viernes, 24 de agosto de 2018

PEDAGOGÍA PARA LA TRANSFORMACIÓN Parte XIX


PEDAGOGÍA PARA LA TRANSFORMACIÓN Parte XIX
-Crisis de la educación: causas y soluciones-
                                                                       Por Carlos Villacorta Valles
                                                                                odesi12@yahoo.es




3.19. TRANSFORMAR LAS CONDICIONES Y ACTITUDES POCO FAVORABLES PARA LA RENOVACIÓN, EN ACTITUDES Y PRÁCTICAS RENOVADORAS

Son innumerables las condiciones y actitudes desfavorables que registra la historia, generadas por los que controlan el poder económico, para el desarrollo integral de los seres humanos y en particular de los maestros. Lo que pasa es que generalmente no podemos manejarlas adecuadamente por falta de una ideología científica, nos resistimos a desarrollar en nosotros la ideología para la renovación. Estamos encadenados por la ideología liberal que asfixia nuestro pensamiento.

La ideología científica y dialéctica es el oxígeno del pensamiento, pero no nos damos cuenta. O sencillamente no queremos darnos cuenta. Si la cogemos, y si es en perspectiva y en función de una Sociedad mejor se vuelve transformadora.

La dialéctica nos brinda aptitudes creadoras y de resolución de problemas. Una ideología a favor del pueblo nos brinda actitudes y prácticas renovadoras. Cuanto más nos basamos en la realidad de nuestro pueblo mucho más sabemos. Obviar esta norma nos aleja de la renovación, incluso de una buena educación.

Por otro lado, cumplir por cumplir, no es una buena práctica. Menos dejar las cosas a medio hacer, porque las convicciones y las buenas actitudes se fortalecen en la práctica integral.

Nuestro espíritu renovador, debe empezar con volver a estudiar el sistema educativo con una actitud crítica y, a través de ella acerar la convicción y disposición permanente de experimentar para transformar. Lograrlo y aceptar nuevas ideas, sólo es posible también si derrotamos el egocentrismo, el individualismo y desarrollamos una conciencia comunitarista.

Ahora bien, esas ideas las extraemos de la realidad con teoría y práctica; nuestros alumnos también forma parte de esa realidad, por tanto aprender de ellos es fundamental, porque nos permitirá educarlos mejor. El principio básico de la ideología científica es: la unidad de la teoría y la práctica.

Ya no podemos seguir caminando a tientas, tres aspectos a estudiar deben guiar nuestros pasos si queremos ser maestros transformadores y renovadores: estricto estudio de la situación actual –ser objetivos y observar causas y efectos; investigar y estudiar  por nuestra cuenta la historia –del nuestro país y del mundo-, retomar nuestros propios héroes y ancestros, y el tercero es la aplicación de la concepción científica del mundo. En otras palabras, buscar la verdad en los hechos.

Por otro lado, un buen maestro tiene que aprender a ser un buen alumno. Aquel maestro que se cree sólo maestro ya perdió. Hay en nuestros días una imperiosa necesidad de empuñar estos nuevos conceptos de enseñar y aprender. Hay que llenarnos de vida comunitaria. Todos educamos a todos decía Freire.

Dos son las practicar renovadoras generales fundamentales que debemos ejecutar para contribuir con una educación transformadora:

      1.- Liberar el pensamiento del subjetivismo y basarnos en la realidad. No limitarse sólo a los libros, sobretodo, basarnos en los hechos, y autoeducarnos.

      2.- Concebir y observar el mundo dialécticamente: Nos impregna de audacia para innovar y saber ver los nuevos avances  científico-tecnológicos que desarrollan nuevas fuerzas productivas en la actualidad, para ponerlos al servicio de nuestro pueblo.

La ejecución de ambas prácticas renovadoras debe ayudarnos a construir condiciones y actitudes favorables para transformar el mundo.


3.20. TRANSFORMAR LA EDUCACION CONSERVADORA DE LA FAMILIA Y LOS HIJOS, EN EJES DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL


Se nos enseña que la familia “es la célula básica de la sociedad”, lo que en buen romance significa que de ella dependen las buenas costumbres y la moral de la sociedad. Nada más falso. Simultáneamente, tanto las costumbres y la moral familiar, así como su situación concreta, son determinadas por las condiciones económico-sociales del período histórico concreto donde se desenvuelve la familia. Ésta contribuye en parte, pero no determina.

Los modos de producción esclavista y feudalista, han generado por ejemplo una familia donde el hombre es el sustento vital de ella y la mujer se encargaba exclusivamente del hogar. Claro que lo hacían por “machismo”. El sistema capitalista que estamos viviendo, prácticamente ha destruido ese tipo de vida familiar  al tratar al hombre como una mercancía más, pagarle un ridículo salario por su fuerza de trabajo y convertir también a la mujer en una asalariada más, para poder sobrevivir, puesto que la del hombre no es suficiente.

