LA
VIOLENCIA QUE AZOTA NUESTRO PAÍS
CAUSAS Y
EFECTOS DEGRADANTES
Por Carlos Villacorta Valles
odesi12@yahoo.es
El asesinato de policías, la desaparición de
una policía en SJL, el copamiento del Estado por la delincuencia,
principalmente del narcotráfico, el arrebato de un celular por minuto, etc.,
hacen del Perú, una forma insoportable, insegura e irritante para vivir; pero
quizá, el efecto más degradante de la violencia que vivimos es la creciente
desigualdad y la pobreza extrema, donde, según el INEI, más de 4 millones de
niños viven en hogares con necesidades básicas insatisfechas, en casas de
plástico, sin agua potable y luz eléctrica; mientras un sector privilegiado
gasta toneladas de agua en sus piscinas y sus jardines. UNICEF informa que, más
de 20 mil niños mueren por enfermedades curables antes del año de vida y, más
de 10 mil niños ni siquiera llegan a cumplir el mes de nacidos. Esto
indudablemente es criminal y, hasta genocida.
CAUSAS DE
LA VIOLENCIA
La causa principal de la violencia es el
sistema, el sistema que vivimos es el capitalismo. El capitalismo se basa en
dos grandes pilares: la propiedad privada y, la libertad de mercado o libertad
de saqueo. -El ser humano es considerado una mercancía-, llevando al capitalismo
a sufrir tres grandes crisis estructurales: económica, sanitaria y climática;
la que a su vez trae tres grandes consecuencias: la genocida concentración de
las riquezas en pocas manos, una profunda desigualdad social y, la incorregible
y creciente debilidad del Estado, controlado por la mafia capitalista, por ello,
el Estado entrega los recursos y riquezas naturales a las grandes corporaciones
capitalistas nacionales y transnacionales para su explotación, a cambio de un
magro impuesto, pero un suculento 10% a favor personal del “gobernante”.
Así estructurado el sistema capitalista,
genera diversos tipos de violencia, pero para el presente texto, los voy a
dividir en dos grandes violencias: la violencia política-delincuencial y la
violencia delincuencial propiamente dicha.
LA
VIOLENCIA POLÍTICA-DELINCUENCIAL
Se refiere a cómo el Estado ha sido tomado
por delincuentes que hacen de políticos. Si nos damos un paseo por la historia,
vamos a encontrar un hecho muy visible: el capitalismo, económicamente, se
consolidó y desarrolló mediante la violencia política. Los más resaltantes: la
invasión (colonización o despojo violento de los medios de producción); el
asesinato (de líderes políticos opositores); el robo y la esclavización
salarial (explotación a los trabajadores y obreros). De esta manera, logró
mantener su poder económico. Siendo su lema delincuencial político: si tienes
dinero (capital), tienes el poder político (Estado) y, si tienes dinero y
poder, haces lo que quieres.
Señala, Federico Engels, en su libro, Anti- Dühring: el poder, la violencia, no es más que el
medio, mientras que la ventaja económica es el fin. Y en la medida en que el
fin es “más fundamental” que el medio aplicado para conseguirlo, en esa misma
medida es en la historia más fundamental el aspecto económico de la situación
que el político (Pág. 235).
Entonces, la violencia no es una causa, sino
la consecuencia de un sistema económico. Así, la violencia es consecuencia del
capitalismo y, está íntimamente anexada políticamente al Estado. Un Estado que
debe impartir justicia para todos, no lo hace, solo para los que tienen el
poder económico.
El ser humano en el capitalismo, no es dueño
de sí mismo, se le aleja de todo, del desarrollo económico, de la política, de
las leyes, de la ideología, aparentemente somos libres para decidir, sin
embargo, no participamos en ninguna de las decisiones del Estado, a pesar que
la democracia lo señala, pero nos centran solo en votar cada cinco años y, nos
hacen creer que los elegimos para que nos representen, ello nunca sucede; se
alejan de nosotros para controlarnos coercitivamente, hasta de sus propios
partidarios. La democracia es una ilusión. Así, la violencia política es
delincuencial, que se muestra de manera directa-visible y de manera sutil o
fina violencia.
El Estado, se encarga de justificar la
violencia política delincuencial, permite y justifica el asesinato de la
población que protesta y se moviliza, generando la degradación de los derechos
democráticos fundamentales y sindicales de la clase obrera y los trabajadores.
