viernes, 20 de julio de 2018

¿Y DÓNDE ESTÁ LA RAÍZ DE LA CORRUPCIÓN?


¿Y DÓNDE ESTÁ LA RAÍZ DE LA CORRUPCIÓN?
La corrupción como el acto más repudiable de la cultura de la incultura
                                                                                                                  Por Carlos Villacorta Valles
                                                                                                                        odesi12@yahoo.es


Según la RAE (Real Academia Española), corrupción es la acción y efecto de corromper (depravar, echar a perder, sobornar a alguien, pervertir, dañar).  Es la práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de las organizaciones, especialmente las públicas, en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores. Es decir que, la corrupción no es un término solo aplicable a la actividad pública, sino también a la privada y de manera práctica al provecho personal, lo que la hace casi absolutamente individualista y egoísta.

Así, la corrupción es la deformación de la toma de decisiones de una mente con ambición descomunal por el dinero y la recompensa. Una mente capaz de trasgredir sus valores y principios con tal de obtener lo que busca, especialmente obtener más dinero o enriquecimiento; se desvía o exige desviación del criterio correcto de sus decisiones, más aún, si tiene poder.

Ahora bien, la ambición, el deseo de poder no es exclusividad de las cabezas o altas esferas, sino de todas las gentes, cuyo instinto está siempre latente; es su nivel cultural y educativo y, sobre todo ideológico al servicio de los más necesitados, bien practicado, impide las malas prácticas y la corrupción. Lo demás, es cultura de la incultura, de lo más deleznable.

Pero, ¿dónde está el origen de la corrupción?

Los religiosos y los moralistas, afirman que la corrupción está en la naturaleza humana, dicen “el hombre es corrupto por naturaleza”, “la corrupción es inherente al ser humano”; para fortalecer su dicho se remontan a la antigüedad “siempre hubo corrupción”. Eva –la primera mujer- fue la primera corrupta, por aceptar un soborno y sobornar a su pareja para que sean igual a dios. Grandes políticos, defensores del capitalismo, fortalecen este nivel de pensamiento, el más conocido Winston Churchill, primer ministro del Reino Unido, justificando esta postura conceptual decía que había de reducir la corrupción a su mínima expresión para que “sirva de lubricante al funcionamiento de la máquina de la democracia” ¿Parece cierto, no?

Yo respondo con un contundente NO; si bien el hombre nace con todas las posibilidades en su fuero interno, no significa que irremediablemente será corrupto, delincuente o deformado social y mental; hasta atreverse a pensar de esa manera es una forma corrupta de pensar, pues se la justifica abiertamente; lo que significa que toda  sociedad es corrupta, y, si es su naturaleza, por tanto, está eximido de responsabilidad ética o política. Fatal ¿No es cierto?

Si analizamos el concepto de corrupción y sus implicancias, este exacerbado deseo de poseer dinero y poder se manifiesta con claridad con la aparición de la propiedad privada y, con ella el esclavismo, el feudalismo y ahora el capitalismo. En buen castellano, cuando aparece el sistema de explotación del hombre por el hombre: explotados y explotadores;  sistemas que tendrán como objetivo central acumular riqueza a costa de cualquier cosa,  el embrutecimiento de la gente y el control y mantención de ese poder económico. La educación y la cultura se convierten en los principales instrumentos de forja de cultura de la incultura, donde el hombre de éxito es el que llega a tener poder económico y con ello poder social.

Así pues, la corrupción es consustancial al sistema de explotación, forma parte de su estructura y desaparecerá cuando indudablemente desaparezcan este tipo de sistemas.  Los teóricos burgueses y los defensores gratuitos del sistema nos desvían de este tipo de análisis, porque se han adaptado al sistema corrupto, parasitan alegremente y no pueden pensar otra forma de vivir o de luchar por un nuevo sistema más humano y más justo. No debe sorprendernos entonces, que la defiendan y, con su retorcido y desviado pensamiento utilitario no encontrarán ningún “servicio” o “favor” desinteresado, siempre buscarán su prebenda, su utilidad, por ello, estos mismos sujetos han acuñado que la honestidad en este tipo de sistemas es una tontera, quién no busca acumular todo el dinero que pueda y a costa de lo que sea es un fracasado, un ser sin aspiraciones y lo dicen sin sentir culpa alguna.

