viernes, 2 de marzo de 2018

CRISIS DE LA EDUCACIÓN Y EDUCACIÓN TRANSFORMADORA Parte III


POR UNA EDUCACIÓN TRANSFORMADORA. –Parte III-
                                                                                           Por Carlos Villacorta Valles
                                                                                             odesi12@yahoo.es

CRISIS DE LA EDUCACIÓN: causas y soluciones.


CAPITULO   I

I.-  VERDADES Y MENTIRAS DE LA EDUCACION EN EL PERÚ
                                         
     I.1.- LA IMPOSICIÓN DEL OLVIDO O IMPOSICIÓN DEL SILENCIO

La historia del mundo es la historia de la imposición del olvido o imposición del silencio. En el Perú, como parte del mundo, este fenómeno se da con mayor fuerza. La República forja en los peruanos una memoria de olvido. Por ejemplo, el Perú carece de una educación auténtica. Es una verdad que nadie asume y se va convirtiendo en mentira. Lo auténtico lo tomo desde el punto de vista de que la educación no está determinada por las condiciones materiales de existencia del pueblo peruano; es decir, de su realidad. Por el contrario, se recusa esa realidad. Las impúdicas imposiciones de estereotipos educativos extraños a nuestras características, son la causa principal de la crisis de nuestra educación y, estas han resultado estériles hasta el momento; pero, productivas en darnos un escolar peruano ajeno a sus problemas y a su cultura; olvidadizo en su función como ser humano. Aprendemos sólo lo elemental para sobrevivir y defender el sistema, a pesar que sabemos que es un sistema que oprime a la gran mayoría. Unos defienden de manera consciente otras inconsciente. Por ello es fácil que se instalen en el Estado –Congreso, Presidencia, etc.-, delincuentes que hacen de políticos.

La educación en el Perú nos impone el olvido total, patéticamente el olvido de nuestro origen, de nuestra cultura andina y amazónica, pero, ella está ahí, incólume, acrecentada por el tiempo, silenciada por el Estado y sus historiadores. Es nuestra realidad; así como forma parte de nuestra realidad lo colonial, lo virreinal, lo occidental, del cual se vive añorando y lo peor, no se ha perdido sus costumbres y conducta: es la memoria colonial-feudal de privilegio, la que grita, la que se impone a través de la educación, el Estado y los medios de comunicación. Memoria minoritaria que se impone a la mayoría. Pero, nuestra memoria ancestral, andina y amazónica se niega a callarse.

Así pues y, es evidente, no tenemos filosofía, y menos teoría pedagógica, tampoco tenemos nuestros propios historiadores. Con el historiador en el Perú los héroes se llevan la gloria.

“Lo pasado ya no sirve”, se nos dice con tono occidental, conspirando contra la verdad. “El origen ya fue”, “está lejano”, “se mezcló con lo occidental”, “hay que vivir el presente”, “hay que ser modernos no arcaicos”, nos lo repiten pacífica y violentamente, al estilo estadounidense. Esta impostura de la mejor calidad se desvanece frente a los hechos. Nuestra realidad, que es nuestro origen y nuestra cultura andina y amazónica, está por todos lados: En las zonas rurales, en las comunidades y etnias andinas, selváticas y amazónicas, en el arte, la música, la danza, la comida, el vestido, el lenguaje, el idioma Runasimi (quechua) y aimara, en las ciudades, en la capital, en nuestros gestos, nuestro apellido, formas de caminar, de hablar, de trabajar, en nuestra conciencia y hasta en nuestros sentimientos, etc. Pero la imposición del olvido, que se manifiesta como indiferencia, pesa más. Nuestra conciencia se resiste a mirar. Nuestra memoria derrama silencio y olvido. Se resiste a despertar y mirar los hechos. Entonces, combatir nuestra memoria de olvido es de auténticos. Reivindicar nuestro origen y rescatar lo mejor es de peruanos. Olvidemos el olvido y que se imponga lo auténtico y lo peruano.

      Negar lo auténtico se paga con alienación,  pobreza y crisis de la educación.

