Sicopatía o perversidad del sistema y el fútbol
Por Carlos Vill
¿Qué es la FIFA? Simplemente es la FIJA. Una buena
parte de sus directivos está tras las rejas, se los ha tragado el capitalismo
futbolero. Aquí ya no diríamos “la plata llega sola”, sino la plata llega
jugando. Eso es el fútbol ahora, una gran masa de dinero, 22 jugadores
corriendo tras el dinero, acicateados por los monopolios imperiales
capitalistas y sus medios de información estupidizando a las grandes masas
pobres. El fútbol se ha asociado a la religión como diría Carlos Marx como
“opio del pueblo”. Además el fútbol se ha convertido en una gran lavandería.
Criollamente diríamos el fútbol es la pichicata del pueblo ¿Esto se puede llamar perversidad? ¡Claro que
sí! La perversidad del fútbol por el sistema. Mira bien, sólo es cuestión de
mirar ¿Acaso a cada ricacho que aparece por ahí no tiene su equipo de fútbol?
Bonita forma de lavar dinero.
La perversidad no sólo está en que juegan millones de
dólares, sino también en los dolores sicobiosociales que causa en la gente
estupidizada, por ejemplo, el supuesto acuerdo que tuvieron la selección de
Perú y la de Colombia en el último partido de las Eliminatorias a Rusia 2018,
resulta que ahora, un fanático viene juntando firmas en redes sociales para que
la FIFA expulse del Mundial a ambas selecciones, es decir, descalificar a ambas
selecciones de la Copa del Mundo del 2018, a celebrarse en Rusia. Por otro
lado, Luis Mariano Rendón, abogado chileno y ex candidato a senador ha denuncia
ante la FIFA, acusando a ambos equipos de “colusión”. Luego están los llantos,
borracheras, endeudamientos, patrioterismo, trasnochaciones, movilizaciones y
heridos y otros excesos.
La prensa mermelera, mercenaria, es una fábrica de
ilusiones, fantasías y locuras sicológicas, de tanto machacar sobre lo mismo,
por ejemplo, nos hacen amar a los futbolistas cuando ganan y a odiarlos cuando
pierden. Perversamente individualizan en la figura de un futbolista el triunfo,
porque así es más fácil el manejo capitalista, a un trabajo de 11 jugadores lo
convierten en responsabilidad de unos cuantos, tratados individualistamente.
Nadie habla del trabajo en equipo, en colectivo, porque el capitalismo tiene un
odio mortal al colectivismo.
La prensa mercenaria, -cuyos dueños son los
capitalistas-, acaba por crearnos lazos de acercamiento y la ilusión de amistad
con los futbolistas, de tal manera que, empezamos a ver los partidos como si
estarían jugando amigos nuestros o patriotas que arriesgan su vida por la
patria o por nuestros intereses. La cualidad esencial de los medios de
comunicación, es la manipulación y la mentira, sin embargo, todo el mundo
“engaña”, nos dirán, es cierto, pero, la mayoría lo hace inocentonamente; se
convierte en sicopatía cuando se vuelve habitual, una constante, y esto es lo
que hacen los medios de comunicación, una manipulación constante. Con belleza,
encanto y ternura dirigen nuestras miradas y nuestras mentes ha donde quieren,
su impacto en la sociedad es letal, profundamente tóxica. El fútbol en manos de
los capitalistas ya es un negociazo, pero, la TV, principalmente se encarga de
consolidarlo y expandirlo.
El fútbol es un negociazo que pervierte casi todas las
mentes, pero, ¿por qué sólo el fútbol y no otros deportes? Aquí también sólo
hay que mirar, es reflejo de todos los males sociales que genera el sistema
excluyente, el principal, el machismo, “el fútbol es de machos”, había dicho un
comentarista deportivo. En estos momentos se está jugando la clasificación en
Vóley para el mundial, sólo están interesados los familiares y amigos de las
jugadoras.
