LA DEMOCRACIA ES UN FRAUDE, NUNCA LO
TUVIMOS, NI EN NINGUNA OTRA PARTE. PLUTOCRACIA ES LO QUE TENEMOS.
Carlos Villacorta Valles
carlosvillacortavalles@gmail.com
Diario Regional AMANECER, Moyobamba-Región
San Martín.
“La democracia es el poder del pueblo organizado”. “La
plutocracia es el poder y gobierno de los ricos”.
En el Perú, el pueblo vota, pero no gobierna. No elige
sus políticas. No decide el rumbo del país. Vivimos bajo un régimen de grupos
delincuenciales –se hacen llamar partidos políticos- y actúan como operadores
políticos de los que controlan el poder económico. El Estado, desde la invasión
española, ha sido convertido en botín. La corrupción, el clientelismo, el
crimen organizado se han infiltrado en todos los niveles ¿Puede llamarse esto
democracia? ¡No! Es plutocracia y cleptocracia, que saquea al país en nombre de
una república ficticia.
No podemos seguir llamando democracia a un sistema
donde el pueblo solo aparece cada cinco años, para luego ser traicionado por
quienes, bajo el manto de la legalidad, -fabricado por ellos mismos-, gobiernan
en su contra.
Desde el siglo V a.C., la democracia ha sido una
máscara de la dominación y explotación. En Grecia, los esclavos y las mujeres
eran excluidos. Solo participaban los privilegiados.
ORÍGENES DE LA DEMOCRACIA
La palabra democracia proviene del griego
antiguo: demos (pueblo) y kratos (poder). Fue en Atenas, en el
siglo V a.C., donde se implementó una de las primeras formas de gobierno
consideradas democráticas. Sin embargo, esta democracia no incluía a la mayoría
de la población: mujeres, esclavos, metecos (extranjeros residentes) estaban
excluidos de todo. Solo unos 3,000 ciudadanos varones libres podían participar,
frente a una población total que superaba los 250,000 habitantes (Hansen,
1999).
Para Moses Finley (1983), esta democracia fue
una "democracia de propietarios", sustentada en el trabajo de los
esclavos, y por tanto, solo fue democracia para una clase dominante. En
palabras de Cornelius Castoriadis (1997), aunque fue un avance
revolucionario para su tiempo, contenía en su seno la contradicción de erigirse
como democracia sobre la base de la exclusión estructural.
DEMOCRACIA ACTUAL: ¿RITUAL ELECTORAL
SIN PODER POPULAR?
En la actualidad, muchos regímenes políticos se
autodenominan democráticos por el solo hecho de organizar elecciones
periódicas. No obstante, el sociólogo Giovanni Sartori (1997) distingue
entre democracia electoral y democracia sustantiva. La primera se reduce al
acto de votar, mientras que la segunda requiere la participación efectiva,
continua y consciente de la ciudadanía en los asuntos públicos.
Noam Chomsky (2000) y David Held (2006) sostienen que las
democracias liberales actuales funcionan bajo una lógica representativa que, en
lugar de empoderar al pueblo, lo desactiva políticamente. Se vota cada cinco
años, pero luego el sistema político responde principalmente a intereses
corporativos, bancarios o transnacionales. En el Perú, a la CONFIEP. Esto
refleja una crisis de legitimidad: se participa en elecciones a nombre del
pueblo, pero se gobierna contra sus intereses materiales.
En América Latina, Boaventura de Sousa Santos
(2010) señala que las democracias han sido “bajas en intensidad”, es decir,
desiguales, excluyentes y secuestradas por élites. La ciudadanía popular
participa solo como electorado, no como sujeto activo de poder ni de decisión
cotidiana.
¿DEMOCRACIA O PLUTOCRACIA?
Carlos Marx (1871) ya sostenía que las democracias burguesas son
"formas políticas en las que la clase dominante ejerce su dominio de
manera consensuada". El poder económico controla los medios de
comunicación, las campañas políticas y el sistema judicial. Por tanto, muchas
democracias actuales operan en realidad como plutocracias: gobiernos de
los ricos, no del pueblo.
