El conocer las diferentes situaciones que la vida nos plantea, entendiéndolas, utilizando la razón, deben reducir nuestros miedos, aunque no genere el coraje, tan necesario para afrontar retos nuevos o situaciones diferentes, tanto en la vida privada como en la colectiva.
La valentía es una actitud, no podemos pretender grandes transformaciones o realizaciones, sin la valentía, la necesitamos para amar y para llorar, para vencer y para aceptar la derrota, para experimentar plenitud y para muchas cosas más.
El coraje es el motor de la existencia humana, pero para una existencia digna, más solidaria y comprometida con nuestra realidad y nuestra misma esencia.
El ser valiente no significa ser tonto útil, significa confluir la pasión y la razón para enfrentar lo desconocido.
Ante la adversidad, me decía un Maestro, soporta un minuto más.
El ser humano con vocación a trascender, vive intensamente cada minuto de su vida para tratar de alcanzar su ideal.
No existe valentía sin esfuerzo y sin temor, reza una vieja enseñanza, para acceder a la valentía es necesario conocer el miedo.
El hombre o la mujer que ejercita el coraje como virtud, jamás olvida la excepción de la regla, ya que es importante aprender a discriminar, cuando se justifica y cuando no.
En el hombre y la mujer que se asumen como libres, además de su grandeza moral, requieren de inteligencia práctica, capacidad de razonar y evaluar consecuencias. Consecuentemente, la prudencia jamás será cobardía.
La psicología nos enseña que para vencer el miedo hay que enfrentarlo, hay que exponerse a él.
Muy pocos especialistas hoy en día, dudan que la audacia responsable, como conducta de vida, reduce las probabilidades de producir enfermedades relacionadas con la ansiedad.
Las mujeres y hombres que gustan explorar, innovar, abrir nuevas opciones, buscar en lo desconocido, producen inmunidad al miedo con respecto a las que viven limitadas y aferradas a viejas formas y en muchos casos anquilosadas que significan de alguna forma sus fuentes de seguridad y estabilidad.
También nos enseña la psicología que resulta imposible superar el temor irracional. Si el miedo es absurdo, hay que aventurarse a vencerlo, hay que luchar contra el miedo, hay que faltarle al respeto, debemos retarlo. Hay que asustar al miedo, para perder el miedo, decía el maestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario