El escritor
como sujeto social y su rol en la sociedad.
Por Carlos Villacorta
Valles
PRIMERA
PARTE
Aunque los que
controlan el poder económico pretenden esconder una verdad que todos vemos,
debo reiterar la realidad que, vivimos una sociedad dividida en clases, donde la
minoría explotadora necesita y alienta un arte y literatura “que corteje y adule su gusto mediocre.
Quiere, en todo caso, un arte consagrado por sus peritos y tasadores”
(Mariátegui: El artista y la época); asimismo, que adormezca la mente de la
juventud, basado en una concepción marcadamente individualista, ligada al mundo
interior del escritor, que pregone el hedonismo y un cosmopolitismo
proimperialista; obras que pueden reflejar la realidad a lo sumo parcial o
episódicamente, o la deformen conforme a sus intereses de clase.
El pueblo y sus
artistas, por su parte, reconocen que la literatura se nutre de la realidad
social, de la vida del pueblo, y la refleja según las leyes de la creación
artística; manifiestan preocupación especial por la función social del arte y
la literatura como instrumentos de lucha, que refleje la sociedad con todas sus
contradicciones.
Al fin y al cabo,
cada uno escribe según su mundo interior conceptual, su ideología y política.
Nadie, absolutamente nadie escribe sin tener nada. En ese sentido, el presente
documento tiene como objeto retomar y motivar el debate sobre el rol del
escritor: o cómo sujeto social político y transformador o cómo conservador del
estado de cosas.
Me uno a la tesis:
el escritor es un sujeto social, ideológico y político, por tanto, su palabra
es un instrumento fundamental que ayuda a mantener o transformar el mundo. O
encendemos la palabra o la apagamos. Los escritores y artistas junto a nuestro
pueblo, estamos suspendidos en un ayer y un presente de conflictos sociales,
lleno de desigualdad e injusticias, de lo que hagamos ahora contribuiremos en
gran parte con el futuro de equidad, o de desigualdad. Ningún hombre justo y
consciente puede convivir en paz con las injusticias y con el sistema que los
genera.
¡Qué pasó! Tú no puedes decirnos qué voy a escribir. Cierto, es cuestión de reflexionar y tomar posición.
No estoy negando la libertad de crear, simplemente digo que la característica tecnicista y hermética del
arte, principalmente de la poesía, aleja a nuestro pueblo del deleite de su
lectura y concurrencia a conferencias y festivales literarios, porque lo
sienten muy lejos de ellos. –Tampoco niego que el arte debe tener belleza y
técnica, siempre lo mejor para nuestro pueblo- digo ¿cómo no conmoverse ante un
sistema que mata de hambre a sus criaturas, niños, mujeres y ancianos? Y no es
que allá ellos con su rollo, el problema es de sensibilidad social; La sensibilidad
social es base y esencia de la condición humana, pero, ante todo, es de
concepción del mundo, de ideología y política, creer que la poesía tiene un
solo lado o es aséptica, nos compromete a seguir reflexionando sobre ello.
Si bien, el ayer no
se puede cambiar, pero si se puede aprender de él y construir algo mejor. Cuando
el hombre aparece sobre la tierra, vive en comunidades fraternales y armónicas,
cuyo desarrollo acrecentaba la vida comunitaria. El artista originario utiliza
la oralidad y representación plástica - pintura y escultura - como un medio de
entender y dominar la realidad, desempeñando un rol decisivo en su comunidad.
Si la caza y la pesca, y después la agricultura, les resultaba adversos, el
artista narraba los mitos cosmogónicos relacionados con el problema a resolver.
Eso no lo podemos olvidar. Por ejemplo el Poema de Gilgamesh*, escrito
aproximadamente el año 2000 a.C. en caracteres cuneiformes y del que se
conservan 12 tablillas de arcilla, nos narra sus preocupaciones sobre la
inmortalidad, el sentido de la vida y el dolor humano. Así pues, el artista y
escritor en sus orígenes siempre estuvo comprometido con las tareas de mejorar
la sociedad y la vida.
La aparición de la
propiedad privada como base institucional socio-económica de distribución
Individualista, fractura este desarrollo, la despiadada aparición de la
diferencia entre ricos y pobres da como nacimiento el esclavismo brutal y la
escisión de la sociedad en clases: una minoría opresora y la gran mayoría
oprimida. Las riquezas, como fin supremo,
se consiguen con la guerra y el saqueo, convertida en industria permanente.
En este contexto
brutal, el arte y la literatura se elitizan, el escritor, si no pertenece a la
clase dominante, sus alegorías y alabanzas sólo están referidas a esa clase. Platón
escribe: “el poder corruptor de la poesía y su falsedad exige un compromiso
público o cívico que necesita una vigilancia” (…) “y, por lo que a nosotros
toca, nos contentaríamos, por nuestro bien, con escuchar a otro poeta o
fabulista más austero, (…) pero respetuoso de las normas que establecimos (República, 398a-b).
Platón hace pues referencia a la actitud moral y política del
escritor que es contraria al sistema y que debe ser perseguida. Además propone
un arte, una poesía y un escritor al servicio de las clases dominantes,
concepción que se replica en el feudalismo, -o “edad media” según la burguesía- que sólo canten alabanzas a dios
y, de igual manera en el actual capitalismo, -o “edad contemporánea o moderna” según el gusto burgués- que se
canten alabanzas al sistema y recuerden a los grandes héroes.
Todo arte contrario
al capitalismo, -sistema supuestamente libre, donde te dicen que puedes
desplegar con libertad la ideología y política que profesas-, es vejado y
ninguneado. No olvidemos tampoco que, los artistas y escritores burgueses impulsan
y promueven el Romanticismo como el primer movimiento eminentemente burgués,
para alejar el arte de la vida política y social, aparentando libertad y
consolidando el individualismo –principio básico del capitalismo-. Goethe, por
ejemplo en sus obras alaba la vida y el ideal burgués.
ESTULIN D. (2014),
en su libro El Club de los Inmortales,
nos enseña: “La principal forma de control tiene lugar cuando
creemos que somos libres y, en realidad, nos están manipulando y ordenando” (Pág. 71).
Frente a esta
situación, el escritor progresista se encuentra en un dilema ¿Qué escribo?
¿Para quién escribo? ¿Qué posición tomo? ¿Qué estudio? ¿Denuncio las
injusticias del capitalismo o me quedo callado? ¿Me pongo del lado del camino
del pueblo o el camino de los que controlan el poder económico? Los artistas
burgueses contestan "una obra artística no es bella por su contenido
moral y político". Claro, no les
conviene.
Los artistas del
pueblo o sensibles a los problemas sociales ¿Cómo contestan? LEA LA SEGUNDA
PARTE.
Notas:
*http://www.historiaantigua.es/descargas/files/La%20Epopeya%20de%20Gilgamesh.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario