en la práctica netamente peruana, con cultura e identidad nacional.

      No estoy hablando de nacionalismo, sino de lo nacional que permita integrarnos. La identidad nacional es un hecho consustancial a una nación, a un país.

      El capitalismo globalizador, irónicamente consolida las clases y consolida las naciones, las necesita para seguir viviendo, porque su base cerebral es una estructura jerárquica hegemonista, individualista y excluyente. Es el capitalismo en desarrollo que crea el nacionalismo –precisamente, es a partir de la Revolución francesa que se impulsa este concepto-. El nacionalismo es consustancial al sistema capitalista en su esencia fascistoide, que enarbola como ideología y política, la  burguesía monopólica, en su tendencia ambiciosa de desconfiar de las demás naciones. En su expansionismo imperial deviene en “chovinismo”, para adoptar una superioridad de gran potencia frente a las demás naciones que pretenden hegemonizar. Y, en las que dominan, cada cierto período de tiempo, exacerban el nacionalismo engañoso, utilizando a determinados personajes reformistas-izquierdizantes, para desviar la conciencia y al pueblo de sus  verdaderos objetivos históricos.

       Así, las naciones hegemónicas, patéticamente necesitan de las naciones pobres para promoverse como  naciones monopólicas y subyugarlas, las bloquea estructuralmente y no les permite cumplir su función como nación. Hipócritamente las llama “Naciones en vías de desarrollo”. En ese sentido, cuando su hegemonía monopólica está en peligro, impulsa la creación de bloques económicos, llámese MERCOSUR, COMUNIDAD EUROPEA, etc. O genera tratados comerciales como el ALCA, TLC, etc. y ladinamente no practican el liberalismo, sino el estatismo, como observamos en su actual crisis.  Inventan una serie de restricciones y protegen sus exportaciones subvencionándolas. Bloqueando de esta manera otros hegemonismos. Por eso, los países “en vías de desarrollo” intervinientes, necesariamente tienen que mirarse como nación y aquilatar sus posibilidades.

      Ahora bien, lo que la globalización debilita es la corriente de lucha soberana de liberación nacional, la que da paso a una corriente de lucha comunitarista internacional. Por esta razón, la soberanía sigue siendo una reivindicación por resolver.

      Ahora bien, una nación sin utilizar las tecnologías de la información y comunicación, sin saber aprovechar los últimos avances científicos y tecnológicos no es posible.

Así como en nuestro caso no es posible además sin potenciar la cultura andina. Empezando por tecnificar la agricultura y exportar sus productos. No trayendo del extranjero moldes de pensamiento y producción para cambiar el modo de pensar y producir andino, sino potenciar su educación y creatividad con más tecnología. Es clave. Pero, para ello se necesita ser libres. ¡Oh hermosa libertad!, en tu nombre nos sojuzgan.

Nuestra educación, para que sea nacional, debe integrar identidad cultural y sentimiento de pertenencia y amor a lo nuestro; priorizar, que desde inicial hasta la universidad,  la principal asignatura, área o facultad académica de estudios, sea el de FORMACION NACIONAL, donde los troncos de enseñanza y aprendizaje prioritario deban ser: Runasimi (Quechua), música andina, vestimenta, productos y alimentos autóctonos, filosofía peruana y sobretodo el trabajo comunitario y solidario. Respetando y potenciando cada espacio étnico, cada pueblo étnico y desarrollando procesos educativos regionalistas, pero integradores y liberadores, lo que significa desechar la presente educación general. Quien sabe crear  educaciones regionales por ponerle un nombre; dentro de un proyecto educativo nacional integrador, liberador y transformador.

      La otra facultad universitaria tecnológica indispensable tendría que ser necesariamente: POLITICA INDUSTRIAL Y CREACIÓN TECNOLÓGICA. El Perú para integrarse al mundo y ser uno de los países libres y desarrollados o por lo menos en “vías de desarrollo” tiene que diseñar a través de la investigación científica y tecnológica, con el más alto presupuesto, adecuados principios y lineamientos de política industrial, tecnológica y comercial, para producir y crear tecnología a través de nuestras materias primas y nuestros propios recursos y saber utilizar lo que el mundo produce. Es decir convertirnos en un país productor de tecnología y de servicios, mejorando nuestra capacidad de autofinanciamiento del crecimiento económico.

En ese sentido, sólo una educación nacional y autónoma nos puede proporcionar la fuerza mental y la libertad necesaria para llevarla a cabo. Torcer la voluntad del imperialismo hegemonista que no puede tolerar países y naciones autónomas es un deber moral nuestro; así como de cada gobierno de turno que hacen de personeros del imperio.  Al margen de ser libres no somos nada. Sin libertad no hay desarrollo.










2 comentarios:

  1. Buena idea hay que hacer , comenzar concientizar a los docentes para que con ellos se haga el cambio en paz y de forma racional y lógica con objetivos claros y firmes sin ideologias ni religiones porque esas son el germen de la enfermedad de NADA SE PUEDE. Un abrazo .

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  2. Enrique González Arias

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