La corrupción como rasgo principal de un sistema donde el dinero es el dios

En el confesionario, un capitalista le dice a su confesor: “padre, rogaba y rogaba a dios tener un carro último modelo, la plata no me alcanzaba, entonces, como por esa vía no lograba, utilicé la garantía del Estado para conseguirlo, gracias a dios y con ayuda de un gran amigo congresista logramos que la deuda prescribiera y no le pagué al Estado”. El cura le responde: “hijo, dios te perdona, pero no lo vuelvas a hacer”.

Un patético caso de promoción de la cultura de la incultura de este sistema, no solo porque las actividades corruptas –tomadas como pecados- dios los perdona, sino porque nos da la facultad de seguir haciéndolo, y hacerlo sin sentimiento de culpa, y siembra también la dañina inferencia de que, “si todos lo hacen”, “yo también entonces lo puedo hacer”. Así pues, en este sistema, hasta el perdón tiene precio, el que tiene plata lo compra.

De esta manera, también se siembra la indiferencia y el acomodo: si a mí la injusticia y la corrupción no me hace daño, no me importa lo demás; solo recién cuanto me toca, pienso en lo injusta y corrupta que es la sociedad; habla en general y, no apunto a la gente que controla el poder económico.

Entonces, instalados el individualismo, el egoísmo y la acumulación de dinero como prioridades culturales en este sistema, el que puede sacar ventaja de algo lo hará, sin importar normas, ética y principios, de lo contrario no podrás hacer un buen “negocio”. Así será en el primer sistema opresor: el esclavismo, cuyas formas de corrupción abierta de vender y comprar personas, no tendrán el más mínimo de remordimiento y violación de los más elementales principios de la dignidad humana.  En el feudalismo, la propia iglesia en nombre de dios, realizará estas prácticas sangrientas de corrupción abierta. En el actual: el capitalismo o imperialismo, como podemos observar y vivir, la esclavitud en algunos países se sigue con esta práctica de degradación del ser humano, -principalmente con los migrantes, obreros y campesinos- pero en la gran mayoría de países se ha tecnificado y sofisticado, que nos parece algo normal, porque la educación nos lo muestra de esa manera. Por ejemplo: Es inaudito mirar impasible que millones de niños y jóvenes no tengan la más mínima posibilidad de estudiar por falta de recursos económicos y haya sujetos que en su cuenta tengan más de 80 mil millones de dólares.

El mercado capitalista todo lo atrapa, hasta la diversión más franca, si le ven posibilidades económicas la engullen, el caso más patético es el fútbol: tras una pelota corren billones de soles; actualmente el auge de las apuestas futbolísticas desvían la decisión correcta de árbitros y jugadores; éstos pueden apostar anónimamente, luego influir en los resultados con su actuación en el campo.

¿Se resolverá la corrupción?

Reitero, en este sistema no, a lo sumo se paliará. En este sistema, el dinero corre a raudales y corroe también a raudales. La irrupción e invasión capitalista, con su revolución industrial, extendió el comercio y la especulación y por tanto el soborno y la corrupción. La supuesta lucha anticorrupción sigue una lógica simplista, castigar a los de abajo y dictar leyes que nadie cumple, para supuestamente fortalecer la institucionalidad. Una justicia hecha a la medida de la injusticia de los de arriba. Sólo se verán: Normas sociales y jurídicas que fortalezcan la institucionalidad y “sanción ejemplar” a “chivos expiatorios” como peces gordos visibles.

En un sistema como el nuestro donde prima el individualismo y la reciprocidad corrupta, es difícil encontrar responsables. La élite mayoritaria tiene su dote económica para pagar su “pecado” y su “perdón” o pertenecen a la misma red de corruptos. El sistema los amamanta, el dinero los alimenta y tonifica y, sobre todo el dinero del Estado.

Algo que daría más resultados sería: la organización de la población no comprometidas con partidos políticos y ante ellos una clara rendición de cuentas de los gobernantes y burócratas institucionales que, de no hacerlo, existan órganos ejecutivos y probados de esa misma población organizada para sancionar a los corruptos, limitando o neutralizando la impunidad. Claro dentro de la ingenuidad mía, porque el propio sistema capitalista es una gran mafia corrupta, que funciona en cadena y en redes de reemplazos de corruptos, donde la prevención es casi imposible. El sistema corrupto no solo necesita de antídotos, sino de cambio estructural, es decir desde la raíz. Eso los asusta, por eso desacreditan las acciones radicales.