El Perú y los peruanos, tenemos un cansancio pedagógico de modelos ajenos. Estamos saturados de tanta literatura pedagógica democrática de palabra. Pura retórica, y, es lo que nos permite recordar que, en tanta palabrería, se esconden verdaderas intenciones de una clase, que es la conservación de su poder y sus privilegios. Nos imponen el olvido y el silencio, que, en una sociedad de clases como es el Perú, todo lo que hacemos tiene su sello de clase. La retórica tiene su sello de clase. La educación tiene su sello de clase, La Constitución Política, el Congreso, el Poder Judicial, Ejecutivo, Electoral, las instituciones educativas, tú, yo, tienen y tenemos nuestro sello de clase. En otras palabras; en el mundo y particularmente en el Perú, vivimos intensamente una cruenta lucha de clases. Es una gran verdad que se la pretende como mentira o caduca. Su olvido se paga con pobreza, su silencio con salario enano, su olvido y su silencio deja impunes los crímenes del poder, deja a la clase dominante imponer su propia memoria y mutila la memoria de las clases dominadas. Su olvido y silencio nos deja con el pecho abierto para ser acribillados por la televisión anestésica con sus imágenes y palabras de consumo, distorsión, alineación y violencia. Verdadero arte de borrar y distorsionar la memoria y recordar lo que ellos quieren. Son ellos los que generan crisis educativa, les conviene para distraernos y dejar de mirar que contribuir en la forja de una sociedad nueva y mejor es la solución.

El poder de la clase dominante está expresado en el sistema económico o el dinero que realmente manda, apoyado por el sistema político, ideológico, educativo, religioso, militar y jurídico organizado por ellos y con el Estado y sus partidos políticos como sus implementadores, reguladores y defensores, contando con la tele como poderoso instrumento eficaz de difusión. El Estado, las fuerzas militares y la tele concentran la imposición violentista para el olvido y el silencio de sus fechorías y su impunidad.

Las clases dominadas vivimos en una cotidiana y permanente amenaza y coerción objetiva y subjetiva para el olvido y el silencio –terruqueados por todo-. Objetiva, referido al aspecto tangible de la bayoneta, la pistola, el fusil y el uniforme. Y, subjetiva, referido al cuerpo jurídico, de leyes y normas aplicables para nosotros pero no para ellos; les garantiza por el contrario el libre ejercicio de la dominación, con períodos constantes de relativa calma y aparente libertad unas veces y otras veces cuando ven peligrar su poder, ejercerla con violencia física y legal. Ambas violencias, objetivas y subjetivas duelen física y mentalmente. Quien sabe que: La exclusión, el hambre y la miseria son la peor violencia ejercida contra los pobres. Es algo que quisieran que olvidemos. Pero, nuestra memoria es como la lava del volcán, duerme pero no olvida.

La crisis de la educación, la violencia y las clases injustas tienen sus orígenes en la apropiación privada de los medios de producción y, en nuestro caso con la invasión genocida española que es también la apropiación privada de nuestras riquezas. Pero ha de notarse que la violencia sólo está permitida a los que tienen el poder. Ellos pueden matar, atropellar, lisiar, corromper, coimear, para ellos no hay crisis educativa, son los “premiados”. La violencia de los dominados es catalogado de “delincuencial”, “subversivo”, “atrevimiento”, “ataque a la fuerza armada”, “indisciplina”, “psicopatía”, “antisocial” y actualmente “terrorismo” y acabamos en las cárceles, generalmente por presunción, aquí no cuenta eso de que “eres inocente mientras no se pruebe lo contrario”, eso es para ellos; para nosotros falta poco que nos acusen de terroristas si es que no bajamos la cabeza cuando ellos pasan. Hay que agregar a esta concepción general, que la violencia que vivimos abarca todos los espacios institucionales y no institucionales de nuestra sociedad; desde la opresión servil y salarial, pasando por la discriminación étnica-racial, la falta de atención adecuada en las entidades públicas y privadas, hasta el empobrecimiento y miseria económica brutal masiva a que son sometidas las grandes mayorías.

A esta imposición del olvido y el silencio, debe contraponerse la imposición del recuerdo, poco a poco una educación transformadora, una educación nueva. Lo nuevo solamente puede imponerse cuando no olvida la historia auténtica; por eso es importante volver a estudiar, volver a pensar, volver al origen y volver a contarlo. La única forma de entender el presente y construir el futuro, es aprender de la historia, cuidando, sin embargo, de no ser atrapados y recluidos por el pasado. La única forma para que lo nuevo florezca es recordar los hechos. Recordarlo todo. Hacer que los hechos hablen.

Buscamos la verdad sin pensar que lo tenemos en la memoria, frente a nosotros, en nuestras propias manos;  la mente fracasa porque se deja vencer por el olvido y el silencio. Mientras exista la pobreza que es producto de la opresión, no puede imponerse el olvido y el silencio, ni la paz y el consuelo. Ningún hombre justo y consciente puede convivir en paz con las injusticias y con el sistema que los genera.

-Todos los jueves por este prestigioso diario, el libro: Crisis de la Educación: causas y soluciones. Por una educación transformadora.-


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