El capitalismo es como un virus, necesita del pueblo
para nutrir su individualismo, en eso consiste la fuerza de su desarrollo, en
el consumo de masas. El consumismo es la fuerza del capitalismo y, el fútbol le
permite ello. El capitalismo engulle todo lo que le va a producir ganancias, no
le importa cómo se originó. En el caso del fútbol por ejemplo que fue un
invento de la clase obrera británica y eso, al capitalista le importa un
pepino.
Sicopatía y fútbol
El fútbol ya no es un deporte propiamente dicho, sino
un deporte de los negocios, te ofrece dinero, fanatismo, drama, tragedia,
conflicto, carnaval y desorden emocional, de ninguna manera es una afición,
menos una pasión. El futbol despierta o exacerba tu sicopatía, en una
borrachera emocional patética, que se la confunde con alegría desbordante que
es totalmente diferente. Por un determinado momento, el fútbol es la válvula de
escape de tus frustraciones. Un desborde y respiro enajenante.
Si miras bien los hechos históricos o cómo las clases
que controlan la economía y el poder político, se van apropiando de la
dirección del fútbol, te van a decir con quien juntarte, la elección de un club
deportivo nacional e internacional, cómo vestirte, qué camiseta deportiva
comprar y, cuando EEUU se impone finalmente en la “guerra fría”, se desboca el
neoliberalismo y marca también el negocio y la explotación del fútbol
profesional. Desde entonces, y lo ves claramente, el costo de un futbolista se
triplica y los traspasos se quintuplican, alcanzando su récord millonarios, año
tras año como deleznables insultos a la pobreza que vive la fanaticada. Los
fanáticos que lindan con la sicopatía, se adeudan para estar con el club de sus
“amores”, indudablemente que les sale caro su fanatismo. Compran camisetas, bufandas, gorras, etcétera.
El fútbol se convierte en una señal de identidad
enajenante, por ejemplo, en los jugos interlocales, asume la señal de una
identidad local, si es mundial, asume la señal de identidad de la nación. Está
clarísimo, si bien los futbolistas representan un país, de ninguna manera lo
hacen por amor a ese país, ellos reciben miles de dólares por esa
representación, y si clasifican reciben millones. Es el dinero y el prestigio
personal que está de por medio para seguir cotizándose en el medio
internacional. Si no nos dejaríamos llevar por nuestra sicopatía, viéramos con
claridad la realidad. Este mundial de Rusia 2018, en el Perú, se está moviendo
cualquier cantidad de millones de soles, tanto en pago a jugadores, premios
millonarios e intereses televisivos. Juegan muchos intereses económicos: de los
propios jugadores, propietarios de clubes, empresas publicitarias, medios de
información, empresas deportivas, los de las empresas publicitarias, los de los
medios de comunicación e inclusive de los politiqueros que sabemos que apuestan
miles de dólares por tal o cual equipo. Al
final, los grandes explotados son los fanáticos.
El futbolista se ha convertido en una mercancía
carísima, que se vende al mejor postor, viven como reyes, explotando las
carencias, necesidades e ilusiones de las grandes masas pobres.
En defensa de la salud mental de sus poblaciones y,
especialmente de los fanáticos, los estados y gobiernos democráticos deben
dictar normas prohibitivas como por ejemplo: debe democratizarse los medio de
comunicación, principalmente la TV., prohibir la publicidad estática en los
estadios y la publicidad en las vestimentas deportivas. No es justo que se nos
bombardee descaradamente y cada segundo con publicidad. Debe dictaminarse que
el precio de las entradas de fútbol debe ser popular y controlado y coordinado
por el Estado. Todo no puede ser ganar y ganar. Sólo es un decir algunas cosas,
porque al capitalismo le interesa un pepino la salud mental de la gente, por el
contrario, nos enferma más y más, para hacernos sus consumidores compulsivos.
¡¡¡¡Todos a Rusia al Mundial de Fútbol 2018!!!!!