LA VIOLENCIA PROPIAMENTE DICHA
Se refiere a la delincuencia callejera, la
desintegración de las familias, el consumismo, la drogadicción y el
alcoholismo, pasando por la pornografía, la pedofilia y otras aberraciones
sexuales. Un sistema, que además, propaga el morbo y la perversión, el
vedetismo y homosexualismo como espectáculo, modelo y chisme, la violencia
degradante y el misticismo, las supersticiones de todo tipo. Pone de moda lo
horripilante y monstruoso, la astrología y la suerte mística, penetrando
descaradamente en nuestros hogares a través de los medio masivos de
comunicación, principalmente la TV. Promueven libros plagados de morbosidad,
sadismo y masoquismo, de tal manera que cuando veamos en la vida real lo que
hace y engendra el capitalismo, nos perezcan normales.
LA
VIOLENCIA, EN ESTE SISTEMA, ES UN FENÓMENO ECONÓMICO, POLÍTICO, SOCIAL Y
CULTURAL.
En el mundo, la violencia
política-delincuencial lo ejerce la CIA (Central de Inteligencia Americana),
cuerpo de élite, compuesto por millones de agentes formados de diversos
antecedentes étnicos, educativos y profesionales, diseminados por todo el
mundo, no solo para recolectar información, sino para financiar dictaduras y
partidos autoritarios preparados por ellos. Sabotear y derribar gobiernos
contrarios a EEUU. Para frenar el creciente ascenso de las luchas de los
pueblos por su liberación y la forja de un nuevo sistema con justicia social.
Realiza múltiples actividades, principalmente de terrorismo,
contra-inteligencia, crimen organizado internacional, tráfico de narcóticos y
control de armas. No las combaten, sino las propicia. Gasta anualmente más de
800 mil millones de dólares para no permitir gobiernos en contra de EEUU.
El golpe más sensible en nuestro continente:
la de Chile 1973, donde fue asesinado brutalmente su presidente, Salvador
Allende. La CIA colocó al sanguinario Pinochet, que violentó 17 años.
En Venezuela, La CIA mueve todo para
desprestigiar nacionalmente e internacionalmente al gobierno: primero Chávez,
ahora de Maduro. Provocar escasez, con bloqueos económicos, para que el pueblo
confronte a su gobierno.
Las atrocidades cometidas por la CIA es
interminable, Perú no escapa a ello: la CIA pone todos sus esfuerzos para que
salga elegido Alberto Fujimori en 1990, quien, sin preparación, ni ideas, ni
estrategias, sin influencia política, pero con una ambición enfermiza, es
candidato ideal de EEUU para manipularlo e imponer el neoliberalismo.
EL BRUTAL
CONSUMISMO QUE NOS IMPONE EL SISTEMA DISOCIA NUESTRA PERSONALIDAD
El consumo es el acto de utilizar algo, sea
producto o servicio para satisfacer una necesidad. Capitalistamente hablando,
es el acto de comprar algo que necesitamos. En cambio, el consumismo es el
instrumento capitalista que siembra el deseo de comprar lo que no necesitamos.
La TV es el principal medio para imponerlo.
Con respecto a los que tienen poder
económico, el consumismo brutal es un problema sicológico –ansiedad y
alienación-, consistente en comprar exageradamente cosas que no necesitan; con
el que llenan ese vacío personal insatisfecho por la opulencia; disociando su
personalidad con individualismo, egoísmo y poses egocéntricas y agresivas, y
hasta racistas.
Por su parte, los que no tienen poder
económico, el brutal consumismo va más allá de la ansiedad y la alienación, es el
deseo insatisfecho de querer comprar algo y no poder hacerlo, lo que disocia la
personalidad, porque lleva a satisfacer ese vacío letal de otra manera, quien
sabe, con el alcohol, la agresividad y hasta el robo.
El consumismo brutal destruye nuestro
autocontrol y regulación de nuestras emociones, generando permanentes crisis
personales y familiares, tanto para los de arriba como para los de abajo; por
ello nos volvemos más violentos y nos crean “enfermedades” como negocio:
depresión, bulimia, anorexia, impotencia, bipolaridad, obesidad etc., formas de
violencia sistemática.
Al consumismo brutal hay que combatirlo con
lectura, lectura y más lectura. Llenamos ese vacío letal con la lectura de un
buen libro.
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