jueves, 31 de julio de 2025

FIN DE FIESTA CRIOLLA. AYACUCHO: LA BATALLA QUE NO FUE. SUPUESTAMENTE “SELLÓ LA INDEPENDENCIA”

 

FIN DE FIESTA CRIOLLA.

AYACUCHO: LA BATALLA QUE NO FUE.

SUPUESTAMENTE “SELLÓ LA INDEPENDENCIA”

 Por Carlos Villacorta Valles

carlosvillacortavalles@gmail.com


Jueves 31 de julio 2025

Diario Regional AMANECER. Moyobamba-San Martín.

 

Terminó julio y la celebración del Día del traspaso de poder colonial o fiesta criolla. Después vendría la supuesta batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, dizque “selló la independencia”. Donde se firmó la "Capitulación de Ayacucho", de los 18 puntos de esa capitulación, ninguno está a favor de Perú.  Así, imposible no ser irónico y hasta sarcástico ante semejante criollada, tirando para pendejada, porque no hubo tal, fue una componenda más.

AYACUCHO: LA GLORIOSA RENDICIÓN DE LA INDEPENDENCIA AJENA

Por algún rincón del tiempo, el 9 de diciembre de 1824, los patriotas ganaron una batalla y perdieron la guerra.

Dicen los libros de historia -esos respetables panfletos escolares bendecidos por el ministerio del olvido- que el 9 de diciembre de 1824, el Perú se independizó gloriosamente en la Batalla de Ayacucho. Trompetas, estatuas, desfiles, discursos de cartón piedra. ¡Oh, maravilla! La libertad se habría sellado con sangre, pólvora y patria. Pero basta soplar el telón para ver que tras la "Batalla" hubo más tinterillos que bayonetas, más firmas que fusiles, y más criollos jugando al cambio de amo que pueblos celebrando.

La verdad, esa incómoda señora, nos cuenta otra cosa: la "gloriosa Batalla de Ayacucho" solo fue una elegante rendición pactada, ¿una capitulación? Más bien una componenda, entre el virrey José de la Serna y el general venezolano Antonio José de Sucre. De los 18 puntos de la rendición –perdón- “capitulación”, los pueblos originarios fueron los grandes ausentes. Su lectura real sería de la siguiente manera:

18 MANDAMIENTOS DE LA SUCESIÓN BORBÓNICA - CRIOLLADA:

  1. Se reconoce la rendición de las fuerzas realistas, pero sin ofensa ni humillación. El honor, ante todo.
  2. Todos los jefes y oficiales realistas mantendrán sus rangos y serán respetados.
  3. Los oficiales rendidos podrán regresar a España con todos sus bienes. ¡Ni un solo sol embargado!
  4. El ejército vencido será tratado con cortesía y humanidad.
  5. Se garantizará el respeto a la propiedad privada. Nada de devolver tierras a las comunidades indígenas, por favor.
  6. No se perseguirá a nadie por sus ideas políticas ¡Qué moderna tolerancia!
  7. Se garantiza que los militares no serán juzgados por tribunales patriotas. Más impunidad que en una transición democrática.
  8. A quienes se queden en el Perú se les reconocerán sus derechos. ¡Porque los virreyes, también, tienen derechos humanos!
  9. Se permitirá la libre salida de quienes lo deseen. Hasta con pasaje pagado.
  10. Las tropas realistas serán auxiliadas con alimentos y transporte. ¿Quién dijo que la derrota no puede ser cómoda?
  11. Se permitirá que las fuerzas derrotadas retengan sus armas hasta el embarque. Por respeto, claro.
  12. Los hospitales de campaña seguirán funcionando bajo las normas realistas ¡Ni una curita menos!
  13. Las propiedades, archivos y papeles personales serán devueltos intactos.
  14. Se velará por los intereses económicos de los oficiales REALISTAS y sus familias.
  15. No se publicará ningún decreto de represalia ¡Nadie hablará de saqueos o masacres!
  16. Se evitará toda propaganda ofensiva contra los vencidos ¡Qué caballerosidad!
  17. El tratado será ratificado solemnemente y con testigos ¡Hasta notariado!
  18. Y por último, todo lo acordado tendrá plena vigencia legal, como si fuera la Constitución del nuevo Perú servil.

El original en este enlace:

https://historiaperuana.pe/periodo-colonial/emancipacion/capitulacion-ayacucho

¿Y LOS PUEBLOS ORIGINARIOS? ¿Y LAS TIERRAS ROBADAS?

En esos 18 puntos no se menciona ni una sola vez a los nativos, ni la devolución de sus tierras, ni el fin de los abusos, ni el resarcimiento por los siglos de esclavitud y expolio. Nada. Cero. Ni un mísero punto 19 que diga “devuélvase lo robado”.

José Carlos Mariátegui ya lo decía con amarga lucidez en su “Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana”:

“La independencia no significó una transformación de la estructura colonial, sino un cambio de amos.”

Los mismos latifundistas, los mismos clérigos, los mismos apellidos -pero con nuevos cargos en la república. La corona cambió de forma pero no de esencia. Se abolió el virreinato, pero no se fundó una patria, sino una hacienda más grande con capital en Lima.

AYACUCHO, ESA BATALLA DE PAPEL

¿Quién ganó realmente en Ayacucho? ¿Los pueblos? ¿El Perú profundo? No. Ganaron los herederos de encomenderos, los nuevos abogados de la república criolla, los que cambiarían la bandera pero no el hambre, el escudo pero no la servidumbre. Dice Mariátegui, no se rompió con la colonia, se prolongó con otro nombre.

Don Fernando fue reemplazado por don Simón y sus amigos, con todo respeto al mito bolivariano. Mientras tanto, los pueblos originarios, siguieron arando la tierra con el lomo, pagando tributo, y esperando una revolución que jamás llegó…

En Ayacucho se firmó un acuerdo donde los criollos tomaban el control, los realistas se iban en primera clase, y los nativos seguían en las minas, los obrajes, las punas, los andenes de la miseria.

LA HISTORIA OFICIAL, FALSIFICADA

Cada 9 de diciembre marchamos con banderitas de colores, creyendo que somos libres, porque nos lo dijo el profesor.

Pero los pueblos siguen esperando su verdadera independencia: aquella que devuelva las tierras, honre la memoria, rompa el racismo estructural y entierre, ahora sí, el virreinato fantasma que aún gobierna tras los retratos republicanos.

En resumen, la "gloriosa independencia" no fue ni tan gloriosa ni tan independiente. Fue una componenda escrita con tinta criolla, con rúbrica de generales y silencio de comuneros. Una batalla sin batalla, una firma sin justicia, un parto de nación que parió un calco de la colonia.

Porque al final, como en todo acto de magia polítiquera, lo importante no es lo que se ve, sino lo que se oculta con aplausos, desfiles y feriados patrios.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  • Mariátegui, José Carlos. Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Lima: Amauta, 1928.
  • Basadre, Jorge. Historia de la República del Perú. Lima: Editorial Universitaria, 1968.
  • Bonilla, Heraclio. Independencia en el Perú: Las palabras y los hechos. Lima: IEP, 1972.
  • Flores Galindo, Alberto. Buscando un Inca: Identidad y utopía en los Andes. Lima: Horizonte, 1986.
  • Capitulación de Ayacucho (texto completo). Archivo General de la Nación.
  • Quijano, Aníbal. Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina. CLACSO, 2000.
  • Roel, Virgilio. El Perú en el siglo XIX. Idea. 1986.

 

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