El capitalismo arrancó el velo patético-sentimental que encubría las relaciones familiares feudales y cristianas, reduciéndolas a una mera relación de dinero. Las condiciones de vida del nuestro pueblo equivalen ya hoy a la destrucción de las condiciones de vida de las familias. Su relación respecto a la mujer y los niños nada tiene ya en común con la situación familiar burguesa. Nuestro pueblo ya casi no tiene vida familiar.

¿Qué vida familiar puede existir, donde padre y madre tienen que salir a trabajar por necesidad? Y en la mayoría de los casos no hay posibilidad de contratar a alguien que los cuiden y eduquen ¡Cómo quedan los hijos! Abandonados. Por más esfuerzos que se prodiguen no es igual.

Toda esta situación, nos ha hecho comprobar en la práctica, que la mujer como madre, es el eje vital del desarrollo equilibrado de la personalidad de los hijos, el hombre en ese sentido es complemento, porque es más tajante, en cambio la mujer es más persuasiva, pero, aquella mujer que diga “espera que venga tu padre ya vas a ver” deja de cumplir ese rol y desequilibra la formación. Por eso la mujer debe dedicarse a leer y autoeducarse. Es fundamental.

Salinas H. (2013), en su libro, Las empresas-país y gran transformación, nos reitera: “¿Cuál es el origen del problema? Mis investigaciones me orientan a señalar que el origen de todos estos males de sociedad radica en la Repartición Individualista. Es decir, en que el 100% del resultado neto de la actividad económica se orienta, única y exclusivamente, al propietario de la empresa o a sus accionistas. La casi totalidad del esfuerzo de un pueblo se concentra en poquísimas manos (menos del 1% de la población total)”. Pág. 10.

El sistema capitalista, inclusive, injustamente ha triplicado el trabajo de la mujer trabajadora, obrera, campesina, maestra: Seguir con el cuidado principal de los hijos, llevar a cabo las labores domésticas y luego salir a trabajar remunerativamente. Sin embargo, las mujeres de los capitalistas, tienen a sus obreras o “trabajadoras del Hogar” para hacer las cosas por ellas y, éstas (las burguesas) se dedican a la frivolidad, vanidad de mujeres con plata, teñida con la sangre de la mujer obrera. Por eso sus hijos son déspotas, individualistas, egoístas, fríos, frívolos y desconsiderados. Hay que ver cuando llegan a gobernantes, les interesa un pepino la gente o sus gobernados que sobreviven con un nuevo sol diario.

El Dr. Hugo Salinas, también nos reitera: “Una civilización que bajo el manto de “democracia” continúa miles de años de dominación, exterminio, rapiña, esclavitud, servilismo y apropiación total de los bienes duramente producidos y construidos por los pueblos del mundo y, en especial, del Sur. Con el manto del “terrorismo” o “invasión de inmigrantes” pretenden ocultar las grandes desigualdades socio-económicas generadas durante estos miles de años de oprobio y humillación”.(1)

Así pues, la situación de crisis familiar que vivimos, -generada por el sistema- ha obligado que veamos a la escuela como la única formadora y educadora de nuestros hijos y la TV como distracción en la casa. Los cuidados cariñosos de los padres casi han sido relegados totalmente del seno de los hogares pobres. No hay tiempo para arrumacos cuando de sobrevivir se trata. Pero, esto debe cambiar, hay que recuperarnos y recuperar nuestras familias con contenido diferente, no dejemos que se debilite nuestro espíritu de clase. El hombre nuevo tiene que aprender a desarrollar su vida familiar comunitaria. El esfuerzo de compartir tareas es importante.

Ha llegado la hora de crear y forjar las familias comunitarias, las escuelas comunitarias, la economía comunitaria y como tal la sociedad comunitaria. El hogar debe ser la primera fuente de formación del niño. No olvidar que las familias las constituimos a través del amor primero de pareja y luego a los hijos. El amor es un afecto grande que una persona siente por la otra y busca siempre su bienestar. La tolerancia sana y equilibrada y la fuerza de la costumbre, deben ser los antídotos cuando se cree que el amor se ha resquebrajado.

Tampoco olvidar que nosotros somos los primeros adultos que ellos, nuestros hijos, van a tener acceso. Hay que buscar y hacer el esfuerzo de brindarles una educación transformadora de todo lo que creemos injusto. Empezando desde la familia, contrarrestando las influencias negativas de la TV y la calle. Padres permisivos, indulgentes o autoritarios, no hacen nada bien, todos los afectos deben tener un justo equilibrio. Las familias deben ser también escuelas de democracia. Absolutamente nadie hará ello por nosotros, somos nosotros mismos en comunión con otras familias que lo haremos, siempre pensando en función de la Sociedad Mejor. Es clave.


NOTAS:

(1)http://www.rebelion.org/noticia.php?id=210358

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