Hay periodos en que el sistema nos muestra su peor rostro corrupto. Eso es lo que está pasando actualmente en el Perú. Nos muestra la peor cara: la corrupción como el acto más repudiable de la cultura de la incultura.







viernes, 13 de julio de 2018

PEDAGOGÍA PARA LA TRANSFORMACIÓN Parte XVII


PEDAGOGÍA PARA LA TRANSFORMACIÓN Parte XVII
-Crisis de la educación: causas y soluciones-
                                                                       Por Carlos Villacorta Valles
                                                                                odesi12@yahoo.es



EL DOCENTE DEBE SER AMIGO, MAESTRO Y DISCÍPULO DE SUS ALUMNOS. Ello va a generar necesariamente, una disciplina consciente y racional, justa y voluntaria.



3.15. TRANSFORMAR EL SISTEMA EDUCATIVO MUY DESARTICULADO EN SUS NIVELES INICIAL, PRIMARIA, SECUNDARIA Y SUPERIOR EN UN SISTEMA INTEGRADO.


El Perú es un país sometido y subyugado al imperio del capital extranjero, que es lo que complica el desarrollo de su personalidad y complejiza aún más su multiculturalidad y le hace sumamente indefinido, fragmentado y difícil.

Todas sus políticas son impuestas desde afuera, lo que nos desarticula completamente con la realidad, reflejándose muy pronunciadamente en el ámbito de la cultura (principalmente medios de información como la TV y la información radial) y la educación, que son los instrumentos más utilizados para debilitar y deformar nuestra personalidad como nación y como ciudadanos auténticos y libres. Esto no es novedad, todo el mundo lo sabe.

     Particularmente en educación, aparte de los miles de problemas que afrontamos por esta situación, tenemos el problema muy común, cual es el de la desarticulación de los niveles educativos y lo que es peor, el Ministerio de Educación no tiene o por lo menos no se conoce un programa o política tendiente a resolverlo.

      Hay una insuficiente e inadecuada relación de niveles educativos. Inicial, primaria, secundaria y superior cada uno por su lado. Desarticulación por todas las esferas académicas, en todos los niveles educativos y sobre todo entre la educación y la sociedad. Cada uno al margen del otro, totalmente desintegrados, con sus responsabilidades propias es cierto, pero, reitero, cada uno por su lado. Por eso el estribillo de que secundaria arrastra los problemas de primaria y, algunos docentes secundarios, socarronamente dicen “los profesores de primaria no trabajan bien” y, los universitarios se quejan de los secundarios. Quejas de sus protagonistas los docentes contra docentes, sin ver el fondo del problema y el sistema que lo amamanta.

      Por ejemplo, la secundaria lejos de ser continuación de la primaria es su otra orilla. Pero, lo más desproporcionado, es el examen de ingreso a las universidades en comparación a lo que se enseña en las instituciones educativas secundarias. Son dos aspectos diferentes que ha creado la necesidad de las academias que, prácticamente se han convertido en otro nivel educativo y el más costoso y el paso indispensable si se quiere ingresar a la universidad. Ahora los niveles educativos son: Inicial-primaria-secundaria-academia y superior. Academia que incluso los pobres estudiantes lo llevan en forma paralela con la secundaria desde el 3er año. Todo el sistema y ambiente capitalista liberal apunta a la universidad, pero no prepara para la universidad.

Actualmente se ha dado en llamar “Educación Básica” a inicial, primaria y secundaria, sin ningún criterio integrador en la práctica, sólo en el nombre.

      Pero, lo más agravante de esta desarticulación se da entre los resultados académicos (educación-aprendizaje) y la realidad (sociedad-capacidad). Experimentar que lo que estudio y aprendo no me sirve para ser eficaz en este mundo de conflictos sociales es desgarrador.

 Ver que otro ocupa un lugar inmerecido, sólo por un cupo politiquero u amiguismo, que es lo mismo decir por corrupción, realmente desacredita mi nivel educativo.

En este sistema capitalista es fácil ser un buen alumno y adquirir capacidad, pero ello no me asegura la oportunidad de ocupar un lugar destacado en la sociedad.

Por esta razón, son los propios docentes de inicial, primaria y secundaria que deben coordinar y articular su trabajo y, particularmente los de secundaria deben desarrollar más trabajo vocacional con sus alumnos, más pegado al mundo de las profesiones. Los propios docentes deben romper esas vallas que los distancian de cada nivel educativo, sin desmerecimientos de ninguna clase.

Se impone pues por otro lado, la lucha permanente por una pedagogía transformadora que contribuya en la consecución de una Sociedad mejor.

