domingo, 7 de septiembre de 2025

A GOLPE DE LLUVIA Y TRUENO, DESDE MOYOBAMBA HASTA EL MUNDO: EL GRITO EN LAS ENTRAÑAS DEL SISTEMA.

 

 A GOLPE DE LLUVIA Y TRUENO, DESDE MOYOBAMBA HASTA EL MUNDO:

EL GRITO EN LAS ENTRAÑAS DEL SISTEMA.

Por Carlos Villacorta Valles


carlosvillacortavalles@gmail.com

3 de setiembre 2025

                        Diario Regional AMANECER. Moyobamba-Región San Martín

 

No solo desde Moyobamba, sino de nuestros pueblos del Perú.

 

Moyobamba no solo es un mapa, ni un destino turístico, ni la postal verde de los folletos para extranjeros. Moyobamba es una garganta abierta por donde sangra la selva. Es el murmullo del río Mayo tragándose la historia, es la lluvia que no limpia, sino que insiste, machaca, perfora. Es el olor a tierra mojada mezclado con el humo de los motores viejos, con el ácido invisible de las minas que arrancan las entrañas del monte.

 

Aquí, las flores de orquídeas mueren antes de florecer, porque el suelo ya no les pertenece. Y lo repito, como quien golpea una puerta para que alguien despierte: No es Moyobamba, es todo. No es la selva, es el mundo. No es ayer, es ahora.

 

EL SISTEMA (CAPITALISTA) ES UN VENDEDOR DE PROMESAS

 

El capitalismo no se presenta como verdugo, sino como vendedor de promesas. Llega con carreteras, créditos y discursos sobre el progreso, pero debajo de esa piel hay una máquina de triturar mundos. Se alimenta de petróleo, de soya, de oro, de maderas que tardaron siglos en crecer y segundos en caer.

 

En Moyobamba, como en cualquier punto de la Amazonía, el extractivismo no es solo un modelo económico: es una invasión disfrazada de inversión. El monocultivo arrasa, el mercurio envenena, el dinero de las mineras se filtra en las campañas politiqueras y corrompe hasta la gramática con que se nos cuenta la historia.

 

El capitalismo no solo destruye bosques y ríos, destruye la memoria, y sin memoria no hay resistencia, solo resignación. Por ejemplo:

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La mujer del mercado:

Vendo plátanos desde que tenía doce. Antes alcanzaba para comer, para que mis hijos estudien. Ahora vendo más, pero gano menos. El intermediario se lleva casi todo. Dijeron que la carretera traería progreso, pero lo único que trajo fue competencia de productos que vienen de afuera, más baratos, pero llenos de químicos. Cuando llueve, el mercado se inunda y el municipio no aparece. Pero aquí estoy, todos los días, sin faltar uno, porque si falto, no comemos.

 

DESCENSO A LAS ENTRAÑAS DEL DOLOR UNIVERSAL

 

El dolor de Moyobamba es casi el mismo que sufre Palestina bajo las bombas, el mismo que siente un niño en el Congo buscando cobalto con sus manos.

 

La Amazonía y Gaza comparten la misma herida: un territorio codiciado, militarizado, saqueado. En el puerto del Callao, los contenedores salen cargados de café, cacao y madera, pero lo que queda es hambre.

 

El capitalismo no tiene acento ni bandera, pero siempre habla el idioma del poder. No conoce fronteras, solo márgenes de ganancia. Su mapa es la radiografía de un cuerpo que se desangra, y su brújula apunta siempre hacia la próxima vena que pueda exprimir.

 

NECESARIA DISTINCIÓN ENTRE CAPITAL Y CAPITALISMO

 

Es esencial para comprender el drama de nuestro tiempo. EL CAPITAL es, en términos sencillos, riqueza acumulada en forma de bienes, dinero o recursos que pueden servir para producir más riqueza. EL CAPITALISMO, en cambio, es el sistema económico, político y cultural que convierte al capital en fin supremo, subordinando la vida, la naturaleza y las relaciones humanas a la lógica de la ganancia.

 

Mientras el capital en sí mismo puede ser usado de manera solidaria y comunitaria -por ejemplo, en cooperativas, proyectos comunales o economías solidarias- el capitalismo lo convierte en una fuerza destructiva: mares contaminados por la industria petrolera, ríos convertidos en cloacas mineras, bosques arrasados para monocultivos destinados a la exportación.

 

El capitalismo, al convertir la ganancia en dios absoluto, amenaza con devorar el mundo. El capitalismo es una catedral construida sobre huesos, pero hasta las catedrales se caen cuando tiemblan los cimientos.

 

Moyobamba y el Perú laten dentro de esa gran herida universal, pero laten con rabia y con un sueño antiguo: que el pan, la tierra y la dignidad no sean mercancías. No habrá justicia mientras la orquídea no crezca en libertad, mientras el café no se pague a precio de vida digna, mientras el río siga llevando, en silencio, la tristeza de un pueblo. Pero llegará el día en que el dolor deje de ser negocio y la humanidad se reconozca a sí misma en un espejo entero, sin fracturas.

 

LA RESISTENCIA FRENTE A LA DESTRUCCIÓN

 

Los que controlan este sistema -corporaciones, élites financieras, potencias imperiales- La CONFIEP en el Perú, no sólo rechazan cambios estructurales: persiguen, encarcelan o asesinan a quienes los promueven. Desde Salvador, Allende en Chile, hasta Berta Cáceres en Honduras, la historia latinoamericana está llena de ejemplos de luchas sofocadas por la violencia.

 

Aquí emerge la pregunta más difícil: ¿qué hacer con quiénes, desde el poder, mantienen el rumbo suicida del capitalismo?

 

No se trata solo de derrotar a los individuos que se enriquecen con el saqueo, sino de desarmar las estructuras que reproducen su poder. Los poderosos saben que la verdadera amenaza es la conciencia organizada de los pueblos.

 

QUÉ HACER PARA QUE EL CAPITALISMO NO DESTRUYA AL MUNDO

 

El problema no es solo el mal uso del capital, sino el capitalismo como sistema que prioriza la ganancia sobre la vida.

 

En palabras simples:

El capital puede ser útil si se pone al servicio de la vida.

El capitalismo, en cambio, tiende a destruir personas y naturaleza, porque convierte todo en mercancía.

 

La salida es regular, resistir y transformar: poner la economía al servicio de la humanidad y no al revés.

 

PERÚ, SAN MARTÍN Y MOYOBAMBA: RUTAS CONCRETAS

 

San Martín: mosaico de conservación con economía real.

Moyobamba: “Ciudad de las Orquídeas” con tareas pendientes.

 

En el mercado de Moyobamba, las mujeres venden frutas que no comerán. Afuera, los mototaxis corren como insectos desesperados, llevando pasajeros que no miran el cielo, porque están ocupados pensando en la deuda del día.


La esperanza aquí no es un lujo; es una herramienta de supervivencia. La humanidad no será libre mientras la tierra esté hipotecada al capital, pero la resistencia nace incluso en las esquinas olvidadas. El futuro no vendrá como limosna; lo traeremos con las manos, con la palabra, con el amor.

 

 

Bibliografía

  • Galeano, Eduardo (1971). Las venas abiertas de América Latina. Montevideo: Siglo XXI Editores.
  • Mariátegui, José Carlos (1928). Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Lima: Minerva.
  • Marx, Karl (1867). El Capital. Hamburgo.
  • Zibechi, Raúl (2012). Territorios en resistencia. Madrid: Baladre.
  • Luxemburg, Rosa (1913). La acumulación del capital.

 

 

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