Por una educación transformadora. –Parte I-
Por Carlos Villacorta Valles
odesi12@yahoo.es
Me preguntas ¿Cómo aplicar una educación
transformadora? Interesante pregunta. Te digo, los conceptos y las ideas
transformadoras o progresistas no se estudian, sugieren o se aplican porque
estén de moda, sino por su certeza científica y liberadora en función de una
sociedad mejor. En cuanto a la educación, primera hay que detallar cómo está
nuestra educación. No hay que tener temor en llamar las cosas por su nombre;
temor debemos tener a la indiferencia y al silencio.
En ese sentido, visto y viviendo, las peores
penurias de la presente sociedad capitalista y su condecorada, suprema,
aristócrata e intocable propiedad privada: desdicha y furia sin límites del
hambre y la miseria de los excluidos -principalmente niños y ancianos- y la
gigantesca riqueza de los pocos beneficiados, sangrientas invasiones militares
de los monopolios económicos, humillante y transparente corrupción a ojos de
todos; desgarradores actos delincuenciales cotidianos y una educación tapada
que se le cae el manto exponiendo su verdad capitalista y mercachifle; y, para
sentir la infinita alegría con cada hora de estudio, trabajo y lucha, como el
trigo germinado con la sangre del pueblo perseguido; debemos hablar y escribir,
rompiendo toda oscuridad y toda cadena; para que nuestro otoño se vuelva
primavera y la razón lucidez. Y, sobre todo, la educación contribuya en la
transformación de nuestra sociedad.
Escuelajaulas con aulajaulas
Así, vamos a encontrar que, la educación pública en
general y sobre todo en el Perú, teóricamente es una fosforescente jugada
artificial, encubierta por el perverso son de “quien estudia triunfa” o el embuste elegante y desproporcionado de “formación integral”. Entendiendo como triunfo en este sistema, el
triunfo económico: “Ocupar un buen puesto
público” o “ser un gran funcionario”, “ganar mucho dinero en el comercio”,
“vivir en zonas exclusivas” y “tener abundante propiedad privada”. La
educación pública está lejos de producir este tipo de triunfos que está
reservado para la “politiquería” y “los amigotes”; digitada por los
mercaderes, comerciantes, capitalistas hoy elegantemente señores empresarios,
muy liberales ellos. Para éstos no cuentan capacidades. Lo de formación
integral, que bien entendida, es tener todas las oportunidades y los medios de
desarrollar también todas nuestras potencialidades: Físicas, psíquicas,
morales, culturales, educativas, ideológicas y políticas. Sin embargo, sólo las
pueden desarrollar a plenitud los que han “triunfado
económicamente”. La educación simplemente te otorga un certificado para que
mendigues un trabajo que cada vez existe menos.
Que, las escuelas, hoy instituciones educativas en
nuestro país; en la práctica, según cómo están estructuradas, son quietas y
charlatanas, sólo representan quietud y charlatanería. Producen lo contrario de
lo que predican. Su bullicio interior son gritos de libertad de niños cargados
de aburrimiento. El aprendizaje y la enseñanza están enjauladas, se dan en
verdaderas aulajaulas y escuelajaulas, no sólo por su forma infraestructural,
sino por su rígido reglamentarismo: Legal, curricular y evaluativo. Esto no
significa que, “el principal problema de
la educación peruana es la baja calidad de la enseñanza” (maestro), como
nos quieren hacer creer los “neutros”
y defensores del sistema. El principal problema de la educación es la completa
contradicción entre el currículo y la vida cotidiana. Nos aleja de la real
sociedad y nos pinta un cuadro falso de la misma, para defender intereses de
privilegio y al sistema. Las escuelas y las universidades son islas dentro del
sistema. Nos enseñan a no ver lo que estamos viendo. Los maestros, sólo somos
instrumentos del sistema, engrillados a un reglamentarismo absurdo y patético,
con la mayoría de autoridades que no ven más allá de las normas. Nuestros pobres
chicos están obligados a almacenar grandes masas de informaciones superfluas
sin sacarlos al mundo; soportan horas de encierro que las campanadas o el
timbrazo para el recreo son sonidos de libertad. El grito y la amenaza han
reemplazado a las palmetas; “Al rincón
quita calzón” le ha reemplazado el gritón y asustón de lamentablemente
algunos maestros.
