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Carlos Villacorta Valles
Estudio sobre la belleza
Por Eloy Jáuregui
Cualquiera se preguntaría, y con razón, por qué en un Perú tan acanallado un poeta escribe: La pasajera voz pregunta / ¿Qué hacemos aquí en medio del caos? / Y el incesante movimiento dice / vivir / luchar contra la muerte que va tras la belleza sin saber qué es la / belleza y la vislumbra o aprisiona mientras / desaparece entre sus brazos o mientras / ella misma desaparece / entre los brazos de la belleza / ¿Así es la vida? / así es la vida (…). El poeta es Alonso Ruiz Rosas. Y ha publicado “Estudio sobre la belleza”, libro de una limpieza estética impecable. Poeta ducho y desemboscado en nuestro país envilecido donde solo se habla de ardimiento, arrebatos, intemperancia. Y ayer, hasta de pena de muerte. Esa muerte que vendrá y tendrá tus ojos.
Como escribe Mirko Lauer: “Sorprende que algunos quieran discutir la pena de muerte (hoy, de hervidero electoral) en un contexto en que son diarias la impunidad de los delincuentes, la inoperancia de la policía y las inconductas de muchos jueces”. Cuando el ministro de Justicia, Víctor García Toma, dijo con valentía que ese debate no tiene efectos prácticos pues tanto la Constitución como la Convención Interamericana de Derechos Humanos proscriben su eventual aplicación, les estaba enrostrando a Keiko Fujimori y a su ahora palafrenero Alan García que nuestra Carta Magna, al menos, tiene una vocación humanista, esa que busca recuperar al reo y, además, contempla que el Estado no puede ponerse al mismo nivel moral que el asesino.
Nuestra política de cachina ya expuso su nauseabunda agenda para enmierdarnos a todos antes del 3 de octubre. Y todos quieren ser alcaldes. Todos autoridades y funcionarios enlodando al otro. El discurso no es original, es la copia xerox de esa técnica del detritus que aplicaron Fujimori y Montesinos hace más de una década cuando eran cabecillas de la banda más facinerosa que gobernó nuestro país. Mismos lenguaje, metodología y hasta baile. El hallazgo del defecto en el otro y no la virtud. El “independiente”, el outsider, el mesías de chifa, estampa su rostro en la escenografía urbana. Todos con su “honradez, tecnología y trabajo”. Uno más chiflado que el otro. La otra más pura que su contrincante “caviar”. “Que roben pero que trabajen”. El Vaso de Leche contra ‘Los malditos de Loreto’; el Club de Madres versus la Teletón; el populismo, el clientelaje y el caudillismo antes que la institución y antes que el partido. El emporio Gamarra contra los pollos Norky’s. Y los emprendedores contra las empoderadas.
País de retazos y parches. Matadura sanguinolenta de nuestra historia que supura purulencia por carencia de institucionalidad. Masas embanderadas tras el gesto y la sonrisa cachosa frente a las entidades ideológicas. Caga a este y al otro. Dile cabro, disoluto, abortista, abolicionista, comunista, ‘marca’, ‘pederasta’, columnista. Y ante este mamarracho de cerbatanas mediáticas el poeta Juan Carlos de la Fuente sentencia: “La belleza es fugaz, pero se queda”. Y Ruiz Rosas sigue escribiendo poesía como “una canción hecha con todo el amor y toda la / rabia que se lleva el maldito / viento”. Que no se diga más, opte usted por la belleza o la mierda. Por la justicia en Accomarca o por el cebiche de Camisea en Mistura.La República.
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