viernes, 26 de septiembre de 2025

COMPORTAMIENTO HUMANO Y LA EXPANSIÓN DEL INDIVIDUALISMO Y EL EGOISMO COTIDIANOS ¿CUÁLES SON LAS RAZONES QUE EXPLICAN NUESTRO COMPORTAMIENTO?

 

COMPORTAMIENTO HUMANO Y LA EXPANSIÓN DEL INDIVIDUALISMO Y EL EGOISMO COTIDIANOS

¿CUÁLES SON LAS RAZONES QUE EXPLICAN NUESTRO COMPORTAMIENTO?

Por Carlos Villacorta Valles


carlosvillacortavalles@gmail.com

Jueves 25 de setiembre del 2025

Diario Regional Amazónico AMANECER. San Martín-Moyobamba.

 

 

 

Últimamente escuchamos frases como: “yo tengo mis propias ideas, respeta”. “Si quieres que la sociedad cambie, cambia tú, primero”. “Yo soy libre para hacer lo que me da la gana”. Etcétera.

Tales frases son acompañadas por el aumento de conductas individualistas y egoístas que son los principios básicos del capitalismo. En tiempos recientes, el discurso de la “libertad personal” y la “autenticidad” se ha expandido con fuerza, originadas por la descomposición del mismo capitalismo y su imposición cultural neoliberal, proliferadas con los libros de “autoayuda”, las redes sociales, la cultura del consumo y la idea de que cada persona debe “ser fiel a sí misma” sin importar lo colectivo.

Estas frases son síntoma de una cultura donde el YO se coloca por encima del NOSOTROS, lo que puede fortalecer la autonomía, pero también generar aislamiento, falta de compromiso social y banalización de la idea de libertad; diluyendo la posibilidad de pensar en transformaciones sociales profundas, porque todo se reduce a cambios individuales y no estructurales.

Ahora bien, es importante tener ideas propias, pero también escuchar, dialogar y construir juntos. Cambiar uno mismo es valioso, pero no basta: si queremos que la sociedad mejore, necesitamos organizarnos y trabajar colectivamente, porque los problemas grandes no se resuelven solos.

¿QUÉ ENTENDEMOS POR CONDUCTA HUMANA? ¿CUÁLES SON LAS RAZONES QUE EXPLICAN NUESTRO COMPORTAMIENTO?

La conducta humana es el conjunto de acciones, respuestas y formas de actuar que manifiesta una persona en su interacción con el entorno, consigo misma y con los demás. Está determinada por factores biológicos (instintos, necesidades, genética), psicológicos (emociones, pensamientos, personalidad), pero ante todo SOCIALES (normas, cultura, aprendizaje).

LA CONDUCTA HUMANA, EN SU DIMENSIÓN SOCIAL, parece haberse convertido en un espejo donde se refleja lo más oscuro de nuestra época: la indiferencia, el egoísmo, el culto a lo extranjero y la tendencia a pisotear al otro para elevarse a sí mismo. ¿De dónde proviene este individualismo que nos arrastra a la soledad en medio de la multitud? ¿Es una condición natural del hombre, como sostuvo Hobbes al afirmar: “el hombre es un lobo para el hombre” (Hobbes, Leviatán, 1651), o es, más bien, el resultado de un orden social y económico que fomenta la competencia y la separación?

La filosofía crítica nos recuerda que el ser humano no nace indiferente ni egoísta, sino que se forma en un entramado de relaciones históricas y culturales. Marx ya advertía que “la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo, sino al conjunto de las relaciones sociales” (Tesis sobre Feuerbach, 1845). Y si el capitalista nos impone la lógica del éxito individual, no es extraño que la solidaridad se convierta en rareza y la empatía en debilidad.

En ese sentido, las razones que explican nuestro comportamiento es el sistema económico y social, que premia la competencia sobre la solidaridad, el que nos empuja hacia la indiferencia. Estos conceptos invitan a revisar no solo al individuo, sino también a la posición de clase que lo condiciona.

