A GOLPE DE LLUVIA Y TRUENO, DESDE MOYOBAMBA
HASTA EL MUNDO:
EL GRITO EN LAS ENTRAÑAS DEL SISTEMA.
Por Carlos Villacorta Valles
carlosvillacortavalles@gmail.com
3 de setiembre 2025
Diario
Regional AMANECER. Moyobamba-Región San Martín
No solo
desde Moyobamba, sino de nuestros pueblos del Perú.
Moyobamba no
solo es un mapa, ni un destino turístico, ni la postal verde de los folletos
para extranjeros. Moyobamba es una garganta abierta por donde sangra la selva.
Es el murmullo del río Mayo tragándose la historia, es la lluvia que no limpia,
sino que insiste, machaca, perfora. Es el olor a tierra mojada mezclado con el
humo de los motores viejos, con el ácido invisible de las minas que arrancan
las entrañas del monte.
Aquí, las
flores de orquídeas mueren antes de florecer, porque el suelo ya no les
pertenece. Y lo repito, como quien golpea una puerta para que alguien
despierte: No es Moyobamba, es todo. No es la selva, es el mundo. No es
ayer, es ahora.
EL SISTEMA (CAPITALISTA)
ES UN VENDEDOR DE PROMESAS
El
capitalismo no se presenta como verdugo, sino como vendedor de promesas. Llega
con carreteras, créditos y discursos sobre el progreso, pero debajo de esa piel
hay una máquina de triturar mundos. Se alimenta de petróleo, de soya, de oro,
de maderas que tardaron siglos en crecer y segundos en caer.
En Moyobamba,
como en cualquier punto de la Amazonía, el extractivismo no es solo un modelo
económico: es una invasión disfrazada de inversión. El monocultivo arrasa, el
mercurio envenena, el dinero de las mineras se filtra en las campañas politiqueras
y corrompe hasta la gramática con que se nos cuenta la historia.
El capitalismo
no solo destruye bosques y ríos, destruye la memoria, y sin memoria no hay
resistencia, solo resignación. Por ejemplo:
.
La mujer del
mercado:
Vendo
plátanos desde que tenía doce. Antes alcanzaba para comer, para que mis hijos
estudien. Ahora vendo más, pero gano menos. El intermediario se lleva casi
todo. Dijeron que la carretera traería progreso, pero lo único que trajo fue
competencia de productos que vienen de afuera, más baratos, pero llenos de
químicos. Cuando llueve, el mercado se inunda y el municipio no aparece. Pero
aquí estoy, todos los días, sin faltar uno, porque si falto, no comemos.
DESCENSO A LAS ENTRAÑAS DEL DOLOR UNIVERSAL
El dolor de
Moyobamba es casi el mismo que sufre Palestina bajo las bombas, el mismo que
siente un niño en el Congo buscando cobalto con sus manos.
La Amazonía
y Gaza comparten la misma herida: un territorio codiciado, militarizado,
saqueado. En el puerto del Callao, los contenedores salen cargados de café,
cacao y madera, pero lo que queda es hambre.
El
capitalismo no tiene acento ni bandera, pero siempre habla el idioma del poder.
No conoce fronteras, solo márgenes de ganancia. Su mapa es la radiografía de un
cuerpo que se desangra, y su brújula apunta siempre hacia la próxima vena que
pueda exprimir.
NECESARIA DISTINCIÓN ENTRE CAPITAL Y
CAPITALISMO
Es esencial
para comprender el drama de nuestro tiempo. EL CAPITAL es, en términos
sencillos, riqueza acumulada en forma de bienes, dinero o recursos que pueden
servir para producir más riqueza. EL CAPITALISMO, en cambio, es el
sistema económico, político y cultural que convierte al capital en fin supremo,
subordinando la vida, la naturaleza y las relaciones humanas a la lógica de la
ganancia.
Mientras el
capital en sí mismo puede ser usado de manera solidaria y comunitaria -por
ejemplo, en cooperativas, proyectos comunales o economías solidarias- el
capitalismo lo convierte en una fuerza destructiva: mares contaminados por la
industria petrolera, ríos convertidos en cloacas mineras, bosques arrasados
para monocultivos destinados a la exportación.
El
capitalismo, al convertir la ganancia en dios absoluto, amenaza con devorar el
mundo. El capitalismo es una catedral construida sobre huesos, pero hasta las
catedrales se caen cuando tiemblan los cimientos.
Moyobamba y
el Perú laten dentro de esa gran herida universal, pero laten con rabia y con
un sueño antiguo: que el pan, la tierra y la dignidad no sean mercancías. No
habrá justicia mientras la orquídea no crezca en libertad, mientras el café no
se pague a precio de vida digna, mientras el río siga llevando, en silencio, la
tristeza de un pueblo. Pero llegará el día en que el dolor deje de ser negocio
y la humanidad se reconozca a sí misma en un espejo entero, sin fracturas.
LA RESISTENCIA FRENTE A LA DESTRUCCIÓN
Los que
controlan este sistema -corporaciones, élites financieras, potencias imperiales-
La CONFIEP en el Perú, no sólo rechazan cambios estructurales: persiguen,
encarcelan o asesinan a quienes los promueven. Desde Salvador, Allende en Chile,
hasta Berta Cáceres en Honduras, la historia latinoamericana está llena de
ejemplos de luchas sofocadas por la violencia.
Aquí emerge
la pregunta más difícil: ¿qué hacer con quiénes, desde el poder, mantienen el
rumbo suicida del capitalismo?
No se trata
solo de derrotar a los individuos que se enriquecen con el saqueo, sino de
desarmar las estructuras que reproducen su poder. Los poderosos saben que la
verdadera amenaza es la conciencia organizada de los pueblos.
QUÉ HACER PARA QUE EL CAPITALISMO NO DESTRUYA AL MUNDO
El problema
no es solo el mal uso del capital, sino el capitalismo como sistema que
prioriza la ganancia sobre la vida.
En palabras
simples:
El capital
puede ser útil si se pone al servicio de la vida.
El capitalismo,
en cambio, tiende a destruir personas y naturaleza, porque convierte todo en
mercancía.
La salida es
regular, resistir y transformar: poner la economía al servicio de la
humanidad y no al revés.
PERÚ, SAN MARTÍN Y MOYOBAMBA:
RUTAS CONCRETAS
San Martín: mosaico de
conservación con economía real.
Moyobamba: “Ciudad
de las Orquídeas” con tareas pendientes.
En el mercado de Moyobamba, las mujeres venden frutas que no comerán.
Afuera, los mototaxis corren como insectos desesperados, llevando pasajeros que
no miran el cielo, porque están ocupados pensando en la deuda del día.
La esperanza aquí no es un lujo; es una herramienta de supervivencia. La
humanidad no será libre mientras la tierra esté hipotecada al capital, pero la
resistencia nace incluso en las esquinas olvidadas. El futuro no vendrá como
limosna; lo traeremos con las manos, con la palabra, con el amor.
Bibliografía
- Galeano, Eduardo (1971). Las
venas abiertas de América Latina. Montevideo: Siglo XXI Editores.
- Mariátegui, José Carlos (1928).
Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Lima:
Minerva.
- Marx, Karl (1867). El
Capital. Hamburgo.
- Zibechi, Raúl (2012). Territorios
en resistencia. Madrid: Baladre.
- Luxemburg, Rosa (1913). La
acumulación del capital.

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