En este contexto, Ernesto Laclau y Chantal Mouffe
(1985) proponen una “democracia radical y plural” que recupere la
participación directa y colectiva del poder desde abajo.
QUÉ HACER
Una auténtica democracia, necesita no solo votar, sino
también participar, deliberar, decidir y construir colectivamente el poder.
Sin justicia social, sin igualdad real y sin participación permanente, la
democracia no pasa de ser una ilusión formal.
Para que la democracia sea real y verdadera, se
necesitan transformaciones profundas en diversos niveles. Aquí algunos pilares
fundamentales:
1. DEMOCRATIZAR LA ECONOMÍA
- Redistribución
de la riqueza: la
concentración de riqueza impide la igualdad y niega derechos.
- Control
social de los recursos estratégicos: servicios básicos como salud, educación, agua,
energía y medios de comunicación deben estar al servicio del pueblo, no
del lucro privado.
- Presupuestos
participativos y economía popular solidaria: permitir que la ciudadanía
decida directamente sobre el destino de los recursos públicos.
2. DEMOCRATIZAR EL PODER POLÍTICO
- Reformas
constitucionales desde el pueblo: la constitución debe nacer del poder
constituyente popular,
- Revocatoria
real y consulta popular vinculante: mecanismos directos para controlar a los
representantes elegidos.
- Descentralización
con poder real:
gobiernos locales y regionales con competencias y recursos suficientes.
3. DEMOCRATIZAR EL SABER Y LA EDUCACIÓN
- Educación
crítica y liberadora: como propone Paulo Freire, que forme ciudadanos conscientes, no
repetidores de dogmas.
- Acceso
libre al conocimiento y a las tecnologías: romper con el monopolio
informativo y digital.
- Medios
de comunicación públicos y comunitarios: para que el debate y la información no estén
controlados por grandes intereses.
4. DEMOCRATIZAR LA JUSTICIA
- Independencia
real del Poder Judicial: que no esté al servicio del poder económico o
político.
- Justicia
intercultural y comunitaria: reconocer y fortalecer las formas de justicia de
los pueblos originarios.
- Lucha
frontal contra la impunidad y el lawfare: que no se criminalice a
líderes sociales ni se proteja a corruptos.
5. FOMENTAR LA PARTICIPACIÓN POPULAR PERMANENTE
- Organización
de base:
sindicatos, colectivos, comités vecinales, asambleas populares que
controlen a los poderes del Estado.
- Democracia
deliberativa y directa: más allá del voto cada cuatro años, debe haber
mecanismos de decisión cotidiana desde abajo.
- Juventud,
mujeres y pueblos originarios como protagonistas: no como cuotas decorativas,
sino con poder efectivo.
BIBLIOGRAFÍA
- Castoriadis,
C. (1997). La democracia como procedimiento y como régimen. Paidós.
- Chomsky,
N. (2000). El lucro o la vida. Crítica.
- Finley,
M. (1983). Democracy Ancient and Modern. (Democracia antigua y
moderna). Rutgers University Press.
- Hansen,
M. H. (1999). The Athenian Democracy in the Age of Demosthenes. (La democracia ateniense en la
época de Demóstenes). University of Oklahoma Press.
- Held,
D. (2006). Models of Democracy. (Modelos de democracia) Polity
Press.
- Laclau,
E., & Mouffe, C. (1985). Hegemony and Socialist Strategy. (Hegemonía
y estrategia socialista). Verso.
- Marx,
K. (1871). La guerra civil en Francia.
- Santos,
B. de S. (2010). Refundación del Estado en América Latina. Siglo
XXI.
- Sartori, G. (1997). Teoría
de la democracia. Alianza Editorial.
- Hildebrandt, C. (2022). La
república impune. Lima: HJ Editores.
- Mariátegui, J. C. (1928). 7
ensayos de interpretación de la realidad peruana.