viernes, 4 de mayo de 2018

CRISIS DE LA EDUCACIÓN, CAUSAS Y SOLUCIONES


PEDAGOGÍA PARA LA TRANSFORMACIÓN: Parte VIII
(Crisis de la Educación; Causas y soluciones)
                                                                             Por Carlos Villacorta Valles
                                                                              odesi12@yahoo.es


III.  NIVELES DE TRANSFORMACIÓN PEDAGÓGICA Y SU IMPLICANCIA PRÁCTICA EN EL AULA Y LA SOCIEDAD.

3.1. Transformar la realidad desechando ilusiones y fantasías pedagógicas

Algunos teóricos educativos nacionales de actualidad, nos brindan un escenario descriptivo de: “globalización”, “revolución tecnológica”, “robótica”, “informática”, “genoma humana”, “nanotecnología”,  y sobre todo la “Tecnología de la  Información y Comunicación”, como si los peruanos fuéramos los creadores o parte de ese desarrollo, sembrándonos  una ingenua idolatría de algo que no producimos. Nos crean una realidad ilusoria totalmente subjetiva.

Copiar esas consignas y sentirnos “modernos” y “actualizados”  es una ilusión ciega, un cuento de hadas, porque el mundo más cercano que tenemos es la absoluta carencia, atraso tecnológico y sólo abastecedores de materias primas, de cuyas bajas regalías vivimos, de acuerdo a la “voluntad” y “generosidad” de las transnacionales que los explotan hoy más que nunca y que nos hacen los depositarios de sus inversiones y préstamos impagables. Esta realidad no toma en cuenta la educación  para cambiarla.

En efecto, sólo podemos informarnos de los indiscutibles y grandes progresos alcanzados en el mundo; progresos que están vinculados a las condiciones concretas de sus realidades. Es un grave error, dañino y peligroso imponerlos en nuestro país como si fuéramos parte de su creación, con consignas altisonantes y sin considerar nuestras propias condiciones socioeconómicas, políticas y culturales. Este tipo de conducta nos induce una educación ilusoria, aliena aún más nuestra conciencia: Imaginar que estamos en una etapa superior sin estarlo es perjudicial para nuestra salud mental.

Por eso nuestra educación va a tener un ideal abstracto, teorético, sin posibilidad de experimentación, menos comprobación.  El conocimiento alejado de la realidad, pierde el contacto con la verdad.

Así pues, debemos de reelaborar nuestro propio sistema de pensamiento educativo al margen de la oficialidad burocrática educativa. Hay que enfrentar con decisión firme la dificultad impuesta por la educación y pensamiento actual para evitar que nos acerquemos a la realidad con efectividad de pensar y buscar soluciones a los problemas educativos, porque nos vamos a dar cuenta con mucha lucidez que la presente educación no sirve a nuestro pueblo, menos a nuestros niños y jóvenes. Educar para comprender porque debemos transformar este mundo es vital; ahí se encuentra precisamente la misión concreta y teórica de la educación. No es de extrañar, pues, que los que controlan el poder económico y del conocimiento, nos quieran muy lejos, pero muy lejos de la realidad que vivimos. Ir al campo, al parque, al mercado, invitar amigos intelectuales, enseñar a ver la realidad a nuestros estudiantes, ya basta de no ver lo que estamos viendo.

Necesitamos crear educación y sabiduría a partir de nuestra realidad concreta para transformarla, que perciba conexiones, anticipe consecuencias y aplique el conocimiento a las situaciones prácticas, reales, nuestras, para luego conceptuar ideas, juicios, criticidad y desarrollar la imaginación creadora, forjando verdaderamente una educación peruana, para nuestro desarrollo autónomo e independiente en todos los campos, inclúyase principalmente el avance científico tecnológico. Necesitamos ser libres de verdad. Sólo la libertad produce desarrollo.

Es importante entonces que se entienda y no se “olvide” que, el paso trascendental para conseguir ser otro o forjar una nueva personalidad peruana y por consiguiente un nuevo hombre peruano, es rescatando por supuesto nuestras  raíces, a través de nuestras creencias, convicciones y hábitos que al final se convierten en nuestra conciencia, es decir en nuestro estado mental. Acaso UD. no se ha preguntado alguna vez, por qué si los peruanos destacamos casi en todo, somos los primeros en muchos aspectos a nivel mundial, primeros en determinada producción, etc. Sin embargo perdura nuestro atraso. Reitero, porque no somos libres de verdad. No analizamos la realidad para transformarla. Vivimos en el Perú como extranjeros.

