¿QUÉ ES LA
VIOLENCIA Y POR QUÉ SE EXPANDE?
Por Carlos Villacorta Valles
odesi12@yahoo.es
Estamos viviendo más que nunca hechos sumamente
violentos. Dice la RAE: la violencia es
el uso de la fuerza para conseguir un fin, especialmente para dominar a alguien
o imponer algo. En efecto, los que tienen el control de la economía, usan
la violencia y el miedo para dominar e imponer su poder. Eso es así desde la
aparición de la propiedad privada. Esa violencia y ese miedo se han instalado
en la estructura social, primero esclavista, luego feudalista y ahora
capitalista. La propiedad privada por naturaleza es individualista, egoísta,
mentirosa, infiel, calumniadora y violenta. Esa es la razón por la que se
expande. Y esa expansión de la violencia es síntoma de la decadencia y
caducidad del sistema que lo amamanta. Así sucedió al final del esclavismo, del
feudalismo y ahora, del capitalismo.
Entonces, la expansión de la violencia se da por la
caducidad del sistema que lo alimenta, de ninguna manera se debe a la crisis de
valores en las familias, conforme nos quieren hacer creer. El capitalismo, los
únicos valores que tiene es la violencia, la ganancia, el dinero, la mentira, el
egoísmo, la calumnia, la competencia desleal, el individualismo, el control y
la destrucción. A través de la educación y los medios de comunicación, esos
valores son instalados en las familias y las mentes de las personas, que
contradicen el valor del amor, la amistad, la solidaridad, el respeto, la
fidelidad, la sinceridad, etc., creando un ser humano totalmente inestable, muy
débil en su salud mental. El miedo a ser feliz es una virtud en el capitalismo.
Nadie puede ser feliz en un lugar donde tienes que cuidarte de todos.
El miedo es un problema de salud mental que han
instalado en nuestro cerebro. Lo usan cuando quieren para imponernos sus
propósitos, con el miedo nos callan y someten. Ese miedo lo mantienen con la
religión, sus películas de terror, sus invasiones militares, la educación, la
cultura y sus leyes. Con el miedo alargan la agonía y caducidad del sistema.
Esta caducidad del sistema capitalista, engendrará
más violencia, más corrupción, narcotráfico y chantaje político como mecanismos
de alargar su agonía. El cinismo en toda su magnitud se expresará en palabras
de desarrollo y prosperidad para todos, cuando en realidad estamos viendo y
viviendo el aumento de la pobreza, de niños mendigos, enfermos que deambulan
por los hospitales sin atención, empresas mineras que no pagan impuestos y
contaminan nuestros ríos, niños
intoxicados con leche que no es leche, politiqueros y burócratas que usan sus
cargos como agencia de corrupción. Tantas injusticias como formas de violencia
del sistema.
La violencia del sistema ya no lo para nadie hasta
el florecimiento de uno nuevo y su consolidación. Cada vez será más difícil
caminar en este sistema capitalista caduco, el libre mercado ya no existe, si
alguna vez ha existido; sus reglas criminales son cada vez más evidentes, su
regla principal es que los ricos sean más ricos y los pobres sean
desaparecidos. La I y II Guerra mundial, han desaparecido millones de pobres y
siguen las guerras, siguen las invasiones militares, sigue la fabricación de
armas mortales, la provocación de pueblos contra pueblos.
Por todos los medios de comunicación nos amamantan
con cultura de violencia, entonces los capitalistas gritan a grandes voces: “que se expidan leyes donde los niños y
jóvenes tengan que ir a la cárcel por sus delitos o acciones delictivas”, “que
se construyan más cárceles”. Ningún cabeza de capitalista piensa, que la
violencia se ha de resolver con una justa distribución de las riquezas y la
desaparición del capitalismo y en su lugar construir una sociedad comunitaria.
Que desaparezcan la carencia y la opulencia y se forje una sociedad
equilibrada. Considerar, que tanto la carencia como la opulencia, generan
problemas de salud mental, en ese sentido, los obreros, los trabajadores y
todos los que garantizan la producción de la riqueza sin ser los “dueños” y tener el más bajo rango,
deben recibir un salario de acuerdo al costo de vida y un plus de recreación.
