SARAMAGO
Saramago no era el
apellido de mi padre, sino el apodo.
El empleado del registro civil estaba
borracho y añadió Saramago al nombre que yo debía llevar: José de Sousa.
Cuando
me matricularon en la escuela primaria tuvieron que presentar una partida de
nacimiento, y el antiguo secreto se descubrió, con gran indignación de mi padre
que detestaba el mote. Pero lo peor fue que llamándose mi padre José de Sousa,
la ley quiso saber cómo tenía él un hijo cuyo nombre completo era José de Sousa
Saramago. Así, intimidado, no tuvo más remedio que hacer un nuevo registro de
su nombre, por el cual pasó a llamarse también José de Sousa Saramago, como su
hijo. (Por Juan Cristobal).
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