A Ceccarelli se le debe que desde hace treinta años la mítica Amazonía esté al alcance de una mirada, aunque termine por ser nuevamente incomprendida. Las historias de sus lienzos necesitan una explicación para el interesado en estos relatos que el pintor describe con óleo sobre el lienzo: historias de yacurunas y runamulas, de cantos rituales y lunas copulantes, de ayahuasca y árboles con alma.
Sin embargo, en ese lenguaje visual hay algo que nos atrae a simple vista: la sensualidad del color, de las curvas y de los personajes femeninos de sus pinturas; pero lo que se encuentra detrás de ellas, de esa atractiva superficie, es un mundo independiente, el amazónico, que aún no alcanzamos a descubrir.En palabras del escritor Alberto Fuguet, “Mirando lo que plasma Gino Ceccarelli, uno ingresa a un mundo sudado, imaginario pero ni tanto, altamente erotizado pero nada perverso, donde lo natural es enfrentar la vida eyaculando colores y no temiéndole a nada” (“Cecarelli”; Ed. Mesa Redonda, 2010, p. 43).
Élida Román ha resaltado lo siguiente: “Con orígenes tan diversos, el europeo y el americano, específicamente el amazónico, nuestro artista ha incorporado a su vida y, por consiguiente, a su quehacer, las improntas de ambos ámbitos (…) Si bien en muchos cuadros, la inclusión de elementos abstractos define o apuntala la estructura total de la imagen, es la recreación de la figura, en especial de la figura femenina, el leitmotiv que se muestra como una constante protagónica” (ibíd., pp. 8-9). Esas dos características de la obra de Ceccarelli resaltadas por Román cautivan en uno de sus cuadros: “Las tres Gracias”.
A diferencia de las Gracias europeas, como las de Rafael Sanzio o Rubens, las de Ceccarelli son provocadoras como las mujeres amazónicas. Este cuadro forma parte de “Recreando el Gran Cosmos Verde”, muestra de Ceccarelli que será inaugurada hoy, a las 6.30 p.m. en la galería UNI Arte, ubicada en la Av. Túpac Amaru 210, en el Rímac; y podrá ser vista hasta el 24 de junio, en horarios de 10 a.m. a 5 p.m.
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