LECTURA, CULTURA POLÍTICA, Y
EL
CANTAR DE LOS VOTOS ELECTORALES
Por Carlos Villacorta Valles
Jueves 06/10/2022
La lectura no es solo descifrar códigos lingüísticos
para aprender y tener información, sino ante todo es aprender a leer el mundo,
la sociedad; para adquirir conocimiento completo, cultura política y comprender
nuestra realidad; significa ello, confrontar el texto leído con el mundo, la
sociedad o la realidad, por tanto, leer no es solo comprender un texto, sino
comprender, interpretar y transformar el mundo.
De manera general, al leer un texto y confrontarlo con
la realidad, estamos adquiriendo cultura, y, cultura está referida al conjunto de informaciones, conocimientos, ideas y políticas
que vivimos diariamente; así como, las tradiciones y costumbres que practican
nuestros pueblos, la clase social a la que pertenecemos, en una época histórica
determinada.
Por ello, fomentar el libro y la
lectura con los niños y jóvenes es vital.
En síntesis, la política es una ciencia fáctica que trata de la
organización de los Estados y gobiernos, y la organización de las sociedades humanas.
En ese sentido, un ciudadano es un “ser político por naturaleza”, decía
Aristóteles, que debe estar muy interesado y vigilante de los intereses
públicos, de cómo los Estados y los gobiernos gastan el dinero de todos, porque
afectan a la sociedad y al país. En otras palabras, debemos tener CULTURA
POLÍTICA; sin embargo, los que controlan el poder económico nos quieren apolíticos, incultos y,
promueven la cultura de la incultura, ¿por qué será?
¿QUÉ ES CULTURA POLÍTICA?
Específicamente tiene que ver con nuestras lecturas
sobre la realidad política, gobiernos, políticos, libros sobre realidad
política, ideologías, palabras, términos, doctrinas para adquirir los conceptos
necesarios que, enriquecidos con nuestros valores, creencias y pautas
conductuales, poder discernir lo que más nos conviene como ciudadanos políticos
y elegir con conocimiento de causa a los que pretenden representarnos en el Estado
y el gobierno.
Actualmente se ha sembrado en nuestra mente, palabras,
conceptos, teorías, doctrinas completamente distorsionadas que nos es muy
difícil pronunciarlos, porque se los ha cargado de contenidos supersticiosos,
de temor, colgados de peligrosidad supuesta, la misma palabra política está
distorsionada, no solo en su definición, sino por el actuar negativo, perverso,
corrupto y delincuencial de los que gobiernan un país, que entran al Estado y
el gobierno para enriquecerse, sin cumplir los fines y objetivos del Estado y
el gobierno, mucho menos sus promesas.
Ya sabemos que, el Estado es
la organización política de la sociedad. El gobierno, son los órganos directrices
del Estado, principalmente el poder Ejecutivo y el Congreso, etc., que
garantizan el cumplimiento de los fines del Estado y sus leyes. Así, el Estado es
permanente y el gobierno es
temporal; cambia según la condición y los criterios políticos establecidos.
Como puede verse, tener cultura política es
fundamental, esencial, vital para poder leer la calidad del sistema político,
económico y social que estamos viviendo y poder, también, participar
activamente en su corrección y contribuir con una mejor sociedad, sin dejarnos
llevar por los que controlan el poder económico y sus élites politiqueras, así
como sus medios de comunicación, principalmente TV., con su guerra cultural
manipuladora desde el ciberespacio
y los medios
de comunicación, distorsionando la información y nuestra percepción social y así reemplazar
líderes políticos por
unos títeres afines a sus fines corruptos, que nos afectan
económicamente, socialmente, culturalmente y políticamente.
