EL MAESTRO
EN EL PERÚ: ORIGEN, PRECARIZACIÓN Y EL NUEVO ROL EN UNA SOCIEDAD COMPLEJA Y
MERCANTILIZADA
Por Carlos
Villacorta Valles
carlosvillacortavalles@gmail.com
Jueves
03/07/2025
Cuando hablo del docente, no puedo dejar de mencionar al
gran maestro moyobambino, Edgardo Vásquez Arbildo, quien de manera permanente
está ilustrándonos que, en el Perú, siempre hubo y hay desde la colonia: Una
educación “domesticadora”. Cada 6 de julio, el Perú conmemora el Día del
Maestro, con este artículo va mi gran homenaje a este inmenso maestro, pero más
allá de los homenajes simbólicos, esta fecha encierra una historia de lucha,
marginación y contradicción, donde urge replantear el papel del maestro no como
simple transmisor de contenidos, sino como sujeto político, ideológico y
transformador en una sociedad marcada por la desigualdad, la violencia
estructural y el espejismo del avance tecnológico. En 2024 había aproximadamente 600
mil docentes en actividad. El 58 % son mujeres.
DÍA DEL MAESTRO: ENTRE LA CONMEMORACIÓN Y EL OLVIDO
El Día del Maestro fue establecido conmemorando la
creación de la primera Escuela Normal de Preceptores, por José de San Martín el
6 de julio de 1822. En 1953, el presidente Odría lo oficializó. Sin embargo, desde sus
inicios, la educación estuvo marcada por una tensión entre emancipación y
control. Como recuerda Augusto Salazar Bondy (1969), “la educación en el Perú
republicano ha sido una reproducción de los esquemas coloniales en una forma republicana,
pero no democrática ni liberadora”.
En la actualidad, solo es una fecha protocolar para el
Estado, desligada del drama histórico de quienes ejercen la docencia en
condiciones de abandono.
LA PRECARIZACIÓN HISTÓRICA DEL MAESTRO PERUANO
La precarización
docente, entendida como la degradación de las condiciones laborales,
profesionales y simbólicas del trabajo. El maestro peruano ha sido
históricamente una figura sacrificada y marginalizada. En la práctica, el
Estado ha mantenido una política de austeridad hacia el magisterio, imponiendo
salarios indignos, condiciones laborales inestables y políticas de evaluación
meritocrática sin inversión real en su formación.
Según la ENDO, los docentes dedican más de 3 horas
diarias extras a preparar clases o tareas administrativas, reflejando una
sobrecarga laboral plusválica por encima de la jornada oficial. observatorioeducacion.org+1reddit.com+1.
La falta de una política nacional que dignifique de
manera integral el trabajo docente; y lo considere como base de la
transformación educativa, permite mantener y reproducir la precariedad como
norma: Estigmatización mediática como “ineficientes”, “privilegiados”, etc.,
para justificar reformas punitivas.
Como afirma Ricardo Cuenca (2012): “el maestro es uno
de los profesionales peor remunerados del país, pero sobre él se carga la
responsabilidad de todos los males de la educación”. Precarización agudizada
las últimas décadas con las reformas neoliberales, la privatización de la
educación y la introducción de estándares empresariales al sistema educativo,
con el cuento de la “calidad educativa” donde la lógica de mercado reemplaza al
principio de justicia social.
ESCENARIO ACTUAL: TECNOLOGÍA, VIOLENCIA Y
DESPOLITIZACIÓN
Hoy, el maestro enfrenta una sociedad hipercompleja:
tecnologías avanzadas, redes sociales omnipresentes, desinformación digital,
crisis climática, violencia estructural y fragmentación social. Y, sin embargo,
el discurso educativo dominante continúa centrado en competencias “blandas” y
aprendizajes medibles, al servicio del mercado.
Freire (1970) advertía que “la educación no cambia el
mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo”, pero esto exige una
educación comprometida ideológicamente, no neutral. En cambio, la educación
actual promueve la neutralidad domesticadora y el fetichismo tecnológico
como salida falsa al atraso educativo.
Como señala Jurjo Torres (2001), “la globalización
neoliberal ha convertido la educación en una mercancía, y al maestro en un
operario de servicios educativos, despolitizado, individualizado y desconectado
de su comunidad”.
EL NUEVO ROL HISTÓRICO DEL MAESTRO
Estructuralmente, humanamente y políticamente, los
docentes están agotados, precarizados,
mal pagados y desmotivados. Sienten que su trabajo no es valorado por nadie. Tienen profunda desconfianza al sistema de
evaluación, presión burocrática o políticas impuestas. Casi se han alejado de su vocación por la rutina o
la desesperanza. Por su lado, los estudiantes: ven el aprendizaje como algo
impuesto. Están atrapados en entornos
de violencia, pobreza, alienación mediática o falta de afecto y sufren
de problemas emocionales, familiares o
existenciales no atendidos por el sistema. Ni el docente puede enseñar,
ni el estudiante puede aprender.
En este escenario, el maestro debe asumir una nueva
función: ser un sujeto político que
organiza, forma y acompaña a las nuevas generaciones en la comprensión crítica
del mundo. El maestro ya no puede ser solo un técnico pedagógico; debe
ser un agente cultural, un educador popular, un militante de la dignidad y la
justicia social.
No puede conformarse con aplicar planes curriculares
fragmentarios ni encuestas ministeriales. Debe cuestionar, movilizar, proponer.
Como bien lo expresó José Carlos Mariátegui (1927):
“La educación no puede estar desligada de la vida. Una
escuela que no prepara al niño para la lucha y la transformación es una fábrica
de conformistas.”
La única forma para que el
docente asuma su rol histórico emancipador Y transformador es LA
AUTOEDUCACIÓN, lo que le permitirá desarrollar un currículo liberador y descolonizador; practicar educación política desde el aula, como
parte de la forja de un estudiante autónomo; organizar al magisterio como actor político, desde sindicatos, redes
pedagógicas, centros culturales y movimientos sociales y buscar el uso emancipador de la tecnología, que
la ponga al servicio del diálogo, la producción colectiva de saberes y el
aprendizaje comunitario.
¿QUÉ HACER?
Reitero, el maestro debe practicar la AUTOEDUCACIÓN para resistir la domesticación y recuperar la esperanza y el rol
transformador de la educación. No queremos más una escuela para el mercado;
queremos una escuela para la vida, para la dignidad, para la emancipación.
Como decía Bell Hooks (1994), “la educación como
práctica de la libertad es un acto de coraje”.
En ese sentido, querido maestro, recuperar la valentía
para transformar el sistema que mata la
vocación y la curiosidad. Necesitamos una educación humanizadora, crítica, creativa y profundamente política,
que despierte tanto al profesor como al estudiante.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- Freire,
P. (1970). Pedagogía del oprimido. Siglo XXI Editores.
- Mariátegui,
J. C. (1927). Temas de educación. En 7 Ensayos de Interpretación
de la Realidad Peruana.
- Salazar
Bondy, A. (1969). La educación y la crisis de la cultura en el Perú.
Lima: Ediciones PLEP.
- Cuenca,
R. (2012). “La situación del magisterio peruano: entre la precariedad y la
dignidad”. En Revista Peruana de Educación.
- Torres
Santomé, J. (2001). Globalización e interdisciplinariedad: el currículo
integrado. Ediciones Morata.
- Hooks,
Bell (1994). Teaching to transgress: Education as the practice of
freedom. (Enseñar a transgredir: La educación como práctica
de la libertad).