NOS CONOCIMOS EN OTOÑO
Regalo
de Bodas
para Andrés y Carmela
que afirman la vida con su matrimonio.
Estaba
escrito
que vosotros haríais la vida juntos.
Carlos
Villacorta Valles
El amor es universal.
El sufrimiento también.
Nadie nace estrellado,
pues todos tenemos:
inviernos y veranos
primaveras y otoños.
Sin embargo:
la vida es pedernal de
tristezas
y arcilla de alegrías.
se sufre o se goza
como osas vivir.
Hay encuentro de vidas
como ríos van a la mar.
Jamás sabremos
quién encuentra a quién,
y nadie espera encontrar
allí,
a
él o a ella.
¿Quién podría descifrar, la
naturaleza
y
esencia de la vida?
Nos encontramos,
y el amor angelical,
hizo su entrada triunfal
como primavera otoñal.
Se cargó de comprensión
y a golpe de corazón
como el mismo amor de abril
derramó aroma juvenil.
¿Qué importan la materia
y sus fragilidades,
cuando la gloria del amor
nos da comodidades.
Desempacamos el equipaje de
la soledad
y decidimos viajar juntos,
hasta
el silencio de la tierra final.
El reloj de la vida
ha girado a nuestro favor.
Ahora, entregados por entero,
como último estallido de la pasión:
nos
casamos,
sin
temores.
¿Qué la edad no nos brinda
los favores?
Nadie tiene el derecho de
decretar
la abolición del amor de otoño
y santificar la soledad.
La edad, es la edad,
que nuestro espíritu
y el corazón nos dictan.
Nuestro matrimonio,
es la proclamación contundente
del rechazo a la soledad,
y el firme compromiso a la
vida juntos,
al amor, la costumbre y la dignidad.
La vida que nos damos,
es la vida que sumamos
y es la vida que tendremos.
Adoramos mucho más ahora
nuestro destino.
Sea como fuere,
sólo tienen destino común,
aquellos que saben vivir con simpatía,
confianza y lealtad.
Adoramos mucho más ahora:
el grito moribundo de las
estrellas
amenazadas por el alba.
El idioma de los amores
otoñales.
Las palabras que dormitan
y tiemblan en nuestros labios.
Amo los hijos que se marchan
y nos sonríen con sus recuerdos.
La migración con olor de
Cupido.
El no equivocarme haberte
conocido.
Amo tu ternura
que pinta el aroma de las flores.
Amo tu bondad
que dibuja el sonido de las estrellas.
Amo cuando entras por la puerta
y dices cualquier cosa.
Amo tus enojos y
contradicciones.
Amo cuando niegas y afirmas.
Amo el sonido de tus pasos.
Amo tus manos junto a las mías.
Amo nuestras riñas
controladas.
Amo el vaso con que bebes.
Amo el silencioso de tu
orgullo.
Amo los años que nos quedan.
Amo cada segundo contigo.
Pero,
lo que mucho más amo ahora,
es amanecer contigo.
Lima febrero del 2012.
Carlos
Villacorta Valles
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