Experiencias musicales. Testimonio.
Las raíces de un mestizaje musical
Fuente:http://www.prensaescrita.com/adiario.php?codigo=AME&pagina=http://www.diariolaprimeraperu.com
Raúl y Juan Luis Pereyra de El Polen, con las guitarras que
les dio Carlos Santana para el concierto frustrado más recordado de la historia
del Perú.
Antes de hablar de la fusión del rock con la Música autóctona
peruana es necesario recordar que toda Música es un proceso de fusión
permanente.
¿Qué mejor ejemplo que el mismo rock, género donde convergen
el blues, el country, el rythm and blues, el hillbilly? ¿Y no es fusión también
la Música andina, con sus instrumentos de cuerda y vientos traídos por los
españoles? Teniendo en cuenta esto podemos continuar con este rápido repaso.
PRIMERA PARTE. El encuentro entre el rock y la música
peruana"
Un primer antecedente de rock mestizo lo podemos encontrar en
el primer álbum del rock peruano. Se trata de Los Incas Modernos del Callao y
su “Carnavalito”, versión en surf rock del tradicional tema andino “El
humahuaqueño” (que algunos aseguran que es típico de Jujuy, Argentina)
aparecida en el álbum homónimo de 1963.
Para Arturo Vigil, incansable investigador de los primeros
años del rock nacional, la tradición del rock mestizo comienza con grupos de
provincia como Los Datsuns de Huancayo, Los Siderals de Ayacucho y Los
Espectros de Cusco.
Los Siderals editaron en 1967 un longplay homónimo a través
de Iempsa caracterizado por su eclecticismo. “Ustedes encontrarán lo que
todavía no se atrevió a hacer ningún otro conjunto. Canciones peruanas
típicamente vernaculares como ‘Vírgenes del Sol’, ‘Amor indio’ y otras llevadas
al disco al ritmo moderno sin quitarles en lo más mínimo su expresión musical
que es lo que los amerita” decía el texto interior del vinilo. Los rockeros
ayacuchanos pueden ser considerados también pioneros de la cumbia andina con
los instrumentales “Rimski”, “La Avispa” y “Acuarela de río”, aparecidos
también en este disco. Los Siderals además son LA PRIMERA banda de rock and
roll en hacer una versión de “El cóndor pasa” de Daniel Alomía Robles, antes de
que Paul Simon y Art Garfunkel la grabara, ignorando su verdadera autoría.
Pero el inicio del mestizaje en el rock se da con la
legendaria banda El Polen, liderada por los hermanos Raúl y Juan Luis Pereyra,
todo un hito en la Música peruana moderna.
Los hermanos Pereyra, nietos del pintor Raúl María Pereyra,
habían crecido en un ambiente bohemio e intelectual, ajeno a los prejuicios
sociales y raciales tan comunes en su época. Todavía en el colegio, comienzan
en el rock and roll con Los Shains, la banda de Pico Ego Aguirre y Gerardo
Manuel, cuyo repertorio estaba hecho mayormente de versiones de bandas
estadounidenses e inglesas. Luego forman Los Drags, junto a Jean Pierre Magnet.
Sin embargo, los cambios que atravesaba el mundo a fines de
los años 60 los motivaron a buscar una ruta musical más autóctona.
“Dejé de tocar mucho tiempo porque me aburrió la onda de los
covers. Me desencanté y pasé mucho tiempo sin guitarra eléctrica y solo
agarraba la criolla. Empecé a tocar valses y rock acústico. Era un momento de
cambios en los 60s, hubo una revolución que movía a todo el mundo y también
sentí una necesidad de ser original. Tome conciencia de qué es la autenticidad,
ser peruano y de nuestras raíces, que era bien rico y no veía el motivo por el
cual nosotros no mirábamos hacia dentro. Eso también con cierta consciencia
política, como que despertamos un poco”, nos cuenta Juan Luis Pereyra, desde la
misma casa Miraflores donde nació El Polen con su hermano Raúl, lamentablemente
fallecido el año 2010.
Rockeros cusqueños de El Trébol. De izquierda a derecha:
Julio Garay (bajo y voz), Héctor Garay (primera guitarra y voz), Vladimiro
Montesinos (homónimo del siniestro asesor en la batería) y Roberto Garay
(segunda guitarra)
Influidos por la Música andina, el rock sicodélico, la poesía
de Juan Gonzalo Rose y de Carlos Oquendo de Amat y lo que Juan Luis llama
“experiencias psicomísticas”, El Polen hizo su debut en el verano de 1970 en
pub miraflorino llamado Zanzíbar.
Pero el episodio definitivo en su aprendizaje de la Música
andina se dio cuando viajaron, tirando dedo, al Cusco.
Ahí tocaron en plazas y calles a cambio de alimentos y
aprendieron a ejecutar el arpa, la quena y el charango, instrumentos que
trajeron a Lima. El sonido del grupo se complementaba con el chelo de Juan
Sebastián Montesinos y el violín de Fernando Silva.
Gracias a su hermano Nilo Pereyra, la banda fue contratada
por el productor Bernardo Batievski para incluir su Música como banda sonora de
la película “Cholo”, inspirada en la vida del exitoso futbolista Hugo Sotil.
