UNA BARBA
HISTÓRICA: Y, LA UNIVERSIDAD NACIONAL
PARA SAN
MARTÍN
Por Carlos
Villacorta Valles
En un encuentro literario con estudiantes del
colegio Germán Tejada Vela de Moyobamba; un estudiante, en pleno conversatorio,
como si viera que algo había detrás de la barba que me caracteriza, me preguntó
a boca de jarro: “¿Usted por qué usa
barba?”
Todos me observaban inquisidores y en
silencio, vi al Director que miraba al alumno de manera desaprobatoria,
entonces, yo sonreí de buena gana, y, como si los estudiantes y profesores
estarían conteniéndose la risa, la soltaron, también, de buena gana.
Es una larga historia, le contesté, a la vez,
un símbolo de rebeldía juvenil.
¡CUÉNTENOS!
-DIJO UNA VOCECITA JUVENIL.
Les cuento: cuando Ingresé a la Escuela
Normal “Virgen Dolorosa” de Tarapoto, el año 1973, estaba dirigida por el
sacerdote español Javier Burgoa. No parecía un centro superior de estudios para
profesionales mayores de edad, el cura Director nos trataba como a niños,
inclusive no podíamos conversar con nuestras compañeras, ni mirarlas, pero él
sí, las miraba con sus ojillos pícaros y eróticos, deslizando sus dedos
lascivos por su larga barba, enrojeciendo su cara de bagre cuando veía pasar
una compañera bonita y bien proporcionada.
No permitía el pelo largo, menos tener barba. Nos rebelamos. Consideramos un
abuso, y decidimos ponerle fin a esa mentalidad feudal en pleno siglo XX. Así
nació la idea de hacernos crecer el cabello, y, sobre todo, la barba. Empezar a
conversar con nuestras compañeras, y luego, forjar el Consejo de Estudiantes
Normalistas. Nos pusimos a estudiar duro y parejo para tener moral y razones
académicas en nuestros reclamos, ser los mejores alumnos, inclusive formamos
círculos de estudio.
AL CABO DE
UNOS MESES
Después de una serie de escaramuzas y
represalias del cura, el triunfo fue nuestro, logramos que se respete nuestra
mayoría de edad y nuestra condición de estudiantes de educación superior.
Jóvenes, esa es la historia de mi barba. A
diferencia de la larga barba del cura, según informaciones que nos llegaron de
Yurimaguas donde antes trabajó, fue para ocultar un pecado de runamula.
Los estudiantes, del Germán Tejada Vela,
aprobaron la historia y aplaudieron con mucho entusiasmo y sonrisas.
En este conversatorio con los estudiantes, me
acompañaba mi entrañable amigo y camarada: Edgardo Vásquez Arbildo, a quien le
pareció interesante la pregunta y más aún la respuesta, fue él quien me animo a
escribir esta historia que forma una parte interesante de mi vida.
LA
HISTORIA NO TERMINA AHÍ, VIENE LA LUCHA POR LA UNIVERSIDAD NACIONAL PARA SAN
MARTÍN.
-Y eso va por mi cuenta- mi barba se
convirtió en el germen de una cruenta lucha por una universidad para San
Martín.
Después de forjar nuestro Consejo de
Estudiantes de la Normal, en este trajín estudiantil reivindicativo, nos dimos
cuenta y nos pareció fundamental que San Martín tenga una universidad nacional,
y luchar por una, nos pareció una causa justa.
Acudimos a todas las instancias, autoridades,
al periodismo local, nadie nos hacía caso, eso
es asunto del gobierno - nos decían-.
Fue así que pensamos en la organización de los estudiantes de 4º y 5º de
secundaria.
Corría el año 1974 y los dirigentes
normalistas nos movilizamos a todos los colegios de Tarapoto, había sólo tres
principales: Ofelia Velásquez, Jiménez Pimentel y el colegio de monjas “La
Comercial” que hoy se llama Santa Rosa, y, también, al Instituto Nacional
Agropecuario. EN CADA COLEGIO FORMAMOS EL CONSEJO DE ESTUDIANTES PRO
UNIVERSIDAD.