En este sistema actual, un ser humano joven y mayor de edad, obrero, para vivir
sin sobresaltos, estrés y malos pensamientos, necesita ganar un promedio mínimo
de 3 mil soles: costo de alquiler mensual de una habitación cómoda,
aproximadamente 600 soles; 800 soles en alimentación; vestido 300 soles
mensuales; medios tecnológicos de comunicación, 250 soles; recreación 150 soles;
chequeo y salud mensual 300 soles y otros hacen un total de 3000 soles. Por tanto, una familia de 4 miembros de ese
rango, tendría que ganar un promedio de 12 mil soles. Eso sin contar otras
necesidades vitales y necesarias. Es violencia del sistema que gane sólo 750
soles mensuales.
¡Qué cosa! -gritará el capitalista-, ¿mi obrero
ganar S/.3000 mensual?, pero que te has creído. Eso disminuye mi capital en
millones de soles. Si eso es así, tendré que aumentar el precio de mis
productos al consumidor. El egoísmo burgués y la brutal indiferencia hacia los
sufrimientos de los demás, no permite que se cumpla esta verdad. Además ellos
controlan el Estado, los gobiernos de turno y el poder económico. El obrero
sometido y controlado, también le parecerá excesivo que gane así, pese a que
sabe que es cierto. Pero, es la pura verdad; es una de las formas de frenar la
violencia.
El aumento de la violencia, la delincuencia, la
corrupción, la desintegración de las familias, el consumismo, la drogadicción y
el alcoholismo, pasando por la pornografía, la pedofilia y otras aberraciones
sexuales, son culpas del capitalismo y su degeneración senil.
El capitalista, jamás estará a favor de los obreros
y trabajadores, pese a que forman parte de su mercancía y fuerza de trabajo más
valiosos. El capitalista, -está demostrado hasta la saciedad-, que utiliza la
violencia como arma de control, a ellos no les interesa frenar la violencia,
muy por el contrario la atizan, les conviene porque es su correa de trasmisión
para sembrar el miedo y desmoralización en la sociedad más pobre y criminalizar
las protestas.
El capitalista, lejos de hacer ello, desempolva la
cultura medieval e impulsa la religión, propaga el morbo y la perversión, el
vedetismo y homosexualismo como modelo y chisme, la violencia degradante y el
misticismo, las supersticiones de todo tipo, pone de moda lo horripilante y
monstruoso, la astrología y la suerte mística, con todo ello, penetra
descaradamente en nuestros hogares a través de los medio masivos de
comunicación principalmente la TV y el cine, promueven libros plagados de
morbosidad, sadismo y masoquismo, de tal manera que cuando veamos en la vida
real lo que hace y significa el capitalismo como sistema morboso, sádico,
violento y genocida, nos perezcan normales.
La violencia del sistema disocia nuestra
personalidad, destruyendo el autocontrol y regulación de nuestras emociones, generando
permanentes crisis personales y familiares por ello nos volvemos más violentos
y nos crean “enfermedades” como negocio: depresión, bulimia, anorexia,
impotencia, bipolaridad, obesidad etc., y
no paran de fabricar pastillas para estos males, pastillas que nos
vuelven más neuróticos. Hay pastillas
hasta para la tristeza y la alegría. Así funciona el Sistema Capitalista.
La violencia del sistema nos enseña a no ver lo que
estamos viendo, sólo nos hacen ver la violencia de los de abajo, maltrato familiar,
feminicidios, golpizas, violaciones, etc.; la violencia de los de arriba se las
ignora o pasan por blandas y aisladas, santas y puras. judicialmente los jueces
siempre salvan a los de arriba, no ir a la cárcel tiene un precio, la libertad
tiene un precio; sus gobiernos no escuchan al pueblo, criminalizan sus justos
reclamos, infiltran y siembran violencia en sus movilizaciones para justificar
terrorismo y represión. Además la exclusión, la pobreza, el hambre, la
explotación, la publicidad comercial, el bajo presupuesto a la educación y
cultura, son formas de violencia del sistema. Por ejemplo, en el Perú 10
millones carecen de agua potable, en Lima, más de 2 millones carecen de este
servicio (Según el Movimiento Peruano sin Agua). Según la OMS, 1620 millones de
niños en el mundo, menores de 5 años sufren de anemia. En el Perú más del 14%
-según MINSA- ENDES 2014-. El 2016 terminó con el 19,8%.
Frente a esta violencia del sistema surge el
derecho fundamental del pueblo a la indignación y la rebelión. Tenemos la única
alternativa clara y sin reservas: transformar la violencia en humanidad, para
ello, investigar, interpretar y transformar este sistema capitalista de
violencia en una mejor, más sana y humana. Un hecho extraordinario, que las
nuevas generaciones han de concretizarla. Nosotros tenemos que crearles el
cimiento.
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