Los músicos le pidieron al productor un espacio para ensayar tranquilamente y
así se pudieron instalar en una casa en la Bajada de los Baños que terminó
convirtiéndose en una comunidad, a donde iban hippies y músicos de todas
partes. Por ahí también pasó Susana Baca, quien se hizo muy amiga de ellos y
que incluso grabó canciones con Juan Luis Pereyra. En esas circunstancias El Polen
graba su primer disco que incluye versiones del himno cusqueño “Valicha” y
“Cholito pantalón blanco”, y temas propios como “La Flor”, épica pieza de 11
minutos, con un canto en quechua. Al año siguiente graban “Fuera de la ciudad”,
otra obra maestra de la Música contemporánea local.
El Polen fue LA PRIMERA banda contracultural del Perú.
Su modo de vida estaba opuesto al sistema e identificado con
el hippiesmo. En La Cantuta se refugiaron en una casa junto con otras personas
con similares inquietudes, una suerte de comunidad hippie en las afueras de la
ciudad.
“Nos dimos cuenta que la mejor manera para hacer una obra en
grupo era conviviendo. Conviviendo podríamos llegar a tener una compenetración
musical mucho más potente”, cuenta Juan Luis.
El Polen protagonizó en los años 70 una de las historias más
fascinantes en la historia del rock peruano.
Basta decir que estaban programados para abrir el frustrado
concierto de Santana en 1971. El propio Carlos Santana les regaló dos
guitarras para ese concierto, de las cuales Juan Luis conserva una. Luego
iniciarían un libérrimo recorrido por el mundo. Uno de los hippies que cayó por
la casa de La Cantuta ahí se llevó el disco “Cholo” a Chile y se lo mostró a Los
Jaivas, quienes por esos años ya fusionaban el rock con la Música andina. El grupo recibe la invitación para viajar y se presentan
junto a sus pares Chilenos en la Quinta Vergara.
Eran los años de la Unidad Popular y la actividad cultural
era sumamente intensa. A su regreso, Susana Baca los convoca para una
delegación de artistas peruanos invitados por el gobierno alemán para un
festival. Tras su presentación en Alemania, el grupo sigue su rumbo y recorre
Europa durante seis meses, sin más pertenencias que sus instrumentos y su
Música. En el recorrido, llegan a ver en vivo a los Rolling Stones, Donovan y
Procol Harum, tocan en un barco en el Danubio y caen en el atelier del pintor
cusqueño Alberto Quintanilla en París.
El proceso de El Polen fue la búsqueda musical y espiritual
de un grupo de jóvenes músicos limeños criados en el rock and roll,
identificados con el hippiesmo y que miraron hacia las raíces musicales de su
país.
En ese sentido su viaje a Cusco fue trascendental para
aprender más de la Música andina y de sus instrumentos. Al mismo tiempo, en la
misma Ciudad Imperial, Héctor Garay del grupo El Trébol iniciaría un proceso
inverso, por llamarlo así. De una ciudad con dificultades para hacer rock and
roll, este joven músico viajó a Argentina para conocer la gran escena que vivía
ese país. Viajó guitarra en mano y tirando dedo, tal como lo hicieran los
Pereyra. Se podría decir que mientras que El Polen estaba formado por rockeros
que aprendieron a tocar Música andina, el caso de El Trébol es de músicos
andinos que aprendieron a tocar rock.
Años antes, en 1966, Héctor y sus hermanos, todavía en el
colegio formaron el grupo Los Espectros, pioneros del rock cusqueño. La banda
se hizo muy popular en las llamadas “fogatas bailables”, fiestas organizadas
por los colegios de Cusco para recaudar fondos para su viaje de promoción. El
verano del 67 pasaron sus vacaciones escolares en Lima para grabar su primer
disco, bajo el sello Iempsa que además de temas de enérgico rock and roll,
incluía versiones de las famosas melodías “Ollantay” del cusqueño Leandro
Alviña Miranda y “Cuando el indio llora” de Carlos A. Saco.
“Lo primero que tu aprendes en el Cusco si agarras una
mandolina, un charango o una guitarra es a tocar ‘Vírgenes del Sol’, explica
Héctor, demostrando que los mejores ejemplos de fusión se dan de manera
espontánea. Pero volvamos a 1972. Héctor regresa de Argentina con un gran lote
de discos de Pescado Rabioso, Litto Nebia y Arco Iris y les propone a sus
hermanos seguir ese camino. Así comienza una nueva aventura denominada El
Trébol, primer grupo rockero que grabó canciones en quechua.
Estas son su sicodélica versión de “El Cóndor Pasa” y la composición
propia “El viento pregunta por ti”, ambas incluidas en su primer disco titulado
“Buscándote”, editado por El Virrey, a iniciativa de Gerardo Manuel
“El motivo principal era que, para nosotros que no
dominábamos el inglés, era más fácil cantar en nuestro idioma quechua. Yo
domino el quechua porque he vivido allá y lo he estudiado. El inglés he tratado
de masticarlo pero siempre se me hizo difícil”, recuerda.
“Al año siguiente lanzarían el disco “Mujer viajera”,
siguiendo el mismo estilo que bebió el líder del grupo en su iniciático viaje a
Argentina. Su sonido mezclaba la balada con el rock sicodélico y usaba efectos
como el fuzztone y el wah wah.
Cuarenta años después estas joyas del rock cusqueño esperan
ser reeditadas en formatos más modernos para las nuevas generaciones.
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