El aprendizaje significativo no significa nada para
el alumno. Es significativo para el sistema que nos presenta ideales educativos
fabulosos que nunca se cumplen. Los maestros, si somos responsables de nuestra
indiferencia y silencio cómplices. A pocos les importa saber o aplicar que el
ideal de educación auténtica y concreta está determinado por el ideal de pueblo
que queremos desarrollar, el que a su vez está determinado fundamentalmente por
las condiciones y características económicas, sociales y culturales concretas
de ese pueblo. El ideal educativo, no sale de un escritorio de especialistas de
largo historial y bolsillo palpitante, sino de nuestra realidad como pueblo y
ejecutada por los maestros debidamente organizados y, con ganas de compartir
experiencias y solidaridad infinita. Es un imperativo moral de los maestros,
organizarse y rescatar las escuelas. Las escuelas deben ser escenarios intensos
de lectura profunda de nuestra realidad en permanente actitud crítica contra el
sistema, de lo contrario seguirás creyendo y, enseñaremos a seguir creyendo que
el sistema es intocable, sólo “mejorable”.
Los conscientes y buenos maestros, siempre buscamos desenjaularnos.
Generalmente contra la corriente.
¿Por qué
la educación pública en el Perú es quieta y charlatana?
Es lo que pretendo desentrañar a partir de una
serie de artículos que saldrán los jueves de manera numerada; tal y como me lo
dijeron una niñita y un niñito con un solo té desayunados asistiendo a sus
clases. Lo que he visto cada mañana en la escuela y veo en las calles. Tal y
como me lo dictan las neuronas libres de
mi mente. ¡Oh hermosa libertad, sin ti no somos nada! Tantas cosas calladas. Hay
que gritarlo, penetrar en la oscuridad del mundo y explotar en su interior,
para que la educación hable por su boca. No pretendo originalidad, sólo
insistir en algunos temas para el debate que siga aclarando el problema de la
educación; sensibilice a la mayoría de
los maestros, nos ligue a nuestro pueblo y actuemos activamente, decididamente
y comunitariamente. Con conocimiento y firmeza, retomando algunas ideas,
principios y acciones, sacando lecciones de los errores, volviendo a repasar
conceptos y teorías para aplicarlos a nuestra
realidad para transformarla. Lo pedagógico es un permanente repaso de
nuestra práctica. La práctica educativa colectivizada es superior a la práctica
individual. En especial cuando hay traspiés. Cuando el sistema apabullante, con
su monarquía educativa nos golpea sin piedad y nos limita los medios para
expresarnos. Mata nuestra curiosidad, nos vuelve rutinarios y nos mantiene en
silenciosa quietud. Un silencio nada edificante al charlatanismo educativo que
sometemos a nuestros alumnos. ¡Ojo! Ningún silencio es inocente.
Que, hoy más que nunca necesitamos ser libres;
enseñar a leer y comprender; leer y pensar para ser libres; leer y pensar para
caminar correctamente; leer y pensar para comprender nuestra vida; leer para pensar,
para gritar nuestro silencio, uniendo nuestras voces renovadas. Leer y pensar
porque nadie leerá y pensará por nosotros.
¿Ser acaso como los apologistas, neutristas y
dueños del sistema? De ninguna manera, esos son los grandes empresarios o sus
ayayeros, buenos críticos, intelectuales de talla, narradores y poetas de buen
gusto, educadores de verdad. Qué bonito cuando hablan de las piedras sosegadas,
los árboles que dan sombra, las nubes románticas, de la calidad educativa y
cómo conseguirla, de la equidad, la democracia. Cómo critican las intrigas y
calumnias de los gobernantes, la corrupción y la delincuencia. Cómo llaman a
luchar contra la pobreza y defender los derechos humanos y la justicia. Ellos
en fin, son los pocos que controlan el poder económico ¿Cómo lo hicieron? Son
íntimos con la plusvalía y fieles al sistema; han resuelto sus problemas
educacionales y culturales con sus propios colegios y universidades privadas;
son los que realmente controlan a cada gobierno de turno. Cada 5 años se interesan
que nosotros también lo resolvamos. Claro que a veces se rayan cuando les
exigen derechos y es cuando les interesa un pepino la educación del pueblo y se
dedican a defender su sistema de privilegios. No les gusta que se les critique
y combata, les sale lo moderno.
Son tan modernos que, a todo aquel que se atreva
criticarlos les llaman “arcaicos” o “terroristas”, y es cuando les gusta
hablar de la perpetuidad eterna de la armadura del capitalismo y la ideología
liberal; tienen un gusto melifluo de alejarnos de la realidad; y, hay que ver como la TV, radios, periódicos
que controlan son usados para burlarse y calumniar a todo aquel que ose ponerse
en contra del sistema. No nos deben asustar.
Mis queridos maestros, mis queridos escritores y
gestores culturales ¿hay que seguir callando? O es hora de actuar. La decisión
está en vuestras manos.
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