3.16. TRANSFORMAR EL AUTORITARISMO DISCIPLINARIO ESCOLAR EN CONSECUENTE AUTODISCIPLINA Y/O DISCIPLINA CONSCIENTE, CON UN REGIMEN DE CORRECCIONES Y ESTÍMULOS DEMOCRÁTICOS.

Si UD. mi querido docente, hace una reflexión profunda sobre la disciplina, se va a dar cuenta que ésta no es un instrumento de educación (conforme a veces se cree). Es al revés, la disciplina es uno de los logros de nuestra educación. Es decir, es el resultado de la educación que brindamos. Por ejemplo, nos cansamos de hacer normas de convivencia, repetir reglas, formas de comportamiento, Reglamento interno. Amenazamos con la sanción, la expulsión, dejar sin recreo, llamar a los padres, etc. Y, la indisciplina sigue igual o peor, sobre todo cuando no estamos presentes.

 La disciplina no es parte de la naturaleza humana, son condiciones que es preciso crear por medio de la educación y la persuasión.

      Por el miedo se puede bajar la indisciplina, es decir la imposición de leyes o reglas, pero el contexto es hostil, indiferente, incumplimiento de aquellos que deben ser los primeros en cumplir, entonces algunos niños y jóvenes retan al sistema con un comportamiento diferente a lo establecido, nos retan a los docentes. ¿Qué se ha logrado? Nada más que un régimen que no sólo no responde a los intereses en nuestro caso de los alumnos, sino también un régimen que no se cumple.

      Es común observar en algunos docentes una doble actitud: Cuando están entre ellos, son alegres risueños y desenvueltos y, cuando entran al aula, se ponen rígidos, serios, con rostro adusto y severo. Se transforman en “autoridad”. “Si no éstos (alumnos) no me hacen caso”. Dicen.

      Ahora bien, tiene que haber una “buena disciplina”, pero ésta tiene que ser racional y justa y el que cumple tiene que estar consciente de ello, es decir participar, proponer y aprobar y luego aplicarlo voluntariamente. Estoy diciendo que el alumno democráticamente debe proponer sus formas de comportamiento, discutirlo y analizarlo en una Asamblea Escolar exclusivo para ello. Es lo justo. Es lo que reclamamos a las autoridades. Son ensayos de una Escuela nueva y mejor en perspectiva de la forja de una Sociedad mejor. ¿Quién lo tiene que hacer? Sólo un docente justo. EL DOCENTE DEBE SER AMIGO, MAESTRO Y DISCÍPULO DE SUS ALUMNOS. Ello va a generar necesariamente una disciplina consciente y racional, justa y voluntaria.

Necesitamos entonces una disciplina consciente y racional, justa y voluntaria. Ante todo democrática ¿Cómo lograrlo?:

      1.- El docente debe hacer el esfuerzo de inculcar a sus alumnos objetivos y metas y cómo lograrlos y cumplirlos.

      2.- Debe entender el docente que la disciplina no es uniforme, cada alumno tiene sus características y forma de trato.

3.- Debe crearse Asambleas Escolares para ello, quien sabe para todo, donde sea el escenario del análisis y la síntesis, de la propuesta y el debate, de la teoría y la práctica, donde se acuerdo y se aplique, para luego volver a analizar lo cumplido y lo no cumplido y sacar lecciones de los errores. Quien piense que el alumno no puede, está equivocado, muchos lo decimos por experiencia. Al principio por supuesto  es complicado, al final lo nuevo se impone.

      4.- En el caso de problemas serios de conducta o aprendizaje, debe formar pequeños colectivos de apoyo: Los amigos solidarios que vienen a ser los guías y asesores del niño y/o joven en dificultad y planificar juntos la alternativa de solución, jugando dialogando y persuadiendo.

       La palabra clave es persuadir, para crear conciencia. Se moviliza toda el aula y, cada logro debe ser celebrado con júbilo también por toda el aula. Al final vamos a tener estudiantes observadores y reflexivos y poco a poco vamos a lograr una disciplina consciente y democrática.

La persuasión y la educación antes que la imposición. Es decir crear la necesidad de la disciplina y luego la autodisciplina.

Cierto nivel de severidad es necesaria algunas veces, pero como parte de la lección. Son los extremos: No es lo mismo decir por ejemplo ¡No lo hagas!, (con violencia y severidad), a decir, por favor no lo hagas, con firmeza y persuasión.