En ese sentido, es importante también y comprender que nuestra supuesta incapacidad, no está en la falta de inteligencia y habilidad, sino en nuestro alejamiento de la realidad concreta, en nuestra carencia de autonomía que nos genera una débil decisión y el temor de enfrentar el poder de la inversión autónoma e independiente para producir nuestra tecnología.  He ahí el quid de nuestra incapacidad.

La educación refuerza estos conceptos y nos impone el gusto de vivir como pupilos, de depender de otros, esperar que otro lo haga por mí. No voy a poder percibir que mi libertad esta encarcelada, enjaulada; que mis acciones libres están digitadas por otros.

Y, considerando que la libertad es el origen y el destino del hombre, nos debemos imponer el deber de desarrollar nuestra voluntad de ser libres. Siendo el más genuino y puro interés libertario  el interés y esfuerzo colectivo. El individuo jamás podrá liberarse solo. Así como el buen educador significará poco si trabaja solo. El ayllu, la mita y la minka son nuestras raíces como ejemplo, más la tecnología actual serían poderosos instrumentos de transformación. Base de una pedagogía para la transformación. 

Considerando también que, es común escuchar: “si queremos que la sociedad cambie, primero hay que cambiar uno”. Parece cierto, pero es una verdad a medias. Es anticientífica. Está comprobado que  efectivamente el hombre tiene ideas, pensamiento, convicciones, sólo a través del mundo exterior. El cerebro elabora lo que el mundo material le da. Nuestra forma de vida en sociedad determina nuestra conciencia. ¡Ojo! No vivimos solos. Por esta razón los medios de comunicación y nuestra misma educación, que forman parte importante de nuestra vida y, aparentemente inofensivos, sin embargo influyen poderosamente en nuestra conducta y personalidad individual y social, por tanto es imposible enfrentarme solo ante tanta arremetida anticultural que siembra individualismo, “Sálvese quien pueda”.

      ¿Cómo entonces desechar ilusiones y fantasías pedagógicas para aplicar una pedagogía para la transformación? Les  propongo 6 ideas centrales:

      1.- Comprender que, las condiciones materiales de existencia es la realidad objetiva fuera de la conciencia del hombre en todas sus formas y manifestaciones, pero que, al mismo tiempo es reflejado en la conciencia de ese hombre, en pensamientos, ideas, actitudes y emociones transformadoras. El mismo hombre como primera fuerza productiva y sus relaciones de producción forma parte como  principal y fundamental componente de las condiciones materiales de existencia, junto al tiempo, espacio, movimiento, economía, propiedades,  clases sociales, leyes, Estado, geografía, etc.

      2.- Comprender que, el único medio para dotarnos y desarrollar nuestras capacidades y habilidades transformadoras es la práctica científica, el trabajo disciplinado, consciente y firme. Es imposible por ejemplo ser un buen chofer, sin antes haber conducido un auto o cualquier vehículo de conducción; es imposible ser un buen maestro sin antes haber trabajado como maestro. Entonces sólo faltaría una buena forma y métodos de educación científica transformadora. Una contundente teoría científica, para ser aplicada y, a través de la práctica comprobar su validez.

      3.- No basta transformarme yo. Debo unirme a otros que quieren lo mismo. Es necesario conformar poderosas organizaciones de acero puro, con alta preparación científico popular intelectual capaz de derribar los inmensos muros de fantasías, que impiden que lleguemos a nuestra realidad concreta.

      4.- Esforzarnos por investigar y explicar con sencillez (no simpleza) y claridad las verdaderas causas para que el hombre que construye la riqueza, absolutamente la mayoría viva asfixiado por la injusticia social y muera ensombrecido por el hambre y la carencia.

      5.- Hacer un esfuerzo colosal por descubrir los verdaderos intereses ideológicos y políticos que se agazapan con la educación que impartimos diariamente y por qué se trae de otros países.

      6.- Practicar desde estos momentos una pedagogía para la transformación.

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