CULTURA POLÍTICA EN EL PERÚ
En un artículo anterior, informaba que, según
encuestas internacionales, los peruanos estamos en el último lugar en lectura,
pero en primer lugar en lectura de periódicos “chicha” ¿Qué significa ello? Que
estamos con un nivel cultural demasiado bajo, lo que nos hace aceptar con una
extraña complacencia el caudillismo y el clientelismo, bajo el marco del
autoritarismo, desde 1821. O votar con una tranquilidad increíble por los mismos
delincuentes metidos en politiquería.
Hay una oposición a estos politiqueros, muy débil, y
de pocos ciudadanos, lo que es peor, muchos salen a festejar sus triunfos;
otros, un gran porcentaje, que manifiestan que estarían dispuestos a apoyar un
golpe y a una dictadura, con la creencia que eso necesita el Perú, en un total
desconocimiento de nuestra historia, pues, desde 1821, se han sucedido golpes y
caudillismos que nada han favorecido a nuestro país, solo a ellos y su
clientela; sino recordemos el reciente golpe y dictadura de Fujimori ¿Qué ha
cambiado para los más necesitados?
Los delincuentes politiqueros ganan elecciones no por
su capacidad, sino por nuestra débil cultura política, ese es el cantar de los
votos electorales.
Nuestra débil cultura política tiene que ver en parte,
porque no leemos y no estamos informados que,
están demoliendo
nuestra fuerza y capacidad intelectual y política, mediante una asquerosa
manipulación directa con los medios masivos (no todos) y las redes sociales,
a través de operaciones sicológicas permanentes se afecta nuestra psiquis,
nuestra racionalidad y emocionalidad, por tanto, un prolongado desgaste
neurológico que nos vuelve más irritables, poco pensantes, muy alejados de la
lectura y cerca a los aparatos electrónicos, principalmente celular y TV,
paradójicamente con un pensamiento parroquial y feudal; además, esos aparatos
afectan nuestra visión orgánica y política. Desecharlos, no, no dejar que nos
controlen.
Así pues, en nuestra sociedad, en medio del avance
científico y tecnológico, todavía conviven una cultura y mentalidad feudal, una
mentalidad monacal y otra capitalista con sujeción absoluta a los monopolios y
transnacionales. No tenemos una cultura política nacional, nuestra política es
más vertical y autoritaria sujeta al capital extranjero.
Los que controlan nuestro país, nos han acostumbrado a
las traiciones y perversiones politiqueras con el agregado en la actualidad del
transfuguismo, un politiquero perverso se pasea de una tienda politiquera a
otra sin ninguna vergüenza, con un deshonor a prueba de críticas.
Nuestra historia está llena de politiqueros caudillos
perversos y traidores, incapaces y convenidos, mercenarios y lamebotas; con
presidentes golpistas y autocráticos, derrocados y vacados, egomaniáticos y
desleales a su propia gente. Desde 1990, con la creación perversa y malévola de
Fujimori y montesinos, notamos la politiquería más asquerosa a partida doble,
una mezcla y disputa sin precedentes entre ratas y alimañas.
El ciudadano peruano, cada vez más desconfiado,
defraudado y descontento, todo le es indiferente, cuelga la fe tras la puerta
de la esperanza, recibe su táper y vota por quien más le sonríe, para
beneplácito de los que controlan el poder económico.
Pero si a alguno le queda un poco de lucidez, saca su
paracaídas y se lanza a buscar soluciones; exaltado por la palabra libertad se
desliza por la locura cuerda, confiando que algún día, la mayoría perderá el
miedo a la locura, pues la buena lectura le trazará el camino.
En todo caso, mira al enorme Moyobambino: Edgardo
Vásquez Arbildo, unos pocos le dicen “loquito”, pero es un loquito cuerdo con
una gran cultura política que le mantiene lúcido y joven. Un gran lector que da
escuela de libros. Personaje imprescindible para nuestra sociedad. Nos traza el
camino.
Porque, un pueblo leído, culto y educado es más
resistente a cualquier intento de control y manipulación mental. Estamos
avisados.
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