Que el sistema no te deja, pues hay que sacarle la vuelta al sistema; aplicando una pedagogía transformadora, que contribuya con una sociedad consciente y mejor.


viernes, 6 de julio de 2018

PEDAGOGÍA PARA LA TRANSFORMACIÓN Parte XVI


PEDAGOGÍA PARA LA TRANSFORMACIÓN Parte XVI
-Crisis de la educación: causas y soluciones-
                                                                       Por Carlos Villacorta Valles
                                                                                odesi12@yahoo.es





3.13 TRANSFORMAR EL CARÁCTER IMPERATIVO E INFLEXIBLE DE LA GESTIÓN EDUCATIVA EN UNA GESTIÓN AMPLIA, FRESCA Y COOPERATIVA

Salvando algunas excepciones honrosas, las direcciones y subdirecciones de las instituciones educativas, son un fastidio permanente. Peor si éstas se convierten en agencias autoritarias, convirtiendo las gestiones en un acto desagradable y desarmonizante.

      El Perú es una extensa prisión administrativa, donde la gestión es un martirio. Escuchar  es la habilidad para desviar o simplemente para imponer. Un sistema donde los que tienen dinero abusan de la ley y las normas y para el ciudadano común no se hace nada, porque “no lo dice la ley”.

      Sin ningún tipo de iniciativa, orientación y consideraciones con la realidad, imponen las normas y directivas a pie juntillas, en una flagrante agresión al necesario e indispensable sentido común y, las normas y directivas en sus dioses.

      En el caso del seguro social, que son centros de la salud, es patético, la gestión es algo aberrante, el pobre enfermo, pierde lo poco de paciente que le queda y agrava más su situación de salud. Las UGELES están peor, un simple trámite tiene que pasar por cuatro manos.

      En el caso de nuestras instituciones educativas, este tipo de gestión y administración, son una traba intelectual al trabajo pedagógico de calidad. Los malos directores y subdirectores aluden siempre a las normas y directivas, para hacer las cosas, ante alguna sugerencia o iniciativa novedosa de los docentes. En todo caso dicen “voy a consultar”, buscando inferir sutilmente lo que ellos tienen dentro, un amor enfermizo al cargo, tienen miedo de perder su puestecito; recurren a la  amenaza y el miedo de la sanción, ya sea velada o de frente, en una clara confusión entre autoridad y autoritarismo.

     Ahora bien, no se quiere decir que no se cumpla con la ley, por el contrario, buscamos más bien la armonía en el cumplimiento de la ley y la realidad y los objetivos estratégicos que es inexistente por el supuesto del manejo técnico. “Yo soy técnico” dicen algunos, sin conocer absolutamente nada de lo que ello significa o para esconder sus limitaciones cognitivas.

      Precisamente, lo técnico, es el conjunto de actividades y tareas estratégicas y operativas para gestionar correctamente y conducir los recursos, armonizando los medios, que son los propios recursos, procesos y actividades, con los fines que son los objetivos o propósitos a alcanzar.

      Por tanto, técnicamente hablando, no sólo nos estamos refiriendo a los procedimientos practicistas, sino al manejo teórico y práctico de lo que queremos hacer, en este caso de la gestión.

      La buena gestión o el buen administrador será el que sabe interactuar los dos aspectos indispensables que tiene toda gestión: La estratégica, que son los objetivos bien definidos y la operativa, que son las acciones y procedimientos para llegar al objetivo y, si estos se amparan fundamentalmente en la realidad y necesidades del usuario, será dialéctica y científica, dándole a la gestión, en nuestro caso, educativa, una sensación y sobre todo definición amplia, fresca y cooperativa.
     
Un jefe, debe tener tres características básicas (Directores de IE):

      1.- Democrático-crítico.- Buscador en el desarrollo de su habilidad para coordinar, escuchando y promoviendo todos los puntos de vista. Debe ser un promotor de la participación. El mito del “buen profesor” del que no dice nada, no critica y se dedica en exclusivo a su aula debe desaparecer.

      2.- Científico renovador.- Saber cuando aplica una directiva en todas sus letras y cuando la conjuga con la realidad. Un buen gestor, distingue claramente, normas y directivas de función y normas y directivas de consenso, de lo contrario, anulan la iniciativa y el espíritu renovador.

      3.- Organizador defensor.- Debe ser un gran organizador de las condiciones democráticas y un gran defensor de sus trabajadores, porque fue maestro y sabe cómo es. Los “patroncitos” o “representantes del Ministro de Educación” deben ser combatidos, porque es desalentador.