LA CONDUCTA HUMANA SEGÚN MARX

Recurro a Marx, porque encuentro en sus conceptos lo más cercano a la verdad y a lo científico. Desde el marxismo, la conducta humana no se entiende como una expresión aislada de la voluntad individual, sino como el resultado de las condiciones materiales de existencia y de las relaciones sociales de producción.

En, Ideología alemana, Marx y Engels (1974) plantean que la conducta no puede comprenderse como un fenómeno puramente psicológico, sino como práctica social: Lo que los individuos son, depende de las condiciones materiales de su producción. Y presupone, a su vez, un intercambio entre los individuos”. (p.19-20).

(https://www.ugr.es/~lsaez/blog/textos/ideologia/ideologiaalemana.pdf)

 

En su, Contribución a la crítica de la economía política, Marx, señala: “No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia” (1970, p. 7).

(https://trabajosocialucen.wordpress.com/wp-content/uploads/2012/05/marx_carlos__contribucion-a-la-critica-de-la-economia-politica-175pag.pdf)

¿SOY LIBRE PARA HACER LO QUE ME PLAZCA?

Claro que no, pese a que en el capitalismo se proclama la libertad como derecho universal: libertad de elegir, contratar, consumir, expresarse. Sin embargo, esa libertad no es más que la libertad del capital para expandirse y la del individuo para vender su fuerza de trabajo en el mercado. Somos libres en la medida que el sistema nos lo permita. Es decir, se trata de una libertad formal que encubre una relación de dependencia y explotación.

·         No tenemos la posibilidad de elegir: estamos condicionados por sobrevivir.

·         La “libertad de consumo” depende del dinero, y quienes no lo tienen carecen de esa libertad.

·         La supuesta igualdad ante la ley oculta la desigualdad material entre ricos y pobres.

·         Ni hablar sobre la libertad de expresión, quienes criticamos al sistema, o somos perseguidos, o somos excluidos.

Erich Fromm, en El miedo a la libertad, advierte que la libertad moderna, reducida a la mera capacidad de elegir dentro del mercado, produce un sujeto aislado, inseguro y manipulado por fuerzas económicas y culturales invisibles. La ilusión de que uno “elige libremente” se convierte en mecanismo de dominación, pues la mayoría de las decisiones están condicionadas por la propaganda, la necesidad económica y la estructura de poder.

 “PARA QUE EL MUNDO CAMBIE TIENES QUE CAMBIAR TÚ PRIMERO”

 Parece motivadora y positiva. Pero si la analizamos profundamente, resulta engañosa, con anestesia política, funcional al orden establecido. Es una consigna que circula en manuales de autoayuda, en discursos empresariales y en la cultura dominante. Porque:

1.    Individualiza un problema colectivo: traslada un asunto estructural y político (explotación, corrupción, etc.) al plano de la moral personal.

2.    Despolitiza la transformación social: hace creer que basta con el cambio individual para transformar la realidad global. Se minimiza la necesidad de organización, la participación política y confrontación con estructuras del poder.

3.    Responsabiliza al individuo y absuelve al sistema: porque “tú no cambiaste lo suficiente”. En lugar de cuestionar las élites. Si sigues siendo pobre, explotado o discriminado, es porque TÚ “eres incapaz”.

4.    Funciona como ideología de control: se vende como autoayuda, espiritualidad o “coaching”, pero en el fondo desarma la voluntad de transformación colectiva. Las personas se concentran en su YO y dejan intacto el sistema que reproduce las injusticias.

Foucault, en Vigilar y castigar (1975), lo llama: “tecnología del yo”, un modo de disciplinar a los sujetos, con la ilusión de que su felicidad depende únicamente de su YO.

Paulo Freire advertía en Pedagogía del oprimido (1968) que: “nadie libera a nadie, ni nadie se libera solo: los hombres se liberan en comunión”.

 

 

 

 

 

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