Luego, en una reunión masiva, formamos en
1974: LA COMISIÓN DE COORDINACIÓN Y UNIFICACIÓN ESTUDIANTIL (CCUE) DE TARAPOTO,
PRO UNIVERSIDAD. Del cual fui Presidente.
Finalmente, a nivel departamental, los
primeros meses de 1975 logramos organizar LA COMISIÓN COORDINADORA
DEPARTAMENTAL DE ESTUDIANTES (CCDE), PRO
UNIVERSIDAD; en un magno evento departamental llamado “I Encuentro Departamental de
Estudiantes PRO UNIVERSIDAD” donde fui elegido Presidente. Aquí se
integraron estudiantes de las demás provincias, Moyobamba, Rioja y Lamas.
SALIMOS A
LAS CALLES DE TARAPOTO
En una masiva movilización estudiantil, por
primera vez vista en Tarapoto, bien en alto la bandera: POR UNA UNIVERSIDAD
NACIONAL PARA SAN MARTÍN. Tampoco nos hicieron caso. Las autoridades nos
felicitaban por la iniciativa, y, ahí quedaba la cosa. Fue cuando vino LA TOMA
DE LA ZONA DE EDUCACIÓN, en protesta por tanta indiferencia, tuvieron que traer
a la Guardia de Asalto de Iquitos para disuadirnos, nos reprimieron duramente,
estudiantes secundarios fueron apresados, rapados y llevados a Iquitos, para
nosotros los dirigentes decretaron la cárcel.
TARAPOTO Y
LAMAS EN UNA MASIVA ASAMBLEA POPULAR
Lograron nuestra amnistía. También, el pueblo
fue reprimido brutalmente en la Plaza de armas de Tarapoto, donde salió herido
de bala el profesor de Lamas: Abner Cotrina del Águila.
El año 1975, fue el escenario indiscutible de
la lucha estudiantil jamás vista en San Martín-Tarapoto: POR UNA UNIVERSIDAD
NACIONAL. Fue un hecho histórico, pues logramos el nombramiento de una Comisión
de Ancha Base Pro Universidad. Nosotros ya no participamos, porque sólo fue
conformada por autoridades y periodistas. Los de la Comisión, sin haber puesto
el pecho y la lucha, se llevan la gloria. Así es pues nuestro sistema, los
esclavos siembran la tierra y para otros es la cosecha.
DE CÓMO
FUE NUESTRA EXPULSIÓN DE LA NORMAL DE TARAPOTO
El año 1976, el sacerdote español, Javier Burgoa,
Director de la Normal, nos agarró a traición, todo estaba en paz, con la
Comisión viendo sobre la universidad, cuando este cura, hizo sus trámites en la
Zona de Educación, cuyo Director era Patricio Huarcaya y nos expulsaron de la
normal en forma definitiva. Con Resolución Directoral Zonal Nº 2049 del 5-11-76.
Motivos: “desacato a la autoridad”, “poner en riesgo la vida de los
trabajadores de la Zona de educación”, “generar disturbios”. No les importó
nuestra amnistía. La venganza fue suprema, pues sólo me faltaba un mes para
terminar mis estudios para profesor. Nada pudimos hacer, fue el costo por exigir
una universidad para San Martín.
Aquí destaco a los maestros moyobambinos: Edgardo
Vásquez Arbildo, Naun Chávez García (QEPD) y Darío Mesía Mesa, que haciendo una cuota económica, me ayudaron
para viajar a Ica, donde terminé mi último año de normal. De manera muy especial
al abogado moyobambino y asesor legal de la Región de Educación de Ica: William
Vásquez Ruiz, quien me llevó a la Escuela Normal de Chincha.
ASÍ FUE.
LA
UNIVERSIDAD NACIONAL SAN MARTÍN QUE HOY DISFRUTAN LOS JÓVENES, ES EL SUDOR Y
EXPULSIÓN DE NUESTRO CENTRO DE ESTUDIOS. SI VOLVIERA A SER JOVEN, ESTOY SEGURO
QUE LUCHARÍA POR LA UNIVERSIDAD. DESDE ENTONCES, LLEVO LA BARBA BIEN PUESTA.
UNA BARBA HISTÓRICA, SÍMBOLO DE REBELDÍA.
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