      El peor error de la gestión es desalentar a los integrantes de la institución, provocar en ellos, inseguridad y amargura. Y, ésta se da cuando el trabajador siente que su participación es estéril o es burlado, cuando no se cumplen los acuerdos y lo peor, cuando se hace lo contrario.


3.14. TRANSFORMAR LA SUPER EVALUACION ESCOLAR ACTUAL QUE NOS VUELVE SUPERMAESTROS, EN UNA EVALUACION CIENTIFICA, DEMOCRATICA Y EQUILIBRADA

Las evaluaciones escolares son una especie de sanción. Lejos de ser una comprobación de logros, avances y dificultades, se han convertido en una letanía del “sí estudió” y el “no estudió”. En definitiva el mito del “buen alumno” el que obtiene notas altas y del “mal alumno” el que obtiene bajas notas o desaprobatorias. Pocos son los maestros que se dedican a enterarse de las causas de las bajas notas en las evaluaciones

      Sin embargo, estas evaluaciones escolares cuantitativos son el eje de la educación. Es el factor que está altamente fortalecido dentro de la educación. En otras palabras: El eje de la educación es la evaluación y su nota, impuesta por el Ministerio de Educación.

      Cuando el maestro dice: “Este es el rol de exámenes” o en todo caso “mañana tomo examen” en el tono que lo diga, suave o fuerte, siempre causa temor y ansiedad en el estudiante. Y, es que precisamente, el informe que tiene que presentar sobre promoción y repitencia está basado en esas evaluaciones. De esta manera: El alumno se prepara para el examen; el padre exige a su hijo un buen examen; el profesor informa las notas de los exámenes. La palabra examen o evaluación es un fantasma que recorre todas las aulas, las calles, el hogar y la cabeza de todas las autoridades educativas. Es un problema más del sistema.

      Tanto es así, que se ha generado un prejuicio muy arraigado que, “de un 50% a más de notas desaprobatorias el malo es el docente”, de tal manera que este docente que pueda encontrar esta realidad en su aula, para aminorar la situación y no tener el problema de porcentaje mayor, emplea todo los recursos que le es posible: revisión y nota de cuadernos, una asignación, un trabajo adicional, etc. Como puede comprobarse, todo referido a evaluaciones y notas, pero no a investigar las reales causas y atacar por ahí. El sistema y su tiempo realmente no te permiten tomar otros factores, te encajonan en la nota.

¿De dónde proviene esta antieducación? Completamente comprobado que viene de las insulsas “autoridades educativas”. Mire usted lo que están haciendo ahora con los propios docentes, la calidad de su trabajo de enseñar, lo van a medir y controlar mediante las evaluaciones punitivas,  según Ley. El problema central es que a la educación se lo está mirando como una fábrica de enlatados. Si se pensaría en seres humanos, no se fabricarían notas; se evaluaría personalidad y valores, actitudes y conductas, ¿cómo? He ahí el quid del asunto, ¡no quieren pensar!

      Llegó la hora que esta situación se contemple con mayor seriedad. Proponernos (Los propios maestros, porque nadie lo hará por nosotros)) una evaluación científica, democrática y equilibrada. Esto es: Lograr que la evaluación vaya más allá del examen cuantitativo numérico. Aproximarnos un poco más cerca de la realidad del alumno, escucharlos a ellos: Suscribir datos, criterios, consignas y propósitos de orientación y mejoramiento del rendimiento académico pero, ante todo, de actitudes y conductas, no sólo del alumno, sino también del profesor. Autoeducarnos debe ser una constante práctica; analizar el proceso del aprendizaje, la programación curricular. Debe haber un espacio prudente para ello dentro de la calendarización. El equivocado concepto: A más dictado de clases mejor calidad debe superarse; porque no permite el intercambio de experiencia docente ocupando algunas horas de clase. La práctica ha demostrado que no es así. La cantidad no puede ser sinónimo de calidad. Hay que buscar que mejorar esta situación. Lograr que la evaluación sea parte de la lección no el fin. Parte del conocimiento no el cuco. Basta de las súper-evaluaciones que nos convierten en súper-maestros.

      La evaluación debe ayudar a aprender cualitativamente: Investigar la realidad, saber analizar y sintetizar, saber poner en práctica los conocimientos, ser más autónomos y responsables y buscar constantemente la perfección de la capacidad y las habilidades. Ser cada vez mejor.

      La evaluación debe ser liberadora: No debe calificar “el éxito” o “el fracaso”, sino el proceso, el avance y desarrollo para ser mejor persona y contribuir en la transformación de los demás y la sociedad.