martes, 28 de octubre de 2008

PRIMERAS POESÍAS

GERMINACIÓN CHANCA El silencio se hizo hombre el hombre una esperanza la esperanza un suspiro maravilloso de los años primavera sol de ilusiones e imán social de fresca rebeldía. Éramos cinco sueños germinados entre cocos y palmeras en la profundidad del tiempo entre realidades y quimeras de tanto trigo ausente de tantas necesidades volcánicas de tanto llanto coronado de tantas inquietudes acribilladas. Éramos cinco moviendo el infierno Como un puñado inmenso de glóbulos rojos Recorriendo los ojos desnudos como fogatas juveniles Convocando libertad estelar y el espíritu aguerrido de los Chancas. Por un mejor vivir. DÉCADA DEL 70 ABRAZANDO LA UNIVERSIDAD San Martín y Tarapoto eran playas desoladas, cataratas de ignorancia sin fuego universitario. Faltaba la historia de mil voces tumultuosas amasando la memoria sinfónica en un engranaje de trinos estudiantiles. Abrazando universidad. Sólo La Escuela Normal Mixta “Virgen Dolorosa” desbordaba cánticos debiluchos de sonrisas esquivas de jóvenes magisterios de papel de semillas de futuro desahuciado de mandamientos descuartizados por el cura Director que olvidó domesticar el reptil que lleva dentro y nos obligaba fidelidad a las tinieblas. Por eso el grito desnudo ¡UNIVERSIDAD PARA SAN MARTÍN! Por eso invadimos el silencio del coco y la palmera retorciendo sus pálidas avenidas con nuestros pasos encendidos. Por eso fuimos desterrados como palomas agresoras con las alas desangradas. Por eso vengo ahora en el pecuezo de mis versos levantando tormenta de cenizas rescatando la memoria del olvido. Quizá tu no te acuerdas que la universidad de hoy es nuestro sudor de ayer. La década del 70 estudiantes normalistas y secundarios dejamos su aroma en las calles, en las cárceles y en nuestra expulsión estudiantil Edwin, Lionel, Henry, René y Carlos Junto a los secundarios Magán y Ney. Existe bajo el sol tarapotino, sus cocos y palmeras, el registro de los años setenta: El nacimiento de espigas vigorosas juveniles y del gran grito ¡UNIVERSIDAD PARA SAN MARTÍN! Quizá tú, ya no te acuerdas. FUEGO MISTERIOSO Un fuego misterioso debió sentir el pueblo tarapotino la década tierna y bulliciosa del setenta cuando su única Escuela Normal “Virgen Dolorosa” se movilizaba gritando ¡Universidad para San Martín! Éramos un racimo pletórico de jóvenes de diferentes sitios sintetizados en Edwin Rojas de Rioja Henry Díaz de Tarapoto René Rengifo de Yurimaguas Carlos Villacorta de Moyabamba y Lionel Bardales de la Banda de Shilcayo. Sin embargo Éramos nada sin el cálido amor de nuestros compañeros y compañeras y el inmenso amor de nuestro pueblo únicas voluntades poderosas que rompen la oscuridad desparramando mucho valor sembradora de primaveras. FIBRA DE FUEGO Puedo amar la dulce agitación de los ríos caudalosos y concientes al remecer el mar de indiferencias. Puedo amar la dilatada movilización de los transparentes enojos. Puedo amar el inmenso y esclarecedor remolino de ideas. Pero, puedo odiar aún más el maniqueísmo rencoroso de agitaciones paralelas y de imposiciones dogmáticas. Puedo odiar aún más a los críticos carniceros falaces que atacan los destellos personales. Puedo odiar aún más a los melodiosos paladines de los “acuerdos” nebulosos como filipillos floridos para ser acogidos por los destripadores. Amar y odiar es una disputa serena y dialéctica de los que piensan sin penumbras Odiar el café amargo, de frío rencor disfrazado de crítica. Amar el café amargo, cálido y transparente contradicción infinita que despierta y desarrolla Ahí están mis amares. Ahí quedo yo: Fibra de Fuego. En medio del río popular sin lodo y maleza. Sin canoas con proa retorcida por una paz personal dirección engañosa de guitarra adormecida en cuatro paredes. Ahí quedamos todos amando y odiando para amar definitivamente. LIBERTAD La libertad es siempre un ruido maravilloso que el silencio calla como a la verdad. Y Porque creo en la armonía que forja el viento, Amo la libertad, la verdad y la justicia agitándose. Amo mi último glóbulo blanco defendiendo mi anatomía derretida en la aurora pura de la Nueva Sociedad.